La preparación del medio de cultivo es de las primeras tareas que debemos abordar en nuestros huertos, con ella buscamos:

  • Aportar nutrientes para las plantas (fundamentalmente NPK, esto es, nitrógeno, fósforo y potasio).
  • Conseguir una textura adecuada del terreno (en cuanto a esponjosidad, porosidad, profundidad) que permita el crecimiento de las raíces y la fijación al sustrato.
  • Tener un equilibrio entre drenaje y retención de agua para que ésta quede a disposición de las plantas pero no se encharque el terreno y se pudran las raíces.
  • Modificar las características químicas del terreno tratando de que no quede ni muy ácido ni muy básico. Intentaremos que el pH sea algo menor que 7, es decir, un pH ligeramente ácido (esta última cuestión en general no nos debe preocupar mucho, pues al aportar sustrato al huerto ya conseguimos que se generen pHs adecuados).