Madrid enterró esas raíces bajo el asfalto e intentó borrar su pasado campesino en nombre de la modernidad. Sin embargo, todos los años las fiestas de San Isidro nos recuerdan que tenemos a un hortelano como patrono de la ciudad. Esta exposición nos muestra que la agricultura nunca abandonó del todo Madrid, nos cuenta en imágenes una historia arrinconada en sus riberas, arrabales y solares.









