Durante los meses estivales, el Ayuntamiento de Madrid desarrolla el grueso de la clásica ‘Operación asfalto’ para renovar el pavimento de las calles de la ciudad que bien por los atascos o la alta densidad de tráfico que soportan, necesitan un renove para que la ‘vuelta al cole’ y a la normalidad de septiembre, sea segura y confortable para los ciudadanos.

Durante este año, la Operación Asfalto renovará el pavimento de 367 calles, en una  superficie de 900.569 m2 en los 21 distritos de la capital, 16 de ellas, en el distrito de Hortaleza. Para esta importante actuación que ‘pondrá a punto’ las vías de comunicación de la ciudad, el Consistorio invertirá 17,7 millones de euros.

En el distrito de Hortaleza se mejorará el pavimento de 16 calles seleccionadas siguiendo criterios de sostenibilidad, en una superficie de 47.688,54 m2: calle de Academos; calle de Agreda; calle de Almarza; calle de Conde de las Posadas; calle del Francisco José Arroyo; plaza de Golmayo; avenida del Ingeniero Emilio Herrera; calle de la Maestra Felisa Lozano; calle de la Ólvega; calle de Pisueña; calle de Villamiel de Cáceres; calle de Vizconde de Uzqueta; calle de Ana de Austria; calle de Cascanueces; calle de Mombuey y calle de Villafranca del Bierzo. Consulta la evolución de los trabajos de asfaltado en el visor de Geoportal.

Materiales sostenibles y duraderos

Con estas actuaciones se mejorará la comodidad y seguridad de los usuarios, además de disminuir los niveles sonoros de rodadura y la contaminación del aire. En cuanto al material empleado en esta nueva operación asfalto, la mayor parte serán mezclas asfálticas más sostenibles frente a las mezclas en caliente tradicionales.

Por un lado, la mitad del material utilizado serán mezclas bituminosas semicalientes cuya fabricación y puesta en obra se realiza a una temperatura de unos 30ºC inferior a las mezclas en caliente tradicionales. Se trata de un sistema por el que la mezcla se fabrica con aditivos o técnicas que reducen la viscosidad del betún y permiten fabricar las mezclas a menor temperatura, si bien con características mecánicas y de durabilidad similares a las tradicionales.

Una de las principales ventajas es que en su fabricación se reducen las emisiones de gases contaminantes, como el CO2 y el SO2, y la mitad de los compuestos orgánicos volátiles. Además, se reduce la exposición de los trabajadores a humos, hidrocarburos y olores. A ello hay que añadir que la menor temperatura reduce también el consumo energético entre un 11 % y un 35 % y permite trabajar a temperaturas ambientales menores.

Además, aproximadamente un tercio del total de la superficie asfaltada se pavimentará con mezclas bituminosas en caliente fabricadas con betunes modificados con polvo de caucho reciclado de neumáticos.