Los bosques y los medios de subsistencia: sustentar a las personas y preservar el planeta
El 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Vida Silvestre, como conmemoración del aniversario de la aprobación en 1973 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Con este evento se pretende recordar la necesidad urgente de combatir los delitos contra el medio ambiente y la disminución de especies causada por la actividad humana, que acarrean consecuencias negativas de alcance económico, medioambiental y social.
Concretamente, en la edición 2021, bajo el lema Bosques y medios de vida: sustento de las personas y el planeta, se quiere destacar el papel central de los bosques, sus especies forestales y los servicios de los ecosistemas en el mantenimiento de los medios de vida de cientos de millones de personas en todo el mundo (particularmente de comunidades indígenas y locales con vínculos históricos con áreas boscosas).
Esto se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU 1, 12, 13 y 15, y sus compromisos de amplio alcance para garantizar el uso sostenible de los recursos, conservar la tierra viva y aliviar la pobreza.
Se trata de promover modelos y prácticas de manejo de la fauna y flora silvestre forestal que se adapten tanto al bienestar humano como a la conservación a largo plazo de los bosques, la vida silvestre y los ecosistemas que mantienen. Asimismo hay que poner en valor las prácticas y los conocimientos tradicionales que contribuyen a establecer una relación más sostenible con estos sistemas naturales cruciales.
Bosques y medios de vida
Durante siglos, los bosques han actuado como un entorno seguro para cientos de millones de personas, proporcionándoles sustento, medicinas, combustible… e incluso alimentando a su ganado cuando las cosechas se malograban.
Aproximadamente 2.4 billones de personas – un tercio de la población mundial-, utilizan leña para satisfacer necesidades energéticas básicas como cocinar, esterilizar agua o calentar sus hogares
En la actualidad en el planeta viven entre 200 y 350 millones de personas dentro de áreas boscosas o adyacentes a éstas, dependiendo así de los servicios ecosistémicos que proporcionan para satisfacer sus necesidades esenciales.
A nivel mundial, hasta 1.6 billones de personas, incluidas muchas de las comunidades más pobres del planeta, dependen de los bosques y las especies forestales para su subsistencia, medios de vida y generación de ingresos
Desafortunadamente, hoy en día los bosques se encuentran en la encrucijada de múltiples crisis planetarias: desde el cambio climático hasta la pérdida de biodiversidad y los impactos sanitarios, sociales y económicos de la COVID-19. Para combatirlas es indispensable llevar a cabo planes de recuperación centrados en preservar los bosques, las especies forestales y los medios de vida que dependen de ellos.
Los pueblos indígenas, las comunidades locales y los bosques
Casi todos los bosques del planeta están habitados por indígenas o comunidades locales que han desarrollado formas de vida y conocimientos únicos sobre cómo utilizar y conservar de manera sostenible las especies y los ecosistemas forestales. Se puede decir que estas personas están a la vanguardia de la relación simbiótica entre los seres humanos y los bosques, las especies de vida silvestre que habitan en los bosques y los servicios ecosistémicos que brindan.
Más de 300 millones de miembros de pueblos indígenas y comunidades locales de todo el mundo viven en los bosques y dependen principalmente de ellos para su sustento
Aproximadamente el 28% de la superficie terrestre del mundo está actualmente gestionada por pueblos indígenas, incluyendo algunos de los ecosistemas forestales más intactos del planeta. Estos espacios son fundamentales para su bienestar económico, de salud y personal, así como para sus identidades culturales.
Amenazas a las que se enfrentan los bosques y su vida silvestre
A pequeña escala, la problemática a las que se enfrenta la vida silvestre es:
- La degradación de los ecosistemas o su transformación en terrenos agrícolas, ganaderos, urbanísticos o de ocio (como campos de golf o resort de lujo).
- La sobreexplotación de los recursos, a través de actividades mineras, forestales, extracción de agua de los acuíferos…
- El aislamiento de hábitat, consecuencia del desarrollo humano (creación de ciudades, vías de circulación, embalses…). Cada año mueren en torno a 9 millones de aves y 1,5 millones de mamíferos por colisiones con vehículos.
- La introducción de especies exóticas invasoras, que en muchos hábitats ha conseguido desplazar a la fauna autóctona.
- La captura directa de especies, mediante la caza furtiva, sobre-explotación pesquera o tráfico de especies.
- La contaminación de las aguas, por plásticos o por sustancias tóxicas derramadas en ríos o mares.
- La contaminación química derivada del uso masivo de fitosanitarios en las explotaciones agrícolas y ganaderas.
- La contaminación lumínica de las zonas urbanizadas…
Pero todo esto, tiene una repercusión a NIVEL GLOBAL. Actualmente nos enfrentamos a una emergencia planetaria cuádruple:
- una crisis climática,
- una crisis de pérdida de biodiversidad,
- una crisis de desigualdad
- y una crisis de salud global.
Los bosques y las comunidades forestales están en el centro de cada uno de estos desafíos.
La pérdida, degradación y fragmentación de los bosques aceleran la degradación del clima y la pérdida de diversidad biológica. Esto afecta al aire que respiramos, amenaza la seguridad alimentaria y del agua mundial y pone en peligro la seguridad y los medios de vida de millones de personas.
Aproximadamente la mitad de los bosques tropicales del mundo se consideran intactos, pero menos del 7% de estos bosques están bajo alguna forma de protección legal
Otra consecuencia del cambio climático es la pérdida de la biodiversidad. Los bosques albergan el 80% de toda la vida silvestre terrestre y los ecosistemas que sustentan son esenciales para la biodiversidad mundial, los medios de vida humanos y las necesidades más amplias de las sociedades y economías a nivel mundial.
Ante esta situación tenemos que considerar a los bosques como grandes aliados ya que aportan múltiples beneficios: absorben casi 1/3 de todo el CO2 liberado por la quema de combustibles fósiles cada año, mejoran la calidad del agua, controlan las inundaciones, mejoran nuestro bienestar, etc.
La restauración forestal podría eliminar 26 giga toneladas de gases de efecto invernadero de la atmósfera.
Todo esto… y mucho más
Para ampliar la información sobre este tema, desde el CIEA Casa de Campo os invitamos a consultar el siguiente enlace: