¿Quién no recuerda una sesión de cine en su barrio? ¿Esa peli de la infancia? ¡Toda esas navidades con Benhur en la pantalla y su carrera de cuadrigas con Mesala…!  Si hasta lo apunta el poeta Sabina: “(…) juegos de manos a la sombra de un cine de verano (…) donde siempre daban una de romanos”.

Esa nostalgia cinéfila y sentimental debe de invadir Usera para que haya revivido desde hace unos años sus proyecciones bajo las estrellas en los actuales cines de verano. Pero el afán cinéfilo fue mucho más que estas nuevas propuestas estivales y los cines de barrio se aglutinaban en Usera a mediados del siglo pasado, encabezados por nombres como Niza, Lux o Praga, junto a los del distrito cercano de Arganzuela.

El cine Lux ( Almendrales, 35) fue la estrella de su época desde 1962 cuando estrenó Londres llama a Polo Norte y Una rubia para un gánster. Ofertaba sesión continúa y tenía capacidad para un millar de espectadores. Se cerró en 1972. Ocho años después apagaba también las luces el cine Niza (Marcelo Usera, 86) que, desde 1960, albergaba butacas denominadas de ‘gran empaque’ para la época que se desmantelaron en 1980 para convertir las salas en un salón de bodas y bautizos.

Cine de barrio

Pero sin duda el que acaparaba toda la fama era el cine Usera en la calle de Gabino Jimeno, 15, que se inauguró en 1947 con un aforo de 726 butacas de patio, dividiendo la sala en dos con salidas a esa calle y a Nicolás Sánchez.  Sus ocho primeras filas, más baratas, separadas del resto, facilitaban esta distribución, lo que permitía que funcionara el local en esas calles tan estrechas y daba la sensación de ser dos salas independientes con menos público.

Según reza en su constitución “es un edificio modesto, de nueva construcción, en el que se tiene en cuenta la obligación de dotar, a los locales de espectáculos públicos, de refugios antiaéreos”, según regula el Decreto de 20 de julio de 1943*. Ya entonces, el cine era considerado cultura y el Sindicato de Espectáculo autorizó su construcción porque “contribuirá al enriquecimiento nacional y al embellecimiento de la ciudad”. Es baja en 1987 para convertirse en un supermercado.

Pero Usera es más que una sala de cine y también se postula como plató para grabaciones y rodajes con distintas localizaciones destacadas como el parque de Pradolongo o la plaza de Andrés Arteaga y sus característicos pisos de cuatro plantas ,construidos a principios de los años 1950, a los que se ha recurrido en escenas de la serie Veneno (2020), entre otras, además de la conocidísima escena en Marcelo Usera de Atraco a las tres (1962), de José María Forqué.

Noches estrelladas

Pero la esencia cinéfila del distrito sigue activa con iniciativas como Cinema Usera, proyecciones de carteleras de actualidad bajo las estrellas durante una noche de verano a la semana durante el estío en una explanada de la calle de Primitiva Gañán rehabilitada como sala de cine. Un proyecto vecinal que incluye otras actividades culturales como conciertos, cortos o ciclos y el fomento del séptimo arte en el distrito.

Las historias narradas se trasladan también a otro punto del distrito con las pelis que ofrecen las ediciones del cine de verano en el Auditorio del Parque Lineal del Manzanares. Y la tradición sigue con propuestas como cine en curso,  donde estudiantes de secundaria de colegios del distrito dirigen y graban cortos con los temas que les interesan y que han puesto en valor escenarios e historias de cine.

 

*Madrid y el cine. Panorama filmográfico de cien años de historia. Pascual Cebollada y Mary.G. Santa Eulalia. Publicaciones Consejería de Educación. Comunidad de Madrid. Madrid, 2000.