El conjunto arquitectónico de viviendas situado en el número 10 de la calle Peironcelly , en el barrio de Entrevías y el pasado que encierra entre sus muros, son desconocidos para la inmensa mayoría de los madrileños. El edificio, bombardeado durante la Guerra Civil, fue fotografiado por Robert Capa, convirtiéndose en un símbolo de la barbarie de la Guerra. En la sesión del Pleno del Ayuntamiento de Madrid, celebrado el día 20 de julio, se ha llegado a un acuerdo de incluirle en el catálogo de bienes y espacios protegidos, adquirir el terreno y dar solución a los problemas de habitabilidad de las familias que residen en ese edificio.
Este edificio, de una sola planta, dividido en 14 viviendas de 25 m2. y distribuidas a través de patios interiores, se corresponde con un estilo mudéjar, utilizado en construcciones de principios del siglo XX, sobre todo, en viviendas de alquiler para familias de extracción humilde. En la actualidad, es la única de estas características en todo el Distrito de Puente de Vallecas.
Esta construcción recuperó todo su interés tras la decisión unánime del Pleno de la Junta Municipal de Puente de Vallecas, celebrado el pasado 5 de julio, para preservar dicho inmueble. La decisión tomada por el Pleno, viene motivada por la campaña #SalvaPeironcelly10, promovida por la Fundación Anastasio de Gracia, contando con el apoyo de entidades culturales y pacifistas de España, Francia, Alemania y Estados Unidos, y estando respaldada por numerosas personalidades, pertenecientes a diferentes ámbitos sociales y culturales.
La campaña se inició desde dicha entidad presentando sendas solicitudes en el Ayuntamiento y en la Comunidad, para incluirlo dentro del catálogo de bienes y espacios protegidos y como Bien de Interés Cultural, respectivamente. Desde la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid se ha rechazado la petición, al ser considerado como “infravivienda”, aunque propone que se incorpore al Comisionado de la Memoria Histórica y que se incluya dentro del mencionado catálogo.
Antes darse a conocer el dictamen de la Comunidad de Madrid, la medida había sido ya considerada por el Ayuntamiento de Madrid. Tras el Acuerdo Plenario del día 20 de julio, de adquirir el inmueble e incluirlo en el catálogo general de edificios y espacios protegidos del Plan General, una de las posibilidades que se barajan, sería convertirlo en museo, dado su valor testimonial.
Además, se van a realizar otras actuaciones de menor calado, como la realización de un mural en la fachada de la Iglesia de San Carlos Borromeo, en el que van a colaborar los alumnos que participan en los talleres del Programa Vallecas Labora.
Desde el ámbito de la negociación, se han establecido dos vías de diálogo desde la Junta Municipal del Distrito Puente de Vallecas. De un lado, se han mantenido entrevistas con los promotores de la iniciativa “Salvemos Peironcenly 10”, con el objetivo de preservar el edificio. De otro, dada su utilización como vivienda y debido a las malas condiciones de habitabilidad, se han convocado a las familias que residen en este edificio, para buscarles una solución.
El próximo mes de septiembre se realizará una reunión entre los promotores de la Iniciativa “Salvemos Peironcely 10”, la Junta Municipal del Distrito de Puente de Vallecas y el Área de Gobierno de Desarrollo Urbano Sostenible para fijar de forma efectiva los términos que definan la protección del inmueble.
Historia de una fotografía
Robert Capa, seudónimo de Endre Ernö Friedmann, al igual que otros muchos intelectuales, llegó a nuestro país para apoyar al gobierno republicano, realizando su trabajo como corresponsal de guerra. Tanto la foto tomada en la calle Peironcelly, como otras muchas realizadas después de los bombardeos, fueron publicadas en los periódicos de mayor tirada en Europa y Estados Unidos, reflejando la barbarie sufrida por la población civil y más en concreto, la vulnerabilidad de la infancia en esta contienda.
Aunque la imagen había trascendido internacionalmente, tras la muerte de Capa, no se conocía su localización exacta, hasta que los fotógrafos José Latova y Alberto Martín, tras celebrarse una exposición en Vallecas sobre las consecuencias de la guerra, comprobaron que se correspondía con la fachada de la vivienda situada en la calle Peironcelly.
Parafraseando uno de los títulos publicados por el hispanista Michael Richards, recuperar el relato que Robert Capa quiso mostrar en su foto-reportaje sobre los bombardeos alemanes en Vallecas, supondría rescatar parte de la “Historia para después de una guerra”, así como de la obra gráfica de este periodista, silenciado en nuestro país durante el tiempo que duró la dictadura.
Testimonio de la Memoria Histórica
Los bombardeos sufridos en Vallecas forman parte de la Batalla de Madrid, al inicio de la Guerra Civil. En otoño de 1936, el ejército sublevado decide realizar ataques contra la población civil, tanto en el centro de la ciudad, como en las poblaciones próximas. Tal y como señala Josep María Solé i Sabaté, por primera vez en la Historia, una capital europea es bombardeada desde el aire. Vallecas y Tetuán de las Victorias son las más afectadas por dichos ataques, realizados por pilotos alemanes, a bordo de los aviones Junker Ju 52, los mismos aparatos que fueron utilizados en los bombardeos de Guernica.
Las huellas dejadas por la aviación nazi todavía se observan en la fachada del edificio de la calle Peironcelly, convirtiéndose un recuerdo traumático para los supervivientes de la contienda. Entrado ya el siglo XXI, forma parte de una identidad colectiva que entre todos hemos definido como Memoria Histórica y que está empezando a reconstruirse, gracias a la genealogía referencial de los nietos- y ya biznietos- de la guerra, aunque su relato todavía se presente enturbiado con un ADN marcado por el “miedo a significarse” políticamente, por una buena parte de nuestros mayores.