El Invernadero de Arganzuela es una instalación municipal que visitamos con nuestro programa. Durante la visita guiada a este espacio damos a conocer las estrategias evolutivas que las especies vegetales han ido adquiriendo para adaptarse a las condiciones climáticas de la región en la que se ubican.

 

[Imagen 1: Invernadero de Arganzuela. Fuente: Ayuntamiento de Madrid]

 

El Palacio de Cristal de Arganzuela cuenta con especies vegetales pertenecientes a tres regiones bioclimáticas diferentes: tropical, subtropical y desértica. Mientras que en las dos primeras la abundante humedad y las cálidas temperaturas proporcionan una selvática y exuberante vegetación; en los desiertos áridos las condiciones son bastante más hostiles: la insolación y especialmente la escasez de agua, limitan el tipo y la cantidad de plantas que podemos encontrar en ellos.

Vamos a centrarnos en la sección del Invernadero dedicada a estos inhóspitos ambientes: los desiertos. En ellos encontramos especies americanas como son los cactus y ágaves, o especies africanas como los aloes y las euphorbias. La pregunta que nos podemos estar haciendo es: ¿no hay desiertos en otros lugares?

La respuesta es afirmativa y en nuestro continente también tenemos un desierto. Se trata del único desierto europeo ubicado en Almería y se llama “El Desierto de Tabernas”.

 

Conozcamos “El Desierto de Tabernas”

Entre Sierra Nevada y la Sierra de Filabres se encuentran 300 km² de superficie árida inaccesible para las nubes procedentes del Atlántico. Conformen ascienden hacia las cumbres van descargando el agua, de forma que el aire que llega a sobrepasarlas es prácticamente seco.

 

[Imagen 2: Desierto de Tabernas. Fuente: EEZA (CSIC)]

 

El malpaís (badland) Desierto de Tabernas, se caracteriza por la abundancia de cárcavas y suelos salinos profundamente erosionados. No obstante, hasta en los lugares más desapacibles, la vida surge contra todo pronóstico, sorprendiéndonos con su inteligencia natural.  Un claro ejemplo de ello, lo constituye la cubierta de biocostra que conforman comunidades de líquenes, musgos, cianobacterias y microorganismos en los primeros centímetros del suelo. Favorecida por muchos días de lluvia de escaso volumen, no solo protege al suelo frente a la erosión, sino que también desempeña un importante papel en cuanto a la infiltración del agua en el terreno, el intercambio gaseoso entre el suelo y la atmósfera, y la germinación de plantas.

Además de la abundante microbiodiversidad que coloniza el suelo, la adversidad de estos parajes hace que entre la escasa y original vegetación que en ellos puede llegar a sobrevivir, se encuentren numerosos endemismos únicos en todo el planeta.

Entre estos se encuentra la Limonium tabernense, catalogada como vulnerable según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Con un área de extensión inferior a 15 km2, una de las principales amenazas de esta especie es la desaparición de su hábitat por alteración del paisaje debido a la construcción de equipamientos para el ocio y el turismo, así como el impacto por vehículos a motor.

 

[Imagen 3: Limonium tabernense. Fuente: Flora vascular de Andalucía]

 

Otra especie endémica catalogada como vulnerable según la UICN, o en peligro de extinción según la Junta de Andalucía, es la crucífera monoespecífica Euzomodendron bourgaenum. Única representante de su género se encuentra amenazada por la expansión de los núcleos urbanos, por la construcción de nuevas carreteras y pistas, así como por el desarrollo de la industria turística y cinematográfica debido al establecimiento de poblados tipo «western» en la zona. Gracias a la figura de protección que supone el Paraje Natural del Desierto de Tabernas, una pequeña parte de la población se encuentra a salvo; sin embargo, sobre el resto no existe ninguna medida de protección.

 

[Imagen 4: Euzomodendron bourgaenum. Fuente: Plantas silvestres de España]

 

En el extremo opuesto, entre las especies más abundantes que, además, contribuyen a fijar el suelo destacan el esparto (Macrochloa tenacissima) y diferentes aromáticas como la artemisa (Artemisia barrelieri) o el tomillo (Thymus hyemalis y Thymus baeticus). En estos últimos, en los tomillares, se desarrolla la Euzomodendron bourgaenum.

