¿Qué es la coevolución?
¿Alguna vez te has preguntado por qué las flores tienen formas, colores y aromas tan distintos? O, ¿por qué algunos insectos parecen diseñados a la medida de ciertas flores? Detrás de estas curiosidades se esconde la coevolución.
En la naturaleza la coevolución es el proceso mediante el cual dos o más especies ejercen presión evolutiva una sobre la otra, dando lugar a adaptaciones recíprocas, es decir, se influyen mutuamente en su evolución.
Se da principalmente entre especies con una fuerte interrelación ecológica, como ocurre en las relaciones entre presa y depredador, entre parásito y hospedador, mutualistas o comensalistas.
Comprender cómo coevolucionan las especies nos abre los ojos a la increíble red que sostiene la vida y a por qué conservar estas relaciones es clave para la salud de nuestros ecosistemas
Plantas con flor e insectos polinizadores
La interacción entre plantas con flor e insectos ha sido especialmente intensa a lo largo de millones de años. Plantas e insectos han influido mutuamente en su desarrollo, modificando estructuras, comportamientos y estrategias de supervivencia. Esta interacción ha sido una de las principales fuerzas que explican la enorme diversidad de especies que observamos hoy.
La variedad de formas y especializaciones compatibles entre plantas y sus polinizadores se interpreta como coevolución mutualista. Cada adaptación de un organismo impulsa una respuesta en el otro, optimizando la relación y garantizando la supervivencia y reproducción de ambos.
Se ha tejido una red de relaciones tan estrecha que plantas e insectos no pueden entenderse por separado
Las plantas con flor han desarrollado características específicas para atraer a los insectos polinizadores: colores brillantes, patrones visuales, fragancias y recompensas como polen o néctar. Por su parte, los insectos han evolucionado piezas bucales, sentidos y comportamientos especializados para aprovechar estas características y, al transportarse de flor en flor, facilitan la polinización.
Este intercambio beneficia a ambos: las plantas aumentan la polinización cruzada y la diversidad genética, mientras que los insectos obtienen alimento. Así surge una diversidad extraordinaria de especies, cada una con adaptaciones únicas para maximizar su éxito reproductivo.
Este proceso ha contribuido a la diversificación explosiva de las plantas angiospermas (plantas con flor), que hoy predominan en casi todos los ecosistemas terrestres
Las coadaptaciones entre flores y polinizadores son especialmente llamativas, dando lugar a una red compleja de relaciones interdependientes. Por ejemplo:
Algunas orquídeas esconden su néctar en estructuras profundas, accesibles solo para insectos con piezas bucales muy largas, mientras que otras abren sus flores durante la noche para atraer a polinizadores nocturnos.
Las abejas, gracias a su pelaje con carga electrostática, pueden transportar grandes cantidades de polen de una flor a otra, y su larga lengua les permite alcanzar el néctar de corolas profundas.
- Los escarabajos, robustos y protegidos por sus élitros, establecen relaciones estrechas con plantas de las que obtienen polen y néctar.
- Otro ejemplo claro de coevolución por entomofilia es el del lepidóptero conocido como esfinge colibrí, que se especializa en flores con corolas largas y néctar profundo.

Estrategias de las plantas para atraer polinizadores
Las plantas, por su parte, han desarrollado al menos tres grandes tipos de estrategias:
- Atracción visual: las plantas con flor suelen ser más vistosas y han desarrollado colores brillantes y patrones específicos para el polinizador. Muchas flores muestran patrones en el espectro ultravioleta, invisibles al ojo humano pero perfectamente reconocibles por la mayoría de los insectos. Estos «dibujos» funcionan como guías de néctar, destacando el centro de la flor y señalando la ubicación de la recompensa. Así, plantas e insectos han coevolucionado: las flores producen estos patrones y los polinizadores desarrollaron ojos capaces de detectarlos, creando un lenguaje visual exclusivo. Cabe mencionar que no todos los insectos ven en UV, pero los que sí lo hace encuentran el néctar de manera más rápida y eficiente. Por ejemplo, flores azules y UV atraen insectos, mientras que flores rojas y naranjas están diseñadas para atraer aves.
