Mantillas, abanicos, colgantes y diferentes adornos hechos a base de puntillas pudieron contemplarse este fin de semana en el paseo de Federico García Lorca, durante la celebración del V Encuentro Nacional de Bolillos de Villa de Vallecas, un evento en el que participaron 238 bolilleras y bolilleros.

Durante toda la mañana, las personas que se inscribieron, venidas de diferentes localidades madrileñas y de otras Comunidades Autónomas, compartieron un espacio de trabajo con las alumnas de los talleres de bolillos de los Centros Culturales Francisco Fatou y Zazuar.

El público asistente pudo contemplar las diferentes formas de  realizar los encajes, cuyas técnicas pasan de generación en generación, con diferentes estilos: Ruso, Hinojosa, Brujas, entre los más habituales. Muchos de ellos tienen una larga tradición histórica, encontrándose su origen en el siglo XVII, época de mayor auge de estos bordados que crearon escuelas artísticas en toda Europa y cuyos nombres se siguen utilizando.

Con la ayuda de plantillas, además, es posible tejer bordados con múltiples utilidades: abanicos, sombrillas, colgantes, marca-páginas, pañuelos, chales, velos y un largo etcétera, que tiene que ver con la imaginación de cada bolillera.

Por su parte, las personas que participaron en el encuentro de este año, se acercaban unas a otras, para elogiar los trabajos presentados, así como los que ejecutaban en aquel momento. Muchas de ellas ya se conocían porque suelen coincidir en las convocatorias que se organizan dentro de los programas de fiestas, en todo el territorio nacional.

Una fiesta de todo el distrito

El distrito de Villa de Vallecas organiza el evento, a través del Centro Cultural Francisco Fatou, cuyas alumnas del taller de encaje de bolillos son las auténticas promotoras de la iniciativa.

Su celebración se enmarca dentro de las Fiestas de la Primavera, que se prolongan durante todo el fin de semana. El éxito de las ediciones anteriores de este quinto encuentro nacional ha logrado que se incluya como una cita obligatoria dentro del programa oficial de las fiestas.

Las propias alumnas colaboran de forma muy activa, buscando el apoyo de los comerciantes de la zona, consiguiendo que donen regalos de lo más diversos: cestas con labores, menaje de cocina, plantas, encurtidos y hasta un total de 31 obsequios. Cada comerciante se convierte en patrocinador, en la medida de sus posibilidades, contribuyendo a una rifa final entre los participantes.

Por su parte, la organización también les obsequia con una pequeña bolsa de catering, en la que se incluye cada año un obsequio diferente. En esta ocasión, se buscó un pequeño soporte para reproducir un abanico, incluyendo también los hilos para confeccionarlo.

Como en años anteriores, las alumnas de los talleres municipales volverán a sus aulas encantadas por el éxito de convocatoria que ha tenido su encuentro en esta última celebración.