Fue el pasado sábado cuando la Cuesta de Moyano se vistió de fiesta. Tras el parón de la pandemia, levantaban el cierre las casetas, volvían los bibliófilos y los paseantes para los que ‘la cuesta’ es siempre una cita en su agenda, una ocasión para husmear entre esas pequeñas joyas, ejemplares descatalogados, tesoros de bibliófilos que guardan sus 30 puestos . La Junta Municipal de Retiro, en colaboración con la Asociación de Amigos de Moyano ‘Soy de La Cuesta’, quiso dejar constancia de ese afortunado retorno. Y convocó a cinco ilustradores para hacer el relato de la vuelta.

Almudena del Mazo, Alberto Albarrán, Joaquín González Dorao, Patricia Metola y Marta Ponce, arropados por el saxo de Miguel Le Goff y la guitarra y el violín del dúo Melopea, pinceles y lápices en mano retrataron un Moyano  recuperado. Sus ilustraciones, junto con una selección de los dibujos realizados en los últimos años por aficionados y otros profesionales con la Cuesta de Moyano siempre como protagonista, han estado expuestas en la caseta 22 hasta hoy jueves que, coincidiendo con el Día del Libro, se han sorteado entre los ciudadanos.

Ha sido Santiago Saura, concejal presidente del distrito de Retiro, “la mano inocente” encargada del sorteo que muestra la alegría por el retorno de, como él mismo señalaba, “un espacio único, singular y un punto de encuentro de todos los madrileños”. “Reactivando Moyano –añadió- estamos contribuyendo a reactivar, no solo el distrito de Retiro, sino de toda la ciudad de  Madrid”.

Tampoco ha querido faltar a la cita el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, ni la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Andrea Levy, que se han disfrutado del paseo entre libros y  la acogida de los libreros.

Testigos de la vuelta a la ‘Feria del Boquerón’

‘Regreso a Moyano’ es una iniciativa enmarcada dentro del ciclo de espectáculos de música, teatro, magia, coros y circo ‘Calles vivas en Retiro’, organizado por la junta municipal del distrito junto con la Asociación de Amigos de Moyano ‘Soy de La Cuesta’ con el objetivo de acercar la cultura a la ciudadanía.

Actualmente coexisten 30 casetas regentadas por hijos o nietos de los fundadores  de esta feria, creada hace un siglo, y donde  se podían adquirir libros por apenas 15 céntimos, el precio de un aperitivo de la época, lo que le valió el  calificativo de la ‘Feria del Boquerón’, por parte del escritor Ramón Gómez de la Serna.

Esas pequeñas casetas de madera de apenas 15 metros cuadrados,  sin luz ni calefacción, dieron paso con los años a las actuales, más amplias, más cómodas pero con diseño similar a las iniciales. Un carril bici y la peatonalización de la zona, la consolidan como un lugar de encuentro, paseo, compra y, en definitiva, una visita obligada en la ciudad.