Tras las duras semanas de confinamiento provocado por el estado de alarma y el coronavirus, el distrito de Hortaleza va recuperando la llamada nueva normalidad en  la Fase 1 de la #DesescaladaMadrid. En la explanada del aparcamiento de la calle de Alcorisa, en el barrio de Canillas, los martes vuelve a oler a frutas y verduras, se escucha el trasiego de gente y a los vendedores promocionando su género. Y lo mismo ha ocurrido el pasado domingo en la calle de Santa Adela, junto a la UVA de Hortaleza. Los mercadillos, una de las señas de identidad del distrito, han retomado por fin su actividad, aunque con medidas de higiene y seguridad para evitar contagios.

El mercadillo de los martes ha sido el primero en abrir de toda la capital, pero con novedades. La nueva normativa ha reducido el número de puestos a un 25% del centenar que normalmente se instalan, primando los de alimentación y primera necesidad. El aforo permitido se ha reducido a un tercio del habitual para que no haya aglomeraciones y se han señalizado la entrada y la salida, las distancias de seguridad y el itinerario único del recorrido. De esta manera, en el Mercadillo de Canillas el aforo no puede superar las 100 personas, y en el de Hortaleza, las 150. Además, los vendedores disponen de gel hidroalcohólico es sus puestos, priorizan el pago con tarjeta y tienen prohibida la manipulación de los alimentos.

El regreso de la venta ambulante ha tenido una acogida muy buena por parte de vecinos, que ya tenían ganas de comprar productos frescos en sus puestos de confianza, y por supuesto, de los comerciantes. Más de 1.500 personas recorrieron el primer día el Mercadillo de Canillas; por su parte, el Mercadillo de Hortaleza recibió el pasado domingo a más de 3.052 visitantes que volvieron a comprar en los puestos ambulantes, perfectamente higienizados y guardando una distancia mínima de dos metros de manera lateral y de seis metros cuando se encuentren enfrentados.

Estas buenas cifras de asistencia avalan que el vecindario de Hortaleza apoya este comercio de proximidad en su distrito, con dos mercadillos cargados de tradición donde han ido a pasear, observar y comprar generaciones enteras de hortalinos.