Perfume, maquillaje, ropa sensual, regalos… ¿quién copia a quién en las técnicas de cortejo?
Más de uno y de una habrá tenido un detalle con su pareja con motivo de San Valentín, pero no somos los únicos seres vivientes capaces de poner en práctica gestos románticos (o lo que consideramos como tales). Los animales ponen en práctica actitudes y conductas instintivas para seducir a la pareja deseada, permitiendo el reconocimiento entre machos y hembras de la misma especie sin desencadenar reacciones de defensa.
Las tácticas usadas para atraer a la posible pareja son variadas: colores llamativos, olores, aumento de tamaño, danzas de cortejo, movimientos estereotipados, vocalizaciones o pequeños obsequios
En la mayoría de las especies la elección de la pareja es llevada a cabo por las hembras -que seleccionará aquellos machos que aseguren la supervivencia de la progenie a través de unos mejores genes-, lo que se vuelve de gran importancia evolutiva para los machos. Los criterios que llevan a una hembra a elegir a un compañero frente a otros varían considerablemente de una especie a otra, pero en muchos casos son los desfiles de cortejo los que permiten a la hembra evaluar dichas características, así como la motivación y la calidad del macho, convirtiéndose de esta manera en un importante criterio de selección sexual.
La primera evidencia de conducta de cortejo en los artrópodos se remonta a hace 105 millones de años, como demuestran registros fósiles encontrados en el yacimiento de ámbar cretácico de Peñacerrada (España)
Hay especies que son poco exigentes en la elección y otras que se toman su tiempo antes de elegir al padre de sus hijos. Esta decisión está determinada evolutivamente, de manera que aquellas especies que tienen reproducción sexual externa (en la que no hay cópula, sino que el macho deposita un espermatóforo – paquete de esperma recubierto de una capa que previene su desecación y nutrientes para el desarrollo de los huevos- en zonas de paso, para que la hembra lo recoja y lo introduzca en su aparato genital) a penas desarrollan actos relacionados con el cortejo; mientras que las especies con reproducción sexual interna precisan de una evaluación más exhaustiva de sus parejas.
Hay tardígrados, onicóforos o dipluros (entre otras especies) con fecundación interna, donde el macho conserva la capacidad de producir espermatóforos que introducen voluntariamente dentro de las hembras
En el arte de la seducción… cada maestrillo tiene su librillo
En el juego del amor intervienen todos los sentidos… pero a veces salirse de la norma es determinante para destacar entre los demás.
Y uno de los casos más curiosos nos lo ofrecen las arañas pavo real (Maratus spp.), cuyos machos levantan su tercer par de patas y hacen vibrar su cuerpo mientras muestran sus coloridos dibujos, en un elaborado baile de cortejo para llamar la atención de la hembra.
Otra estrategia para ganarse a las hembras es hacerles un regalo nupcial. Por ejemplo, los machos araña Pisaura mirabilis envuelven insectos en seda y se los ofrecen a las hembras; llegando incluso a intentar engañarlas con objetos no comestibles. Pero las hembras no se quedan cortas… les guste el regalo o no, a veces huyen con él sin consentir el apareamiento.
Cuando se trata de elegir pareja, las libélulas o caballitos del diablo machos llevan a cabo un laborioso cortejo que incluye maniobras de vuelo a alta velocidad. Pero además, un estudio que utilizó imágenes térmicas encontró que los machos que calientan sus cuerpos volando en zonas soleadas mejoran su capacidad aeronáutica, volverse más atractivos para las hembras.
Entre los decápodos destacan las ostentaciones de tamaño; teniendo su máximo representante en el cortejo del cangrejo violinista (Uca lactea), que poseen una pinza desproporcionadamente grande, cuyos movimientos, unidos a los golpeos del suelo con las patas, son señales para atraer a la hembra (mucho más pequeñas) hacia su madriguera.
