Por iniciativa de nuestra junta municipal y de la Fundación José María de Llanos, los vecinos y vecinas Puente de Vallecas asistieron a un entrañable homenaje en recuerdo del padre José María Llanos, de cuyo fallecimiento se cumplieron 30 años el pasado 10 de febrero. En el transcurso del acto se realizó una ofrenda floral y se descubrió una placa conmemorativa junto al monolito colocado en su memoria en la plaza del Pozo del Tío Raimundo, espacio en el que ya existe una estatua del padre Llanos.

En la celebración participaron el delegado de Familias, Igualdad y Bienestar Social, Pepe Aniorte; el concejal del distrito, Borja Fanjul, y el presidente de la Fundación Padre Llanos, Juan de Dios Morán, junto a representantes de los grupos municipales, entidades sociales, sindicales y vecinales que trabajaron con el sacerdote y que, en la actualidad, continúan con su labor colaborando con dicha fundación.

En el relato de los distintos participantes, los asistentes pudieron escuchar una semblanza creada desde la emotividad, el reconocimiento y la admiración de cuántos le conocieron.

Juan de Dios Morán recordó las palabras escritas por las personas que convivieron con él como vecino de El Pozo: ‘Vino al Pozo buscando a Dios y se topó con el hombre y de su mano llegó a él.’

Fue un sacerdote con un firme convencimiento político, desde donde se entregó a unir los puntos más distantes y a buscar la concordia, y siempre que pudo transmitió un comportamiento ético: “Hablar bien de todos, no hacer daño jamás a nadie, defendiendo al ausente sea quien sea”.

Aniorte, por su parte, recordó la profunda huella que dejó en cualquier lugar de nuestro país y el sentimiento que transmite su recuerdo: “El padre Llanos es de El Pozo, es de Vallecas, de Madrid y de España por toda la obra que logró impulsar”.

Borja Fanjul destacó el legado que el padre Llanos sigue transmitiendo a través de la fundación y de las distintas entidades vinculadas con ella, que continúan aportando una importante labor social en Puente de Vallecas: “A día de hoy, este legado se ha puesto de manifiesto durante la pandemia ya que la fundación ha colaborado con la administración, ayudando a tantas y tantas familias que lo han necesitado. Y todo este trabajo no hubiese sido posible sin la inspiración del padre Llanos, que ha ayudado a todos los trabajadores de la fundación y a su patronato que ponen en todas sus iniciativas el mayor de los empeños”.

Un sacerdote comprometido con las causas sociales

José María de Llanos Pastor (1906-1992), licenciado en Química y con una amplia formación académica adquirida en otras ciudades europeas, en 1939 se ordenó sacerdote en la Compañía de Jesús y, desde sus comienzos, la labor pastoral que ejerció siempre estuvo comprometida con causas sociales.

Con el auge de la inmigración masiva del campo a la ciudad, en 1955 decidió trasladarse al Pozo del Tío Raimundo, instalándose en una chabola como un vecino más y en ese barrio vallecano permaneció hasta poco antes de su muerte, de la que el pasado 10 de febrero se cumplieron ya 30 años.

Aquí inició una profunda labor social para mejorar la calidad de vida de los vecinos y vecinas, trabajando duramente para que se dotara al Pozo del Tío Raimundo de infraestructuras y equipamientos tan básicos como el agua, el alcantarillado, el asfalto, las escuelas, la entonces guardería, el dispensario médico, la compañía eléctrica y fundaciones.

Gracias a su compromiso, logró que los jóvenes compartieran con él su pasión por la participación social e impulsó la creación de las asociaciones de vecinos y las cooperativas de vivienda y de electricidad.

En el ámbito universitario fundó la revista ‘Forma’, que escribía él solo y se repartía en las diferentes facultades sirviendo de soporte espiritual a los estudiantes de la época. Creó el Secretariado de Ejercicios Espirituales, los Grupos de Agitación Hispánica, la Centuria Lepanto y la Residencia de Jóvenes Santa María del Campo.

En 1950 puso en marcha el Servicio Universitario del Trabajo, con el que movilizaría a cientos de estudiantes durante años por toda la geografía española para trabajar con las poblaciones más humildes de la época.

Entre sus múltiples obras sociales dirigidas a la p

oblación juvenil, creó la Fundación Santa María del Pozo y posteriormente la Fundación José María de Llanos, heredera de la primera; aunque para él, su logro más emblemático fue la apertura de la Escuela Profesional 1º de Mayo, hoy convertida en Centro de Educación Secundaria y Formación Profesional.

Al final de su vida, las instituciones madrileñas le otorgaron el reconocimiento de sus conciudadanos, concediéndole la Medalla de Oro de la Ciudad y la de la Comunidad de Madrid.