Por el Huerto Urbano de la Ventilla pasan anualmente más de 3.000 personas que participan en los talleres organizados para escolares, grupos de rehabilitación psicosocial, cursos de empleo, campamentos, presentaciones  y actividades de ocio y cultura

El  arquitecto Ricardo Higueras Cárdenas, autor del pabellón de Iniciativas Ciudadanas de la Expo de Zaragoza 2008, intervino en el diseño del proyecto inicial

El Huerto de la Ventilla colabora activamente entre otras organizaciones con el área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo para la formación de educadores sociales y ambientales

Hace siete años un grupo de vecinos y vecinas empezaba un proyecto de huerto urbano en un solar abandonado al norte del distrito de Tetuán, en la calle Mártires de la Ventilla. Enmarcado dentro de la Agenda 21, se trataba de contribuir a la mejora del entorno urbano a través del fomento de buenas prácticas medioambientales y hábitos saludables de consumo en la ciudad de Madrid. En el proyecto inicial participó el arquitecto Ricardo Higueras Cárdenas, autor del pabellón de Iniciativas Ciudadanas de la Expo de Zaragoza 2008, popularmente conocido como el Botijo. Para el huerto urbano de la Ventilla, Higueras  diseñó dos instalaciones en un proyecto de bioconstrucción que recuperaba el uso de los elementos tradicionales y naturales como la paja, las cañas o el adobe.  Actualmente, sus construcciones sirven como espacio de almacén para guardar los utensilios.

El proyecto del Huerto Urbano de la Ventilla va más allá del terreno ubicado en la calle Mártires de la Ventilla. Ha participado activamente en la celebración de los carnavales y la semana de la movilidad de la Junta Municipal del distrito de Tetuán; Tetuán a la calle, Feria de entidades, Proceso de desarrollo comunitario y colabora con otras entidades del distrito como la Fundación Juntos para Jugar y Radio Almenara. Por el Huerto Urbano de la Ventilla han pasado también algunos grupos de los centros de mayores del distrito: Leñeros y La Remonta así como centenares de escolares de la Escuela Infantil La Plazuela, Colegio Lorenzo Luzuriaga e Instituto Padre Piquer, que han participado en diferentes programas didácticos en el huerto.

El Huerto Urbano de La Ventilla es una iniciativa viva que se adapta a las necesidades del entorno y que se ha multiplicado con el tiempo. Más de 3.000 personas pasan anualmente por el huerto para participar en los talleres y campamentos organizados para escolares, en presentaciones o actividades culturales; en los grupos de rehabilitación psicosocial del Hospital de Día de Madrid y del Centro de Rehabilitación Psicosocial Fuencarral, o en las Comunidades Activas en Salud. La formación para el empleo es otra de las vertientes importantes del proyecto. Así se han organizado talleres y cursos de aprendizaje con la Agencia para el Empleo del Ayuntamiento de Madrid y la fundación Ecoembes para la formación de los educadores ambientales. También han utilizado el Huerto Urbano de La Ventilla los educadores de fin de semana del Área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo del Ayuntamiento de Madrid. Así mismo, El Huerto Urbano de la Ventilla colabora y participa, entre otras, con organizaciones y asociaciones como Cáritas, Cruz Roja Española, Universidad Pontificia de Comillas, Afanias o Fundación Melior. Todas ellas han dejado su huella en el espacio enriqueciendo así cada vez más esta iniciativa.

Un proyecto auto gestionable y ecológico

El huerto de La Ventilla sólo ha sido posible gracias al tesón de un grupo de vecinos y vecinas de este barrio del distrito de Tetuán. Una quincena de personas son las que están más involucradas y participan más activamente en el proyecto. Juanma García, coordinador del espacio infantil y secretario de la Asociación Vecinal Ventilla-Almenara es el alma del huerto de La Ventilla.