Otra planta, ampliamente distribuida por estos parajes, que presenta una vegetación excepcional bajo su copa es la generosa retama (Retama sphaerocarpa). Contribuye a la existencia y al crecimiento de otras especies debido al cobijo, agua y nutrientes que puede proporcionarles. Este fenómeno se conoce en ecología como facilitación. Una suerte de simbiosis que promueve la vida en condiciones desfavorables.

 

Sin embargo, no todas son tan altruistas como la retama, también existen plantas parásitas que aprovechan los fluidos de las raíces de otros matorrales o arbustos, como el jopillo de lobo (Cynomorium coccineum).

Al igual que ocurre con los humanos, en la naturaleza las situaciones críticas sacan a la luz las dos vertientes opuestas de la supervivencia: colaboración u oportunismo, solidaridad o competencia.

Y hablando de competencia, una especie exótica invasora que se ha adaptado perfectamente a las condiciones climáticas de este paraje es la Opuntia máxima, comúnmente conocida como chumbera. Las especies mencionadas hasta ahora no podemos encontrarlas en el Invernadero; sin embargo, en la sección desértica del Palacio de Cristal de Arganzuela sí que podremos ver algunas especies del género Opuntia.

Nativas de México, las chumberas se comportan como invasoras ya que puede reproducirse asexualmente, debido a la capacidad de enraizar de las palas desprendidas. Además, las semillas pueden permanecer durante bastante tiempo en estado de letargo conservando todas sus propiedades y, una vez germinadas, se desarrollan rápidamente. Estas características les sitúan en una posición ventajosa frente a especies autóctonas y endémicas, a las cuales llegan a desplazar impidiendo su regeneración y alterando los patrones de la sucesión natural de la vegetación nativa.

 

En las antípodas de esta contienda, encontramos el despertar sincrónico del letargo de multitud de insectos polinizadores con la floración de las plantas efímeras que brotan en estos badlands, como es el caso de la gamonita (Asphodelus fistulosus) o la Linaria nigrican. Este tipo de plantas carecen de las adaptaciones necesarias para soportar largos períodos de sequía.

Nos referimos a adaptaciones tales como poseer tejidos suculentes en los que almacenar agua, espinas en lugar de hojas, tallos fotosintéticos o metabolismo ácido. Mediante esta última estrategia las plantas crasuláceas realizan parte de la fotosíntesis durante la noche, evitando así tener que abrir los estomas durante el día con la consecuente deshidratación que ello les produciría.

Por el contrario, las plantas efímeras disponen de un metabolismo muy acelerado completando su ciclo vital en un breve lapso de tiempo. El suficiente como para germinar tras otro leve período húmedo y florecer para ser polinizadas por los insectos, espabilados también por la acción de la lluvia, asegurándose su descendencia.

 

Pero si la fotosíntesis nocturna o el metabolismo acelerado de las plantas efímeras os parecen sorprendentes, el colmo de la plasticidad vegetativa en este ambiente semiárido lo encontramos en la berza arvense o collejón (Moricandia arvensis).

En primavera esta especie produce flores grandes, en forma de cruz, de color lila que reflejan los rayos UV. Estas flores atraen principalmente a las abejas grandes de lengua larga. Sin embargo, en verano, las flores que produce son blancas debido a la falta de pigmentación floral por estrés hídrico. Además, no solo cambia el color sino también la forma y el tamaño pues son pequeñas y redondeadas. Estas modificaciones en la floración ocasionan un cambio en los polinizadores hacia especies más generalistas, lo que permite a la planta una reproducción exitosa en condiciones difíciles.

 

[Imagen 4: Moricandia arvensis. Fuente:  UGRDIVULGA / Universidad de Granada y Unidad Técnica de Comunicación UPO]

 

Podéis solicitar las visitas que realizamos al Invernadero de Arganzuela en el correo del programa de Madrid Ambiental: proambiental@madrid.es

 

“La plasticidad floral, vegetativa y fotosintética parece que permitirá a ciertas especies de pantas enfrentarse a las perturbaciones antropogénicas y al cambio climático”

Francisco Perfectti