Ya están disponibles los resultados del experimento de Ciencia Ciudadana: Los Vigilantes del Aire. Consistió en un análisis de la calidad del aire en áreas urbanas y rurales españolas a finales de 2020 realizado por  la Fundación Ibercivis y el Instituto Pirenaico de Ecología con financiación de FECYT-Ministerio de Ciencia e Innovación.

¿Cómo se realizó?

El experimento en vez de analizar directamente muestras de aire de cada lugar, lo cual sería costoso y limitado, ideó sensores de captación de aire atmosférico que se prolongaban en el tiempo, se distribuyen fácilmente y se mantienen correctamente durante varios meses. ¿Qué dispositivos son esos? Muy sencillo: las plantas. Concretamente plantas de fresas (Fragaria vesca L.)

Se distribuyeron 5.790 plantas de fresa por toda España. Para poder comparar la calidad del aire en los distintos núcleos atendiendo a la población, las plantas se localizaron en:

  • Grandes ciudades: Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza y Bilbao.
  • Ciudades de tamaño medio o pequeño: Vitoria, Granada, Castellón, Algeciras, Burgos, Girona, Pontevedra y Torrelavega.
  • Grandes pueblos: Villanueva de la Serena, Tuy, Atarfe y A Estrada.
  • Localidades pequeñas: Belorado, Báguena, Luna, Erla y El Poyo del Cid.
  • Aldeas: Luco de Jiloca y Las Pedrosas.

En el caso de Madrid, de las 700 plantas el  CIEA El Huerto del Retiro actuó de «Embajador Regional» y se encargó de distribuir 400 plantas entre Huertos Urbanos Comunitarios, Huertos Escolares y Huertos en Centros Municipales. A su vez desde cada huerto se distribuyeron las plantas entre sus participantes. El reparto se realizó sólo entre los huertos que lo solicitaron. Hubo tantos que se dio una cantidad limitada de plantas a cada huerto. En este blog se explicó el arranque del proyecto.

Cada municipio utilizó su propio Embajador Regional.

El experimento consistió en que las plantas estuvieran durante más de dos meses regadas y cuidadas al aire libre, en contacto directo con la atmósfera de la ciudad: balcón, terraza, ventana… pero no en espacios interiores. Más o menos desde mediados de septiembre hasta mediados de diciembre.

Llegada esta fecha las personas participantes retiraban dos hojas nuevas de su planta y las enviaban por correo postal a la sede de la Fundacion Ibercivis en Zaragoza.

El siguiente reportaje de Madrid Directo lo explica muy bien.

Resultados

De las 5.790 plantas repartidas se recibieron 2.755 muestras de hojas de fresa, un 48% de tasa de retorno. Aunque a priori no lo parezca, es un nivel muy alto de participación en un proyecto de Ciencia Ciudadana. Del total recibido 2,465 fueron aptas para su análisis. Se desecharon aquellas que no adjuntaron toda la información precisa para su ubicación, eran demasiado pequeñas para hacer bien el análisis o llegaron en mal estado. En el caso de Madrid la tasa de retorno fue del 40%, 282 de las 700 plantas repartidas.

Las muestras se sometieron a la técnica SIRM (Saturation Isothermal Remanent Magnetization) que consiste en someterlas a campos magnéticos y así analizar varios metales como zinc, cadmio, plomo y cromo presentes en la hoja tras su exposición al ambiente.

El resultado se puede consultar a través de un mapa detallado en el que viene el resultado de las muestras y también se desglosa por poblaciones.

Tal y como se esperaba las localidades con mayor población, tráfico rodado y marítimo, y/o actividades industriales contaminantes en su área de influencia tienen unos resultados de presencia de metales en su atmósfera mucho mayores que los municipios con menor densidad de población, menor intensidad de tráfico y/o poco tejido industrial en su periferia.

Resultados en Madrid

Madrid presentó valores altos distribuidos por el área metropolitana siendo estos mayores conforme nos acercamos al centro de la ciudad y disminuyendo puntualmente en áreas residenciales de la periferia.

En realidad se esperaba que tuviera unos niveles más altos que Bilbao o Barcelona, pero las lluvias que hubo desde octubre hasta diciembre cayeron muy repartidas en distintos frentes, lo que provocó que hubiera periodos de estabilidad atmosférica muy cortos y dispersos. Esto facilitó que no se acumularan tantos contaminantes atmosféricos como en años anteriores. Por eso la calidad del aire ha mejorado sustancialmente respecto a 2019 en todos los contaminantes medidos en la red de vigilancia de la calidad del aire, incluidos los metales pesados.

 

Si quieres saber más

Se puede consultar el Informe Científico-Técnico 2020-21 donde especifica con rigor la metodología utilizada y analiza los resultados obtenidos en cada una de las poblaciones.