«Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca».
Jorge Luis Borgues
El primer rayo de sol que cruza el barrio rebota en la nueva cristalera que deja entrever la luz de la mañana, va poco a poco cubriendo los lomos y despejando las primeras letras desde los tejuelos pulidos y firmes, recién estrenados. Y así, de forma pausada y casi como un runrún, se desperezan los nuevos vecinos San Fermín.
Acaban de habitar un espacio esperado y recibido con ansia de lectura, de pasillos, de rincones donde ojear tapas y guardas. Con ganas de referencias, renglones, ideas y clubes inaugurados en los que hacer amigos de papel. Pero sobre todo, se han establecido en un barrio con hambre de historias, de aventuras, de conocer vidas nuevas, de volar, viajar, sentir miedo, amor y aprender en cada tomo que desprende olor a tinta, con una leve acidez de papel mezclado con los pitidos de la tecnología de las nuevas formas de leer: se abren las puertas de la nueva Biblioteca Pública San Fermín.
Una de las bibliotecas más grandes de Madrid
La recién inaugurada Biblioteca Pública de San Fermín ocupa un edificio de cuatro plantas con fachadas de cristal, ubicado en la avenida de San Fermín, 10, con jardín, biblioparque y terraza y que abrió sus puertas en marzo. Y es un ejemplo excelente de la colaboración de la ciudadanía con la Administración.
El espacio que, con una superficie útil de uso bibliotecario de 2.475 m2, es una de las bibliotecas más grandes de la ciudad, está pensado para todos los lectores y cuenta con una gran sala infantil y bebeteca, espacios de convivencia y descanso, equipamiento tecnológico, espacios flexibles y versátiles que garantizan usos culturales variados e innovadores con una agenda cultural amplia.
El edificio se organiza en cuatro plantas de forma rectangular, tres de las cuales se encuentran sobre rasante y un sótano. En la planta baja se localiza el acceso general y la zona de prensa y publicaciones, la de internet, un área de descanso, la zona de biblioteca infantil-bebeteca y los despachos de los bibliotecarios.
En la primera se sitúa un mirador volado o la ‘casita del árbol’ con unas vistas elevadas, el rincón más original y atractivo de la sala. En el espacio principal de la planta se localiza la sala de préstamo y cuenta con una para los lectores juveniles y de cómic, salas de trabajo en grupo y un espacio polivalente, transformable mediante un sistema de paneles acústicos en dos espacios de menor tamaño con prestaciones.
La planta segunda está dedicada principalmente a sala de lectura, un gran espacio con numerosos puestos de trabajo o lectura; cuenta con una terraza transitable con jardín.
Un proyecto de todos
Surgió de un proceso participativo e innovador que ha recogido las ideas y deseos del vecindario y entidades asociativas que se sumaron al grupo de trabajo para contribuir al diseño y definición del equipamiento. Una ilusión por una biblioteca en el barrio que viene de lejos, como demuestra el proyecto de biblioteca vecinal nacido en los años 90 del pasado siglo y que durante años han mantenido desde la Asociación Vecinal de San Fermín. Ha sido un proyecto financiado por el Programa Operativo FEDER de la Comunidad de Madrid 2014-2020.
El proyecto se inicia en el 2016 y desde sus inicios se plantea como un edificio singular, que llegue a convertirse en un símbolo de la identidad cultural del barrio, que recoja su historia y que incluya su espacio circundante. Así nace un equipamiento que, además de ser una de las bibliotecas más grandes de la ciudad, cuenta con zona exterior convertida en jardín, el biblioparque, y con una terraza en la planta superior con un jardín autosostenible.
El respeto ambiental y la eficiencia bioclimática son ejes en el diseño del edificio con una orientación norte abierta al jardín mediante una gran fachada de cristal y muros cerrados en las fachadas sur y oeste. El edificio genera la energía para mantener su actividad y reducir la huella energética producida en parte por paneles fotovoltaicos instalados en la cubierta. Y la apertura de la instalación hacia el exterior con cristaleras y espacios amplios y luminosos para tener la sensación de estar ‘leyendo en un parque’ y cumplir así el ideal de la vida. Como sentenció Cicerón, «si cerca de la biblioteca teneís un jardín, ya no os faltará de nada».