Pasada la época de bajas temperaturas nos acercamos al despertar de la huerta, momento en el que la presencia de mariposas no sólo nos alegra la actividad hortícola, sino que también nos ayudan a polinizar y mantener en equilibrio nuestro pequeño agrosistema. Estos y otros motivos, hacen más que significativo ubicar un Oasis de mariposas en nuestro centro educativo.

Según avanza el invierno y nos acercamos a la primavera, no es extraño encontrar mariposas revoloteando por las zonas verdes de nuestro entorno. Sin embargo, es cada vez más complejo localizar a estos invertebrados en medios urbanos, la destrucción y/o alteración de sus hábitats es cada vez más frecuente. Prácticas humanas como el empleo de pesticidas en zonas verdes y jardines de la ciudad o el fomento de la construcción de grandes infraestructuras intensifican la dificultad de poder encontrarnos con estos insectos una mañana soleada de marzo.

Para contrarrestar esta problemática, podemos contribuir a mejorar el hábitat de estos insectos en nuestro entorno urbano proporcionándoles alimento y/o refugio. Es decir, podemos facilitar en nuestro entorno áreas ajardinadas en las que prosperen diferentes plantas nutricias para las orugas (fase juvenil/larvaria de las mariposas) y plantas de grandes fuentes de néctar para los individuos adultos. Estos espacios ajardinados son identificados como Oasis de mariposas.

Nuestros huertos escolares sostenibles suponen un lugar idóneo para instalar estas áreas favorecedoras de la fauna lepidóptera. Es importante que la zona destinada presente diferentes tipos de plantas atractivas para las mariposas, tanto en su fase larvaria como adulta. En estado larvario, las mariposas se verán favorecidas si introducimos en nuestros espacios plantas crucíferas como coles o capuchinas, plantas silvestres como malvas o cardos y plantas leguminosas como guisantes o habas. En su estado adulto, las mariposas tendrán predilección por plantas nectíferas como labiadas (lavanda, romero, tomillo), ericáceas (brezos, madroño) o compuestas (margaritas, caléndulas, crisantemos), entre otras. Otra opción es mantener el área seleccionada del huerto sin segar ni labrar, dejando que la flora local crezca libremente. Flores de plantas espontáneas como la ortiga, el diente de león o la mostaza silvestre son muy atractivas para las mariposas, así como la hierba de porte alto. Estos espacios pueden funcionar también como un potente recurso educativo y de disfrute para el alumnado y docentes.

 

Con el objetivo de concienciar y empoderar a vecinos y vecinas como agentes activos en este sentido, la Asociación Española para la Protección de las Mariposas y su Medio (ZERYNTHIA), en colaboración con la Sociedad Ibérica para el Estudio y Conservación de los Ecosistemas (SIECE), promueven y facilitan recursos que ayudan a instalar estos espacios, promoviendo y fortaleciendo una red de Oasis de mariposas repartidos por todo el país.

 

¡Anímate a iniciarte en el mundo de las mariposas y pon un Oasis en tu centro educativo!