Como ya comentamos en las formaciones, cuando nos introducimos en el mundo de la agricultura ecológica y la agroecología debemos considerar el huerto como un ecosistema en sí mismo. Y esto implica dejar de llamar «malas hierbas» a muchas plantas que están por el huerto y que tendemos a eliminar…

¿Por qué las malas hierbas no son tan malas en realidad?

La visión del huerto como ecosistema entiende que, dentro de huerto hay muchos elementos (abióticos y abióticos) que se interrelacionan entre sí, dando lugar a un equilibrio dinámico que asegura las propiedades del ecosistema para que éste se mantenga en el tiempo y sea capaz de adaptarse a las perturbaciones (es lo que llamamos resiliencia ecosistémica). De esta forma, cada uno de estos elementos cumple una función fundamental para mantener dicho equilibrio.

¿Qué funciones tienen en nuestro huerto?

Estas plantas pueden ser fundamentales para ayudar a la fauna auxiliar del huerto:

  • Fuentes de polen y néctar como alimento complementario necesario.
  • Fuentes alternativas de presas en momento de escasez de plaga o cuando no hay cultivo.
  • Refugio en todos los sentidos: protección, lugar de nidificación, hibernación, etc.

Además, sus raíces favorecen la actividad microbiológica del suelo, así como el mantenimiento de la materia orgánica y la protección frente a la erosión.

Por eso comenzaremos a llamarlas «plantas compañeras»….

Por ejemplo, aquí podéis conocer algunas de las flores necesarias en cualquier huerto…

Muchas de estas plantas son plantas silvestres, y no sólo poseen una bella floración, algunas también son plantas medicinales con excelentes propiedades y usos curativos….

Poco a poco iremos ampliando información sobre estas plantas: la ortiga, el diente de león, la caléndula, la mostaza blanca….