Las calles de Villa de Vallecas se impregnarán el próximo domingo, día 8 de mayo, del olor que desprenden los óleos y acuarelas que los artistas participantes en el XVI Certamen de Pintura Rápida al Aire Libre Escuela de Vallecas usarán para plasmar en sus lienzos su visión sobre las distintas escenas y paisajes que ofrece el distrito.

A partir de las 08.30 h y hasta las 09.30 h del domingo 8, el Centro Cultural Fatou recibirá a los participantes ya inscritos y a los que quieran hacerlo ese mismo día. Allí, se les sellará e identificará el soporte donde vayan a realizar su obra, que deben pintar a lo largo de la mañana y a la vista de todos los viandantes del distrito.

La temática versará sobre Villa de Vallecas y los autores tendrán libertad en cuanto a técnica y estilo. Una vez finalizado el tiempo de ejecución, las obras se expondrán en el Paseo Federico García Lorca, donde el jurado valorará la originalidad e innovación, la creatividad, la calidad artística y dificultad en la técnica realizada para elegir a los ganadores.

En esta edición, se han establecido tres premios de 1.800, 1.000 y 400 euros para el primero, segundo y tercer clasificados, respectivamente. Además, hay un Premio Especial Juvenil, dotado con 200 euros, para el mejor artista joven.

La Escuela de Vallecas

La Escuela de Vallecas, de la que toma nombre el certamen y el primer premio, es un movimiento artístico surrealista de principios del siglo XX cuyos referentes fundacionales fueron los escultores Alberto Sánchez y Francisco Lasso, junto con el pintor Benjamín Palencia. Su exaltación de la naturaleza y el paisaje rural logró atraer a poetas, intelectuales, pintores de la época, entroncando con la vanguardia internacional del primer tercio de siglo.

El segundo premio del certamen lleva el nombre de Cirilo Martínez Novillo, perteneciente a la segunda etapa de la escuela y quien, junto con Benjamín Palencia y otros artistas coetáneos, tornó su temática hacia el paisaje castellano para evadirse del drama de la postguerra.

El tercer premio se llama Cerro Testigo en referencia al nombre que los autores de la primera escuela dieron al cerro Almodóvar, convertido en un baluarte donde contemplar el paisaje que era su fuente de inspiración.