- Atracción olfativa: las plantas con flor producen compuestos volátiles que emiten olores característicos, estas fragancias orientan a los insectos sobre su ubicación. Dado que los aromas se vuelven más fuertes cerca de la planta, el insecto puede afinarse y aterrizar en esa planta para extraer su néctar.
- Atracción química: algunas flores imitan químicamente a insectos hembra para atraer a los machos. Por ejemplo, ciertas orquídeas secretan feromonas idénticas a las de abejas o avispas, de manera que cuando el macho intenta copular con la flor, transporta polen de manera inadvertida.
Estas adaptaciones han surgido a lo largo de millones de años de interacción entre plantas e insectos, dando lugar a una amplia diversidad de estrategias de atracción y recompensa para los polinizadores.
La coevolución entre plantas e insectos también tiene implicaciones directas para la agricultura. La diversidad de polinizadores y de especies vegetales potencia la polinización cruzada, generando cultivos más vigorosos, resilientes y con mayor capacidad de adaptación a cambios ambientales.
Más allá de la polinización
Plantas e insectos también mantienen otras interacciones mutualistas:
Dispersión de semillas (mirmecocoria y otros mecanismos): semillas con estructuras nutritivas llamadas eleosomas atraen hormigas, que transportan las semillas a lugares protegidos y ricos en nutrientes. La planta aumenta sus probabilidades de germinación y las hormigas obtienen alimento.
Protección frente a herbívoros (mutualismos defensivos): algunas plantas ofrecen néctar extrafloral o refugios (domacios) a insectos defensores, que patrullan la planta y atacan herbívoros. Con el tiempo, plantas e insectos han ido ajustando este acuerdo: las plantas producen más néctar cuando hay mayor riesgo de ser comidas, y los insectos desarrollan comportamientos de vigilancia cada vez más eficaces.
Control de patógenos y salud vegetal: ciertos insectos limpian superficies, eliminan hongos o transportan microorganismos beneficiosos que ayudan a las plantas a combatir enfermedades, formando relaciones planta–insecto–microorganismo.
Relaciones especializadas con “jardineros” o “cultivadores”: insectos como minadores o galícolas inducen la formación de tejidos especiales (agallas) que les sirven de refugio y alimento. Aunque a primera vista parece dañino, algunas plantas obtienen beneficios indirectos, como atracción de depredadores de herbívoros o aumento de diversidad genética.
Coevolución antagonista: la carrera armamentista entre plantas y herbívoros
Hasta ahora hemos visto ejemplos de coevolución mutualista, donde plantas e insectos se benefician mutuamente, pero también existe un camino más conflictivo: la coevolución antagonista.
En estas relaciones, una especie ejerce presión selectiva perjudicial sobre la otra, y ambas responden con nuevas adaptaciones, generando una auténtica carrera armamentista evolutiva.
Plantas: desarrollan defensas como espinas, tejidos duros o compuestos químicos (alcaloides, taninos) que disuaden o intoxican a los herbívoros.
Insectos: evolucionan mecanismos de detoxificación para neutralizar esos compuestos, cambios en su comportamiento alimentario que les permiten evitar las partes más tóxicas de la planta o incluso adaptaciones anatómicas que les permiten aprovechar recursos muy específicos, como órganos bucales especializados para perforar tejidos o succionar savia.
Cada innovación de la planta impulsa una contra medida en los insectos, y viceversa, dando lugar a una enorme diversidad de estrategias moldeadas por millones de años de interacción.
La coevolución entre plantas e insectos ha creado una diversidad única y profundamente inter-dependiente, de modo que conservar unas especies implica proteger a las otras
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Todo esto… y mucho más
Para ampliar la información sobre el tema, invitamos a consultar los siguientes enlaces:
Bandas florales como estrategia para favorecer la biodiversidad








