Elaboración de semilleros de primavera y verano

Con el fin del invierno, llega la hora de empezar a planificar la huerta de cara a la primavera y el verano. Una de las cosas que podemos empezar a hacer cuando ya hayamos pensado cómo queremos que sea nuestra huerta de verano, es hacer los semilleros. Cuando llega este momento,  además de mucha ilusión, también pueden surgirnos muchas dudas, y por eso, vamos a intentar resolverlas de manera sencilla para que podáis ir trabajando con los y las más pequeñas en su elaboración.


¿Qué es una semilla?

Aunque parezca una pregunta muy obvia, responderla nos va a ayudar a conocer cuáles son sus cuidados a la hora de elaborar nuestros semilleros. Las semillas son los embriones de las plantas, que se encuentran rodeados por varias capas, asegurando así su protección y su nutrición en las primeras fases de la germinación, en las que la planta, no realiza la fotosíntesis.


¿Qué es un semillero?

Llamamos semilleros a aquellos contenedores cuya finalidad es alojar una semilla y cuidarla durante la germinación y las primeras fases del desarrollo. Los envases que utilicemos para los semilleros pueden variar de tamaño según el tamaño de la semilla, pudiendo fabricar nuestros propios contendedores con materiales reciclados como envases de yogur, hueveras, bricks, etc. Los envases de semilleros ya preparados para ellos presentan ya agujeros en las base para eliminar el exceso de agua, por lo que, si queremos reutilizar algún envase, es importante acordarse de la realización de los mismos. Puede ser una buena actividad para los y más pequeños, realizar estos agujeros mediante el uso de punzones, por ejemplo. 


¿Qué sustrato empleamos para nuestros semilleros?

Cuando las semillas nacen, por lo general durante las primeras semanas, no emplean los minerales del sustrato como fuente de alimento, pues carecen de hojas verdaderas funcionales para realizar la fotosíntesis (habiendo algunas excepciones), sino que emplean las reservas nutritivas de las semillas. Esto es importante tenerlo en cuenta, de cara a pensar qué tipo de sustrato necesitarán. Por lo general, las semillas lo que necesitan, es un sustrato mullido que permita el desarrollo de sus raíces y facilite la salida del tallo y los cotiledones (hojas sin función fotosintética) a la superficie, así como la entrada de oxígeno para facilitar la respiración de las raíces. Es conveniente, además, agregar algo de sustrato abonado, para que las semillas tengan una reserva de minerales de cara a cuando desarrollen sus primeras hojas verdaderas y empiecen a fabricar su propio alimento. Por ello, recomendamos el uso de una mezcla de ¾ de fibra de coco para asegurar la retención de la humedad y el fácil desarrollo de las raíces y la entrada de oxígeno, y ¼ de humus de lombriz, como aporte de nutrientes.

Una actividad que podemos hacer en el huerto escolar es preparar esta mezcla, practicando así algunos conceptos matemáticos. (Video explicativo sobre cómo realizar un semillero: Enlace)


¿A qué profundidad debo enterrar mi semilla?

Pues es muy sencillo, usaremos la regla del “doble de su tamaño”. Semillas de muy pequeño tamaño, como las de las zanahorias, los rabanitos o las lechugas, han de colocarse superficialmente sobre el sustrato del semillero, cubriéndolas ligeramente con el propio sustrato, mientras que semillas de mayor tamaño, las enterraremos a una profundidad del doble de su tamaño. De esta manera, nos aseguraremos que  la salida de la plántula a la superficie no se vea impedida por una gran capa de sustrato.


¿Cuándo germina una semilla?

En función a la especie y la variedad, las semillas germinan a distintas velocidades y en distintas condiciones de humedad, temperatura, oxígeno e incluso, tipo de suelo. Las semillas pueden tener rangos de germinación desde unos días hasta 3 semanas, e incluso, de meses. Por eso,  en la naturaleza en ausencia de manipulación humana, muchas semillas pueden permanecer bajo la tierra  “dormidas” durante todo el otoño y el invierno (en estado latente) y germinar con la llegada de la primavera.

Cada semilla tiene una temperatura y un grado de humedad óptimo de germinación, por lo que es necesario informarse previamente a la hora de realizar un semillero, para saber qué lugar será el más óptimo para su localización y cuanto riego debo aplicarle para favorecer la rehidratación de los tejidos y las puesta en marcha de la maquinaria, sin que la semilla pueda sufrir durante la germinación por exceso o defecto de agua.


¿Qué problemas me puedo encontrar a la hora de realizar mis semilleros?

En ocasiones, puede que nuestros semilleros no cumplan nuestras expectativas de tener plantas diminutas en perfecto crecimiento. Hay ocasiones en las que las plantas pueden morir durante las primeras semanas por problemas propios de la semilla o relacionados con el trato que han recibido,  o ser inservibles para su trasplante en el huerto por ser demasiado débiles. Esto sucede cuando las condiciones de luz, calor o humedad no son las adecuadas, o son demasiado fluctuantes, sufriendo algún tipo de estrés que provoca fallos en el desarrollo. También, sucede a veces, que ponemos demasiadas semillas en una solo alveolo/envase, por lo que las plantas comienzan a competir por el espacio, el agua o los nutrientes. En el trabajo con los y las más pequeños/as, es importante trabajar en torno a todas las posibles circunstancias que puedan suceder, poniendo especial atención a la paciencia y al ciclo de la vida, así como a la necesidad de poner muchos semilleros, no tanto con el objetivo de tener muchas plantas, sino con el objetivo de que, las que crezcan y salgan adelante, lo harán fuertes y sanas y tendrán un espacio en nuestro huerto. Por ello, os recomendamos que:

  • Reguéis vuestros semilleros de forma periódica y estipuléis una cantidad fija para todas las veces que reguéis. De esta manera, evitaréis el estrés de la planta por cambios en la cantidad o frecuencia de humedad que recibe. Os recomendamos que reguéis con un pulverizador, ya que de esta forma, os aseguraréis de que la humedad llegue a todo el sustrato, sin encharcar, y evitando que la fuerza del agua arrastre las semillas al fondo del semillero. El sustrato ha de estar siempre mojado para asegurar que la rehidratación de la semilla se da de forma adecuada
  • Coloquéis los semilleros en una zona donde de la luz directa incida de forma más o menos homogénea sobre todo el semillero, para evitar que las plantas se ahilen, es decir, que su tallo se alarguen de forma desproporcionada buscando la luz (aquí algunos trucos para solucionarlo: enlace).
  • Si habéis puesto más de una semilla por alveolo, podéis eliminar aquellas que estén más débiles o trasplantarlas a otro envase o alveolo, para evitar que compitan por el espacio o los recursos.
  • Cuando las plantas hayan crecido unos 15-20 cm, podréis empezar a buscarle un hueco en el huerto.

¡Y sobre todo mimarlos y cuidarlos!