Argüelles. Algunos lo eligieron para vivir, otros para trabajar, y algunos otros para las dos cosas. Escritores, pensadores, artistas muchos de los cuales traspasaron con su fama las fronteras del barrio, del distrito y de la ciudad para ser conocidos en el mundo entero.
La Junta Municipal de Moncloa-Aravaca se ha propuesto ir recuperando la huella de esos hombres y mujeres que contribuyeron a que Argüelles se convirtiera en un polo de atracción del pensamiento y la cultura en los dos últimos siglos. “Este barrio -señala la concejala Loreto Sordo- ha acogido y acoge a tantos artistas, literatos, intelectuales, actores y personajes destacados de la cultura, muchos de ellos madrileños de elección, que es una prueba de que Madrid era y es una ciudad abierta y acogedora.”
En apenas un año, tres de esos vecinos ilustres ‘han vuelto’ al barrio: Pilar de Valderrama, Anita Delgado y, más recientemente, Francisco Pradilla. La vuelta ha sido posible gracias a la unanimidad del Pleno del distrito que, en mayo de 2021, acordó instalar unas placas conmemorativas en las fincas de Argüelles donde los tres vivieron. En el caso de Francisco Pradilla, uno de los máximos exponentes de la pintura histórica del siglo XIX español, además de la placa se ha instalado un busto, obra del escultor José Gabriel Astudillo, donada por el ayuntamiento zaragozano de Villanueva de Gállego, donde nació el pintor.
De Madrid a la India
Anita Delgado ‘volvió’ el pasado diciembre a su casa de Argüelles, en Marqués de Urquijo, 26, donde vivió más de dos décadas. El 15 de diciembre Loreto Sordo, acompañada por el embajador de la India en España, el director de la Casa de la India, más vecinos y familiares, descubría la placa conmemorativa en la fachada del edificio en el que pasó la última etapa de su vida esta mujer, la única española que ha alcanzado la dignidad de maharaní o princesa de Kapurthala, por su matrimonio con el marajá Jagatji Singh.
Una historia de amor digna de una novela, que arrancó de una boda, la de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg en 1906. Al enlace estaba invitado el marajá, quien, en una de sus escapadas por Madrid, conoció a Ana María Delgado Briones, que se ganaba la vida como bailarina del desaparecido Central Kursaal. El flechazo llevo a Anita a París, ciudad en la que se preparó para convertirse en princesa, y de allí a Kapurthala donde pasó 18 años. Con el rango vitalicio de maharaní, al separarse, volvió a Europa y, tras otra breve estancia en París, en Argüelles encontró de nuevo su hogar al terminar la Guerra Civil. Tras su fallecimiento en julio de 1962, fue enterrada en la Sacramental de San Justo.
Pilar de Valderrama, la Guiomar de Machado
En Pintor Rosales tuvo su domicilio la poeta y dramaturga Pilar de Valderrama (1889-1979), cuya obra literaria fue eclipsada por otro hecho ligado al corazón: ser la última musa del gran don Antonio Machado, la Guiomar del poeta.
Además de su producción poética, Pilar de Valderrama creo junto con su marido, Rafael Martinez Romarate, un teatro de bolsillo para aficionados al que bautizaron Fantasio. Fundadora del Lyceum Club, en su casa del paseo del Pintor Rosales, 58, eran frecuentes las tertulias en las que participaban artistas e intelectuales de la época.
En esa casa se ha instalado la placa homenaje a Pilar/Guiomar, pero, además, desde la Junta de Moncloa se ha reivindicado su figura con varios actos para divulgar su obra, como la exposición Pilar de Valderrama, un paseo por la poesía, el teatro y el amor, una visita guiada por los lugares que frecuentó en el barrio de Argüelles y el recital poético Pintor Rosales, un siglo después, en homenaje a todas las mujeres de la época que, como Pilar de Valderrama, fueron relegadas al anonimato.
Un aragonés en Rosales
Y también en el paseo de Rosales, a la altura del número 32, se alza desde hace muy poco un busto en homenaje al pintor Francisco Pradilla Ortiz, uno de los máximos exponentes de la pintura histórica del siglo XIX español. La obra, firmada por el escultor madrileño José Gabriel Astudillo, es uno de los cuatro bustos encargados por el Ayuntamiento de Villanueva de Gállego para conmemorar el centenario del fallecimiento del artista aragonés. De los otros tres, uno se ha instalado en esa localidad aragonesa y los otros dos han sido donados también a Zaragoza y a Roma, ciudad esta última en la que Pradilla se formó y ocupó el cargo de director de la Real Academia Española.
Director del Museo del Prado, Pradilla tuvo una fuerte vinculación con Argüelles, ya que en tuvo su residencia y estudio en un palacete neomudéjar del paseo de Rosales, donde vivió y trabajó desde 1897 hasta su fallecimiento en noviembre de 1921. Una placa conmemorativa en la fachada así se lo recuerda al paseante.
La vinculación del pintor con el distrito sigue viva y, de hecho, da nombre a una de las medallas que otorga anualmente la Asociación Española de Pintores y Escultores en la exposición del Salón de Pequeño Formato que se celebra en el Centro Cultural Moncloa.
Pradilla fue reconocido con la medalla de honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes por ‘Doña Juana la Loca’, su primera gran obra, que actualmente se exhibe en el Museo del Prado. A partir de septiembre, el Museo la Ciudad acogerá una exposición del Ayuntamiento sobre la trayectoria de este gran pintor.