En uno de los extremos del parque, custodiada por la Montaña Artificial y por la Ermita de San Isidoro encontramos este curioso capricho de carácter romántico que nos traslada a otra época. Sus funciones a lo largo de los siglos han sido muchas y diversas.  Rodeada por agua en sus cuatro costados al estar situada en medio de un estanque artificial su único acceso posible es a través del puente que la comunica. Hoy te contamos su historia.