En otras ocasiones, una buena serenata será el detonante. Algunas moscas (Drosophila spp) prefieren la música producida por las alas de los machos; e incluso en arañas está documentada la comunicación mediante estridulaciones (producidas al chocan extremidades entre ellas o contra el suelo).
Los machos de díptero de la familia Chloropidae golpean los tallos de las plantas para producir un sonido que atrae a las hembras
Pero no todo acaba con el cortejo. El modo de proceder del macho tras la cópula es vital para su superviviencia (como en el caso de las famosas mantis religiosas o las viudas negras) en las que el canibalismo sexual está extendido como modo de asegurar un aporte proteico extra a la futura madre.
Riesgos asumibles con tal de perpetuar la especie
El cortejo puede convertirse en una verdadera lucha por la supervivencia en algunas especies, que tienen que sopesar el riesgo de reproducirse contra la posibilidad de ser detectado por un depredador.
En este sentido, la emisión de sonidos no juega a favor de los cantantes, ni los «vestidos chillones» favorecen a los modelos. En el caso de grillos, saltamontes, cigarras o mosquitos, algunos murciélagos o aves pueden escuchar las llamadas de apareamiento de los machos para localizarlos.
Existen otros métodos más sutiles para detectar la presencia de los individuos, siendo la emisión de olores uno de los más comunes. Para ello, muchas especies producen ciertas sustancia química que permiten la identificación intraespecífica con fines de apareamiento o comunicación, denominadas feromonas.
Las feromonas sexuales producidas por las hembras de las mariposas del género Saturnidae pueden ser detectadas por machos situados hasta a 11 kilómetros de distancia
Pero el empleo de feromonas sintéticas se ha convertido en el principal reclamo para la captura de especímenes en los métodos de control de plagas. Además, la mayoría de las feromonas contienen dobles enlaces carbono-carbono y se sabe que el ozono los destruye fácilmente, de manera que la contaminación atmosférica puede contribuir al declive global de los artrópodos.
Las señales químicas no solo se traducen en olores, sino que en algunos grupos (como las luciérnagas) les confieren una capacidad luminiscente; de manera que la longitud de onda y las cantidades de luz emitidas varían entre las diferentes especies, haciendo que no se confundan entre sí.
Un curioso ejemplo de empleo «ilícito» de las señales de apareamiento lo tenemos en las hembras de luciérnaga del género Photuris, -carnívoras depredadoras de luciérnagas macho de otras especies-, que son capaces de imitar la frecuencia lumínica de cortejo de sus potenciales presas para atraerlas y devorarlas
En otras ocasiones, son los cambios en la presión del aire los que provocan la modificación del comportamiento de apareamiento y cortejo, lo que reduce el riesgo de lesiones o incluso la muerte producida por los fuertes vientos y la lluvia.
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Impartido por D. Francisco José Cabrero Sañudo, Da. Sandra Grzechnik y Da. Inés Jiménez– en colaboración con el Grupo de seguimiento de biodiversidad y el Museo de entomología de la Universidad Complutense de Madrid-, en el Seminario digital descubrirás los curiosos comportamientos que preceden y acompañan al apareamiento durante la reproducción de los artrópodos.
Antes de finalizar el directo, se reservarán unos minutos para formular preguntas y resolver dudas con los ponentes. Pero si deseáis formular vuestras consultas con antelación podéis enviarnos vuestras preguntas a infocasacampo@madrid.es y Francisco, Sandra e Inés las contestarán durante el seminario.
¿Cuándo y dónde?
Tendrá lugar viernes 23 de febrero a las 12:00 horas a través de este enlace, en nuestro Canal YouTube, donde podrás hacer consultas sobre el tema en directo.
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Todo esto… y mucho más
Para ampliar la información sobre el tema, invitamos a consultar los siguientes enlaces:
WEBINAR: Cangrejos y otros crustáceos invasores (SOS INVASORAS)