Aparte de ser eje comercial y arteria principal del distrito de Chamberí, una de las facetas que caracteriza a la calle de Fuencarral es la de ser, en su tramo cercano a la glorieta de Bilbao, la calle de los cines. Hace tiempo, este enclave era un punto de encuentro para los madrileños amantes del séptimo arte.
En torno a los años 1960 y 70, acudir aquí los fines de semana era un plan seguro porque, dadas las numerosas salas ubicadas en la zona, siempre había alguna película interesante que descubrir. Recordemos que los estrenos de películas llegaban a los cines de la Gran Vía y después se proyectaban en las pantallas de Fuencarral.
Pero llegó el declive con los videoclubs y más tarde con las plataformas y otras propuestas de entretenimiento, lo que junto a las sucesivas crisis fue provocando una caída de espectadores que recientemente ha agravado la pandemia. Como ejemplo el cine Paz, cuya trayectoria refleja todas estas vicisitudes, con cambios y algunos cierres intermitentes. Ahora, tras permanecer cerrado desde 2020, ha reabierto sus puertas el pasado mes de septiembre.
El Cine Paz fue inaugurado en 1943 siendo su primera proyección la película española Antes de entrar, dejen salir. A lo largo de su historia, ha sido testigo de la calle de Fuencarral convertida en un hervidero de gente buscando entradas para los pases de títulos como Doctor Zhivago, en 1966, la película del momento que nadie se quería perder. Cuando la sala cumplió los 75 años organizó un ciclo semanal incluyendo películas tan representativas como la antes mencionada, Regreso al futuro, La leyenda de la ciudad sin nombre, El resplandor, La noche del cazador, El crepúsculo de los dioses, 12 hombres sin piedad, Amanece que no es poco, Un tranvía llamado deseo y Manhattan.
Nacido como una sala única, en 1997 se convirtió en multicines con las cinco salas actuales y puede decirse que el Paz tiene la virtud de saber adaptarse a los tiempos que corren. Ha dado espacio a la proyección de trabajos independientes, ciclos de cine clásico y ofrece representaciones de ópera en directo y sesiones con tertulia.
Otros cines de la historia de Chamberí que desaparecieron
El cine Bilbao estaba situado también en la calle de Fuencarral y era uno de los más grandes, llegó a tener 1.400 localidades. En 1993 se produjo el derrumbe de la marquesina, motivado por el gran peso del cartel promocional de una película y causando la muerte de varias personas. El edificio fue clausurado, pero al año siguiente se le concedió una licencia para comenzar las obras de reforma según las cuales se dividiría en dos salas de unas 500 personas de aforo, así como una nueva y sólida marquesina. En enero de 1995 el cine reabrió sus puertas con el nombre de Cine Bristol, si bien después echó definitivamente el cierre y fue convertido en tienda de una de las marcas de un gran almacén.
Las dos salas de los cines Roxy, en la misma calle, tampoco existen ya. El Roxy A hace tiempo que se despidió de sus clientes para cerrar por reformas y ha sido transformado en un supermercado. Su sala hermana, la Roxy B, en principio parecía destinada a correr mejor suerte, pero sus dueños anunciaron que tampoco podría seguir adelante debido a la mala situación económica de la empresa.
En el número 126 estaban los Minis de Fuencarral, pequeñas salas que ofrecían sesiones matinales desde las 11 de la mañana, y que igualmente han desaparecido.
Fuera de la calle de Fuencarral, en el mismo distrito de Chamberí, se encontraba el cine Espronceda, situado en la calle de Alonso Cano, en lo que hoy es un edificio de viviendas.
El cine Príncipe Alfonso estaba en la calle de Génova, en cuyo lugar ahora se halla una peluquería. Aquí se fomentaron los días de abono, coincidentes con los de estreno, y existía una especial oferta para la alta sociedad ya que su salón era el favorito para la aristocracia allá por los años 20 cuando la relación de abonados se daba a conocer en la prensa. En el año 1963 cerró para siempre.
El cine Regio, en Raimundo Fernández Villaverde, luego llamado Cinestudio Regio, clausuró sus puertas a principios de 1990 y se reabrió en diciembre de ese mismo año con cuatro salas, ya como cine Renoir Cuatro Caminos aunque cerró definitivamente en el 2013 y fue derruido.
Los que permanecen
Entre las salas que permanecen, en la calle de Fuencarral se encuentra el cine Proyecciones, con tres salas para disfrutar de los últimos estrenos cinematográficos con la tecnología más avanzada. Ocupa un edificio art decó que data de 1932.
En el mismo distrito de Chamberí, encontramos el Pequeño Cine-estudio de la calle de Magallanes y el cine Palafox, al que llamaban el mejor cine de Europa porque contaba con la pantalla panorámica para Cinemascope de mayor tamaño de la época. Estuvo cerrado durante mucho tiempo y ahora se ha convertido en una sala multifunción de cine y restauración con películas en versión original.
También queda el Conde Duque/Santa Engracia, cuya procedencia está en el Cinestudio Griffith situado inicialmente en la plaza de San Pol de Mar, que se trasladó en 1982 a la sala Alvi en la calle de Santa Engracia. Y el cine Luchana en la calle del mismo nombre. Primeramente, se transformó en un cine de tres salas contando con un público -se decía- de personas de edad, estudiantes sin clase o furtivos. El local continúa ahora como Teatro Luchana./