El Pleno de la Junta Municipal de Chamberí, en su sesión ordinaria correspondiente al mes de noviembre de 2017, aprobó por unanimidad la instalación de “una placa en memoria de Miguel Gila en la calle Zurbano (antiguo nº 68 y actual nº 84), donde se crió.

El cómico Rudy Chernicof, amigo y compañero sobre el escenario en algunas comedias de Gila, agradeció desde el público este reconocimiento. También su hija Carmen Gila, y su admiradora Estrella Caso, quien mantiene viva la figura del humorista en internet, celebraron la aprobación de esta proposición.

Humorista inigualable, caricaturista y escritor de teatro, Madrid le debía desde hace tiempo este reconocimiento. Por eso el Distrito de Chamberí ha querido recordar así su figura y los años de su infancia vividos en nuestras calles. Nacido en Tetuán, la inmensa pobreza de su familia hizo que siendo un bebé le dejaran al cuidado de sus abuelos, residentes en la calle Zurbano.

 

Y entonces nací yo

En su libro de memorias “Y entonces nací yo. Memorias para Desmemoriados”, Gila dedica gran parte de sus recuerdos a nuestro barrio, a sus vecinos, a sus juegos en los entonces numerosos descampados, poblados de campos de fútbol. En definitiva, nos cuenta en ellas la vida de muchacho humilde y pícaro de barriada, rememorando los juegos con su pandilla entre las calles de García de Paredes, Zurbano y Abascal, en el campo de las Calaveras de Vallehermoso, en el campo de fútbol del Racing en Martínez Campos, o en las Fiestas del Carmen de Álvarez de Castro.

Recuerda también su casa de ladrillo rojo, la misma que hoy permanece en el 84 de la calle Zurbano, con la taberna del señor Urbelino (aunque haya cambiado de nombre y de dueño), y donde hasta hace cuatro años, todavía era posible visitar incluso la tienda de comestibles de su infancia.

 “La casa de ladrillo del 68 de la calle de Zurbano (que ahora es el 84), con sus dos patios, sus cuatro escaleras y sus sesenta y dos viviendas, más la taberna del señor Urbelino y la tienda de comestibles del señor Andrés y la señora Edelmira, estaba habitada por familias de condición humilde, aunque algunos vecinos, como los Tabares, tuvieran piano. La casa de ladrillo rojo de la calle Zurbano era una isla pobre situada en un archipiélago donde había otras islas con palacetes de nobles, como el del Conde de Alcubierre o palacios como el del Conde de Romanones.”

 

¿Es el enemigo?

De familia muy humilde, Gila iba para mecánico o futbolista cuando la Guerra Civil se le cruzó de por medio, y se alistó con 17 años en el 5º Regimiento. En nuestra memoria popular se grabaron sus monólogos surrealistas sobre las guerras, que sin duda surgieron de sus experiencias de entonces; o quizás del hecho de que, en Córdoba, las tropas de Yagüe “le fusilaran mal”. Pero, a pesar de que su genio humorístico fue capaz de hacernos reír hasta de las guerras, la guerra de Gila acabó -como la de tantos- en prisión, pasando primero por Yeserías, luego por Carabanchel y por fin por Torrijos, donde cuenta que conoció al poeta Miguel Hernández, quien también fuera vecino de Chamberí.

Al finalizar la contienda, trabajó de fresador y humorista gráfico, hasta que en 1951 su comicidad improvisada sobre un escenario le cambió la vida. A pesar de ello, en 1962 decidió exiliarse rumbo a Argentina, como él mismo dijo: “por un empacho de dictadura”. Vivió en Latinoamérica dedicado al teatro y al humor, y no regresaría a España hasta 1981, cuando se instaló en Barcelona, donde fallecería en el 2001.

La pregunta “¿es el enemigo?” es capaz de arrancarnos una sonrisa cada vez que la escuchamos. Una sonrisa que lleva el nombre de Miguel Gila, de quien celebraremos el centenario el 12 de marzo de 2019. Sin duda, será un momento muy oportuno para recordarle de vuelta a Chamberí, en la que fue su casa en el 84 de la calle Zurbano, bajo la placa colocada en su memoria.