Serie Campamentos I
Conciliar, educar y divertir son los principales verbos que se conjugan cuando hablamos del origen de los campamentos urbanos que pueblan la mayor parte de los distritos de la ciudad. Actividades, diversión y cuidados para el verano.
En el CEIP República de Venezuela en Usera casi un centenar de niños y niñas han convivido en julio desde las 8 ó 9 hasta las 15 o 16 horas, de lunes a viernes, participando en un campamento en el que se potencia el juego, las actividades artísticas, la integración y la educación en valores como la igualdad. Todos y todas de muy distinta edad, porque en los campamentos conviven niños desde 2º de Infantil hasta cualquier curso de Primaria, y procedencia, convirtiendo los campamentos en una experiencia de convivencia, mestizaje y multiculturalidad enriquecedora para los más pequeños.
Gracias a iniciativas como éstas, se puede conciliar el trabajo y la vida, por lo que estos campamentos están muy demandados, sobre todo en julio. CEIP República de Venezuela, el Puerto Rico y República de Brasil son los centros en los que abren desde julio a agosto, aunque República de Venezuela se estrena este año en estas actividades para cubrir la demanda de la segunda quincena de julio. Además este año, se pueden llevar los niños y niñas también durante los primeros días de septiembre.
Educación en valores de igualdad y convivencia
Todo son ventajas. Estos escolares cuentan con servicio de acogida y desayuno, comedor (en el que por cierto, “no hay problemas de “esto no me gusta” y se lo comen todo”, según relata la coordinadora, Ana) y una ampliación de horario hasta las 16 horas. También se incluyen salidas a la piscina, aunque con estos calores el agua siempre está presente en los juegos.
Pero lo más importante es que la lista de actividades y juegos que incluyen estos campamentos y que desarrollan monitores de Kidsco incluye la diversidad, la motivación, la integración y la convivencia. Así, desde las actividades deportivas – baloncesto o fútbol -, pasando por los juegos grupales como el iglú, hasta llegar a las clases artísticas (en las que se elige una artista como Maruja Mallo, Dali o Yaypi Kusama y se recrea su obra a nivel de cada edad) están guiadas por una serie de pautas de buena convivencia con la que los propios niños y niñas decoran el colegio, conscientes de lo importante de estos lemas para disfrutar de un campamento de colores, risas y buen rollo. Así no es de extrañar que muchos de los niños son repetidores y vuelven cada verano a estas aulas tan divertidas.