El nombre del escritor José Manuel Caballero Bonald (1926-2021) ha quedado unido para siempre a una zona verde de Moncloa-Aravaca, ubicada en la avenida del Doctor Federico Rubio y Gali, 75B. La junta municipal del distrito ha querido de esta formar rendir un homenaje permanente a este poeta, ensayista y novelista que, pese a haber nacido en Jerez de la Frontera, se había asentado en el distrito hacía seis décadas y hallaba fuente permanente de inspiración en el cercano parque de la Dehesa de la Villa, del que era visitante asiduo y esta zona verde que veía a diario desde su casa.
Moncloa-Aravaca prosigue así el empeño de combatir la flaqueza que a veces muestra la memoria, manteniendo vivo el recuerdo de sus vecinos más ilustres. Pilar de Valderrama, Anita Delgado, Francisco Pradilla, Juan Genovés… son alguno de los nombres que ya se han quedado a ‘vivir’ para siempre en el distrito, gracias al homenaje que la junta municipal ha realizado bien colocando placas en los que fueran sus domicilios, bustos en su recuerdo o dando su nombre a espacios del distrito.
A esa memoria agradecida, se ha sumado ahora este escritor gaditano, perteneciente a la llamada Generación del 50; poseedor, entre otros galardones, del Premio Cervantes (2012). Además, Caballero Bonald dará nombre a partir de 2023 a un certamen literario dirigido a escolares que constará de dos categorías para abarcar distintas edades y en dos disciplinas de creación literaria, la poesía y el microrrelato. Se cumple así un acuerdo aprobado por unanimidad en el Pleno del distrito del pasado mes de febrero que tiene como objetivo fomentar la creatividad literaria entre las nuevas generaciones y poner en valor la figura de tan ilustre vecino del distrito.
Querencia por Moncloa-Aravaca
Nacido en Jerez de la Frontera, Cádiz, Caballero Bonald estudió Filosofía y Letras en Sevilla entre 1949 y 1952, año este último en el que publicó su primer poemario, Las adivinaciones.
Enseñó Literatura Española en la Universidad Nacional de Colombia de Bogotá, ciudad en la que escribió su primera novela, Dos días de septiembre, galardonada en 1961 con el Premio Biblioteca Breve. Dos años antes, en 1959, había asistido en Colliure (Francia) al homenaje que poetas como Blas de Otero, José Agustín Goytisolo o Jaime Gil de Biedma brindaron a Machado coincidiendo con el vigésimo aniversario de su muerte.
A principios de los años 60 del pasado siglo se trasladó a Madrid, comenzó a trabajar con la ayuda de Leopoldo Panero en la Bienal Hispanoamericana de Arte y ya entonces mostró su querencia por nuestro distrito. Entre los lugares en los que vivió están la famosa Casa de las Flores, residencia también de Pablo Neruda, y la calle del Tutor, también en Argüelles, hasta que en los años 70 se instaló definitivamente en las inmediaciones de la Dehesa de la Villa. Allí, en la calle de María Auxiliadora, viviría ininterrumpidamente hasta mayo del pasado año, cuando falleció a la edad de 94 años.
Dejaba tras de sí una obra ingente, compuesta por doce poemarios, cinco novelas, cuatro libros de memorias, 26 ensayos de literatura, vino, folclore español y flamenco, seis discos de flamenco, y numerosos artículos de prensa. En 2012, tras la publicación de Entreguerras, un libro formado por un solo poema de casi 3.000 versos, había declarado que dejaba la escritura. No lo cumplió hasta seis años después, en 2018, porque la poesía, decía, le ayudaba a mantenerse joven. La Caja de las Letras del Instituto Cervantes guarda un legado que permanecerá allí hasta el 11 de noviembre de 2051. Hasta que llegue ese momento de conocer aún más al escritor gaditano, su huella va a quedar impresa en Moncloa-Aravaca.