Los más de 1.300 m2 están muy bien aprovechados y se distribuyen en diferentes áreas y espacios. El huerto está dividido en zonas con diferentes técnicas de cultivo.   Una construida utilizando la técnica de bancales destinada a hortalizas de verano e invierno: tomates, pepinos, calabazas, calabacines, pimientos, lechugas, repollos; son algunas de las variedades que podemos encontrar. En la zona de secano se han recuperado verduras tradicionales como las berzas, las collejas, las borrajas y las habas.

En el Paseo de los Frutales más apropiados para el clima continental y seco de Madrid usando menos riego han prosperado entre otras especies manzanos,  perales, ciruelos, cerezos, higueras, membrillos, albaricoques, granados y nísperos. El Caminito de las Viñas ocupa una parte muy importante de El Huerto de La Ventilla, constituye en sí mismo un pequeño museo de la vid ya que están plantadas hasta 30 variedades diferentes de uva. También hay una zona de semillero en la que se preparan los cultivos y se guardan semillas de todas las plantas de la ubicación. En el mismo habitáculo hay una zona dedicada a las plantas aromáticas, las carnívoras y a los cactus y crasas.  Unos neumáticos viejos sirven para acoger a las xerófilas, plantas que requieren muy poca agua y que se han adaptado muy bien al clima de Madrid. También se encuentra una zona ornamental con flores y el jardín del suspiro.

Uno de los programas con los que se trabaja es una zona dedicada a la permacultura. Lo incorporaron tras el paso de una bióloga alemana que vino a Madrid para completar sus estudios de doctorado. Integrando conceptos de permacultura y hulgerkultur más que una técnica es una auténtica filosofía de vida que busca mantener el equilibrio del entorno. La base es un espacio autosuficiente en el que se gestionan los recursos de manera sostenible para beneficio de la propia naturaleza. No se genera basura.  Todo se integra  en el medio siguiendo el ciclo natural. Además, todo el huerto utiliza abonos naturales principalmente compostaje de las podas que proceden del propio recinto.

Un vergel y espacio asociativo para el barrio abierto a la ciudad

La parte social del huerto de La Ventilla es muy importante. Se ha creado un espacio polivalente que permite la organización de talleres y cursos para diferentes colectivos en los que se comparten y difunden buenas prácticas medioambientales como la optimización de recursos, la regeneración del suelo, el uso responsable del agua y el reciclado de materiales. Entre las últimas acciones que se han realizado dos talleres de Ecoempleo del que se han beneficiado 12 mujeres. Los lunes es el día que acude el Centro de Rehabilitación Psicosocial Fuencarral; el cuidado de las plantas y el acondicionamiento del jardín es un gran estímulo para la recuperación de las personas que acuden. Entre semana durante el curso escolar son frecuentes las visitas de alumnos de diferentes centros. Los sábados es el día de reunión y de reparto de los frutos, verduras y hortalizas que ha dado el espacio.

El ocio para los vecinos ha adquirido protagonismo. El huerto es lugar de encuentro entre generaciones. Para los niños se ha convertido en un espacio lúdico mientras que para los adultos es un espacio de reunión e integración en el que se comparten las vivencias. De hecho, una de las apuestas ha sido abrir una zona de divertimiento donde los más pequeños acuden a jugar y a pasear todas las tardes al acabar el colegio y en su tiempo libre. Los niños deciden como gestionan sus juegos y el coordinador del espacio Juanma García diseña talleres para potenciar la creatividad de sus participantes y donde  aplica en el día a día conceptos como colaboración, solidaridad, humanidad y gestión de las emociones para hacer frente a una sociedad cada vez más competitiva.

Las opciones de ocio no acaban aquí. El Huerto cuenta desde hace un par de años hasta con una biblioteca cuyo espacio ha sido una de las últimas incorporaciones. Así todos los jueves de septiembre a julio hay un rincón de lectura tranquila y de préstamo de libros. También se organizan veladas, teatro, cuentacuentos, actuaciones y conciertos. Las posibilidades son infinitas. Como escribieron los niños al redactar las normas  del espacio  “El huerto es un sitio para pasarlo bien”. Todas las personas son bienvenidas.