La interpretación es tan antigua como la propia historia de la humanidad. Desde los orígenes de la comunicación humana, los intérpretes siempre han sido figuras clave en invasiones territoriales, guerras, alianzas políticas, procesos de paz y relaciones comerciales. Sin embargo, poco se conoce sobre el origen de una de sus formas más complejas y revolucionarias: la interpretación simultánea.
La exposición ‘un juicio, cuatro idiomas: los pioneros de la interpretación simultánea en Núremberg‘, que se puede visitar en el Centro Cultural Galileo hasta el 30 de mayo, nos invita a descubrir el momento histórico en que esta modalidad profesional dio su primer gran paso. Organizada por Asociación Internacional de Intérpretes de Conferencia (AIIC), esta muestra llega por primera vez a nuestro país tras haber sido exhibida en lugares como Alemania, Francia, Grecia o Suiza.
Comisariada por la intérprete alemana Elke Limberger-Katsumi, la exposición arroja luz sobre el papel decisivo de estos profesionales, quienes suelen actuar entre bastidores, pero sin los cuales no habrían podido tener lugar grandes momentos históricos. Uno de esos momentos fue el Juicio de Núremberg, celebrado en esa ciudad alemana entre noviembre de 1945 y agosto de 1946, tras concluir la Segunda Guerra Mundial. El estatuto del Tribunal Militar Internacional, constituido al final del conflicto para juzgar los crímenes nazis, estipulaba que los reos tendrían derecho a escuchar el proceso en una lengua que pudiesen comprender, para garantizar su derecho a la defensa. Dicha exigencia planteaba un reto: ¿cómo realizar interrogatorios y declaraciones en los cuatro idiomas (inglés, francés, ruso y alemán) de las cinco potencias implicadas (los anglosajones Estados Unidos y Gran Bretaña, Francia, la entonces Unión Soviética y el derrotado Tercer Reich germano) sin que el juicio se prolongase durante años? La solución consistió en utilizar por primera vez, con carácter oficial y no experimental, la interpretación simultánea.
La exhibición se torna, de este modo, en homenaje al audaz equipo de 36 intérpretes que se instaló en cabinas protegidas por placas de vidrio, dotadas de un sistema de auriculares, micrófonos y cables, e hizo posible que la humanidad conociese y, lo que es aún más importante, que el tribunal pudiera juzgar, las atrocidades cometidas por el régimen que dirigió Adolf Hitler. Se dictaron sentencias sobre 117 crímenes, 12 de los 22 acusados fueron condenados a muerte, siete a penas de prisión y tres quedaron absueltos. Además, el servicio de interpretación y su sistema de relevos, cabinas y combinación lingüística han servido como modelo base para el Tribunal Penal Internacional de La Haya (Países Bajos), además de proporcionar el impulso definitivo a una profesión que no dejaría de crecer desde entonces.
No obstante, el atractivo de esta exposición no se limita únicamente a intérpretes o traductores. Su relevancia alcanza a cualquier persona que se interese por la historia, las relaciones internacionales, la economía, el derecho, o los derechos humanos, entre otros muchos temas. Al fin y al cabo, desde este este gran hito, la interpretación simultánea ha transformado nuestras vidas, muchas veces sin darnos cuenta. Desde la gala de los Oscar hasta la Asamblea General de las Naciones Unidas, pasando por reuniones empresariales internacionales, la cobertura de la prensa extranjera o la producción de contenido vía streaming: todas las facetas de la sociedad actual interconectada conllevan, de un modo u otro, la participación de intérpretes.
Para reconocer y rendir homenaje a su trabajo, muchas veces en la sombra, esta exposición cuenta con materiales en cuatro idiomas e imágenes históricas que permitirán a los visitantes profundizar en el contexto histórico y técnico de aquella proeza comunicativa.
Inspirada en la obra The Origins of Simultaneous Interpretation: The Nuremberg Trial, de la historiadora Francesca Gaiba, ‘un juicio, cuatro idiomas’ es una oportunidad única para descubrir, comprender y reconocer el origen de una profesión tan invisible como imprescindible.