Julio ha entrado con fuerza. Los calores que trajo la semana pasada, y la bajada de temperatura en esta, nos hacen sentir alivio. Igual esperábamos que les ocurriera a las aves.
Ante el calor, como nosotros, las aves evitan las horas centrales del día para realizar su actividad. Pero ante una ola de calor estas horas ya no son estrictamente las centrales, sino gran parte del día. Por ello serán días complicados para la observación de aves; habrá menos movimiento y nosotros sufriremos el calor también.
Pero no fue el caso el sábado. Bajó la temperatura un poco, lo suficiente como para ver una actividad normal de verano. Y ciertamente nos trajo sorpresas agradables.
Recordamos igualmente que las mejores horas para la observación de aves en verano, son las primeras horas desde el amanecer y cuando comienza a atardecer. Nosotros en nuestras actividades, por ahora las iniciamos a las nueve de la mañana y no antes. Esto es debido al intento de que todo usuario tenga facilidad y tiempo para asistir. Aunque como sabéis estamos abiertos a vuestra opinión respecto a los horarios, que nos la podéis hacer llegar a nuestro correo: proambiental@madrid.es
[Foto 1: Hoz del Río Manzanares. Fuente: Madrid Ambiental]
Esta ruta transcurre junto al río Manzanares a su paso por El Pardo. El recorrido comienza remontando el río por su márgen izquierda y volvemos por la margen derecha.
Los primeros minutos de nuestro paseo nos dejaron pocos cantos que estudiar, pocos movimientos que nos hicieran detenernos o echarnos los prismáticos a los ojos. Tuvimos que irnos asomando a los miradores del río para empezar a ver algo.
Ya aparecieron algunas gallinetas y ánades reales. Buscábamos alguna garza y nos planteamos encontrar algún martín pescador. Nos empezaba a entrar el apetito observador. Oímos esporádicamente al ruiseñor bastardo y vimos algún ruiseñor común volar. El vuelo del ruiseñor común en esta época desconcierta. La figura de un pájaro rojo herrumbroso nos saca de la guía de campo para aceptar que nos sabemos que es lo que hemos visto. Pero efectivamente, es un ruiseñor común. Con sus plumas nuevas con la punta roja, al sol, irradia.
Vemos una gallineta con su cría, perfectamente apreciamos el plumaje de la jóven ave y su falta de coloración en el pico, a diferencia de la madre, con pico rojo y más oscura y contrastada en sus plumas. Al poco un chochín inquieto saltando por el tronco horizontal de un fresno centenario.
[Foto 2: Río Manzanares. Fuente: Madrid Ambiental]
Mirando al cielo en todo momento vemos aviones y vencejos más arriba. También golondrinas, aunque estas nos dejaron un momento fabuloso abajo, en el río. Empezamos a ver el vuelo bajo, casi rasante en el agua de algunas golondrinas. Subían y se posaban en un fresno que se proyectaba hacia el cauce. Y cada vez que se posaba en el árbol una de ellas, unas cuantas golondrinas agitaban sus alas y piaban efusivamente. Estábamos asistiendo a una clase de vuelo y caza.
El martín pescador seguía pendiente. Y apareció, voló a lo lejos rápido y tuvimos la buena suerte de ver dónde se posaba, y la mala de que el lugar estuviera tan lejos que con los prismáticos lo veíamos, si, pero como una bola naranja que nos miraba allá en la otra orilla entre el ramaje.
Aunque vayamos pendiente de las aves, en ocasiones como el sábado, cuando hay menor número de observaciones, la vegetación se impone. Y se impuso la curiosidad por saber qué planta era esa que tenía una floración tan espectacular de color rosado entre las espadañas. Se trata de la salicaria (Lythrum salicaria). Una planta de ribera con un gran potencial invasor.
Hemos de recordar que la vegetación siempre será de utilidad para definir el ecosistema en el que nos encontramos, y por ende un elemento esencial para conocer la ecología de las aves que lo habitan.
[Foto 3: Salicaria (Lythrum salicaria). Fuente: Madrid Ambiental]
Nos sobrevolaron buitres leonados, algún milano e incluso un fabuloso buitre negro. Y en un momento alguien del grupo escuchó abejarucos, pero no los veíamos. El bosque de ribera los tapaba, pero en la lejanía logramos distinguir la inconfundible silueta en vuelo de los abejarucos.
Antes de tomar el camino de vuelta quisimos asomarnos a la dehesa del Monte de El Pardo a través del vallado que permite la gestión y buena conservación del lugar, ajeno a nuestra actividad. Lo cierto es que en esta ruta siempre damos con un mismo problema, que ya comentamos anteriormente; la presencia abundante de perros sueltos incluso bañándose o no en el río. Esta vez también vimos gente bañándose, por supuesto también prohibido. Os remitimos a esta entrada de blog anterior donde comentamos la problemática y las razones de la necesidad de limitar diversos usos. Así que por favor, respeta a la fauna y flora que existe en el lugar cumpliendo las normativas.
Llegar a asomarnos a la dehesa fue buenísima idea, ya que vimos una de las joyas de la visita: el alcaudón común. No uno, sino dos esperando en un tendido eléctrico a lanzarse a pos sus presas. Esta especie de pequeño tamaño (16 cm) caza al acecho y la podemos encontrar, justamente en estos ecosistemas de encinar o alcornocales del centro de la península, aunque no es muy abundante. De hecho se encuentra catalogada En peligro en el Libro Rojo de las Aves de España (2021).
También volaban rabilargos a lo lejos y un jabalí solitario cruzó toda la panorámica dándonos algo de envidia. Envidia por poder recorrer ese paisaje, de modo justo y legalmente limitado para nosotros.
[Foto 4: Alcaudon común]
Volvimos contentos con algo de calor en la parte final del recorrido, a tiempo de refugiarnos en las sombras de los álamos negros.
Como siempre, os añadimos la lista de aves avistadas durante la ruta.
Allá va la lista del día:
- Abejaruco europeo (Merops apiaster)
- Alcaudón común (Lanius senator)
- Ánade azulón (Anas platyrhynchos)
- Avión común (Delichon urbicum)
- Buitre leonado (Gyps fulvus)
- Buitre negro (Aegypius monachus)
- Carbonero común (Parus major)
- Chochín paleártico (Troglodytes troglodytes)
- Estornino negro (Sturnus unicolor)
- Gallineta común (Gallinula chloropus)
- Golondrina común (Hirundo rustica)
- Gorrión común (Passer domesticus)
- Herrerillo común (Cyanistes caeruleus)
- Jilguero europeo (Carduelis carduelis)
- Martín pescador (Alcedo atthis)
- Milano negro (Milvus migrans)
- Mirlo común (Turdus merula)
- Paloma torcaz (Columba palumbus)
- Rabilargo ibérico (Cyanopica cooki)
- Ruiseñor bastardo (Cettia cetti)
- Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)
- Serín verdecillo (Serinus serinus)
- Urraca común (Pica pica)
- Vencejo común (Apus apus)
Un total de 24 especies.
¡Hasta la próxima salida!