Reducir, Reciclar y Reutilizar: estos son los tres verbos claves para mejorar el medio ambiente y reducir el volumen de residuos que se producen, ya que cada madrileño y madrileña genera al día 1,1 kg de basura. El alumnado del Centro de Educación Infantil y Primaria Estados Unidos en el barrio de Casa de Campo del distrito de Moncloa-Aravaca ha aprendido esta semana la importancia de separar correctamente los residuos, ante la llegada del nuevo contenedor marrón. Junto con Argüelles y Ciudad Universitaria son zonas pioneras en las que el Ayuntamiento de Madrid ha impulsado el programa de reciclaje «Acierta con la Orgánica». Desde la puesta en marcha de esta iniciativa, el pasado mes de noviembre, el Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid ha recogido 3.435 toneladas de materia orgánica, 13,5 kilos por habitante. Actualmente, en los contenedores de tapa naranja hay un 47 por ciento de residuos de origen orgánico que son los que Acierta con la Orgánica quiere recuperar.

Y la mejor manera de aprender a reciclar es jugando. En cada clase de Primaria, divididos en grupos de 4 estudiantes, los chicos y chicas recibían tarjetas con dibujos que debían depositar un una bolsa de cartón, dependiendo del tipo de residuo. Cinco bolsas de cartón que imitaban a los contenedores actuales azul (papel y cartón), amarillo (bricks y envases de plástico), verde (vidrio) , naranja (otros residuos) y el contenedor marrón (la orgánica). Al nuevo contenedor de la orgánica van a parar restos de fruta y verdura, y otros restos de comida, cáscaras de huevo y de frutos secos, pequeños restos de jardinería…  Entre todos y todas se podían ayudar porque no era una carrera de rapidez, sino de saber reciclar bien. Tal como les indicó María, una de las monitoras ambientales del programa «hay algunas trampas que tendréis que resolver». Así, más tarde, aclaraba a las alumnas y alumnos que las servilletas de papel sucias con restos de comida se pueden depositar en el contenedor marrón de la orgánica porque el papel es celulosa y por lo tanto, material vegetal biodegradable.  También van a este contenedor las bolsas de infusiones como el té o de menta-poleo.  En cambio las «cacas» de vuestras mascotas, aunque son orgánicas, no van al contenedor marrón por motivos de higiene y tienen que ir al de siempre, al naranja, con otros tipos de basura.

El juego sirvió para repasar el reciclaje de todos los contenedores. Así María les explicó que una copa de cristal no puede ir al contenedor verde del vidrio y que el contenedor correcto es el naranja. A continuación en el proyector digital María les mostró cómo gracias a la recogida selectiva se podían obtener nuevos objetos. De este modo, los estudiantes del CEIP Estados Unidos aprendieron que para fabricar un forro polar se necesitan 40 botellas de plástico o que se puede hacer una rueda de bicicleta con 80 latas. Cada estudiante se llevó un póster de la campaña y un cartel incompleto que tenía que enseñar en su casa por la tarde y completar con las palabras que había aprendido en el «cole».  La mañana acabó en el comedor en la que recibieron la visita de dos cocineros muy especiales, que en una breve función les explicaron cómo seguir hábitos de alimentación saludable, consumo responsable y correcta gestión de los residuos. «El mejor residuo es el que no se produce. Evitar la basura».