El Silo, uno de los emblemas del distrito de Hortaleza, ha vuelto a abrir sus puertas al público tras dos años cerrado por motivos de seguridad, y el vecindario de este distrito no puede estar más satisfecho de volver a disfrutar de este edificio singular con forma poligonal que fue construido allá en el año 1928 para almacenar los productos de la última huerta de Hortaleza. El Silo abre de lunes a sábado de 10 a 14 horas y de 17 a 21 horas, aunque en verano se retrasa media hora, de 17:30 a 21:30 horas. Durante el mes de agosto se podrá disfrutar de sus vistas de 17 a 21 horas.
Tras una inversión de 333.401,84 euros, el Silo de Hortaleza albergará exposiciones como ‘Hortaleza. Historia en imágenes’, una colección de 84 fotografías que narra desde el pasado de nuestro distrito hasta el momento actual, y eventos culturales. Además dispone de una sala de lectura donde es probable que se trasladen las actividades del Club de Lectura de la Biblioteca Huerta de la Salud, y sin duda uno de los espacios más atractivos es el imponente mirador que ofrece unas vistas a 360 grados de toda la ciudad de Madrid. Más de 20 metros de altura permiten divisar las cuatro torres del Paseo de la Castellana, Barajas o incluso la sierra madrileña.
Gracias a los 242.000 euros con cargo a Inversiones Financieramente Sostenibles, se han acometido unas obras de rehabilitación que también incluyen la adecuación de la estructura a la normativa de evacuación y a la instalación de un nuevo sistema de protección contra incendios.
Con sus 20 metros de altura y estructura en hierro forjado, el Silo cuenta con 7 alturas que después de las obras han dejado una superficie útil de 50 metros cuadrados por planta que se dedicarán a exposiciones. Asimismo, se han destinado algo más de 91.400 euros de presupuesto ordinario del distrito de Hortaleza en la iluminación tanto exterior como interior, para cumplir con toda la normativa vigente en materia de seguridad.
El Silo fue levantado en el año 1928 en la quinta de la Huerta de la Salud, tras un encargo del jurista Pedro Tobar que adquirió esta parcela, originalmente propiedad de los Duques de Frías, a finales del siglo XIX. La parcela se convirtió en un complejo agrícola-industrial. En su tiempo el Silo formaba, junto a El Granero y El Palomar, desaparecidos ambos en la década de 1970, una terna de monumentos que causaban admiración, ya que se posaban las cigüeñas que anunciaban a los vecinos la llegada de la primavera.