¿Buscando un lugar para perderse y refugiarse del calor veraniego? ¿Y a la vez disfrutar de arte y pintura?. Lo encontramos en el Museo Sorolla, al término de una de las visitas guiadas que ha organizado el distrito de Chamberí con motivo de sus fiestas del Carmen.

El jardín tiene el diseño de un patio andaluz, con distribución y plantas muy bien cuidadas. Fueron inspiración para muchos de los lienzos de Sorolla, que los observaba desde diferentes ángulos y perspectivas. Estamos en la casa en la que el pintor de la luz vivió desde 1911 y cuyo recinto es mucho más que un simple museo en el que perderse por sus rincones, es una manera de acercarse a su patrimonio personal y emocional.

Es media mañana y los jardines están ocupados por niños que asisten a los talleres de verano que organiza el museo. El grupo de la visita guiada al que acompaño viene de hacer un recorrido por algunas calles del barrio que termina precisamente en la casa de Sorolla, dentro de las visitas guiadas gratuitas que la Junta Municipal de Chamberí ha incluido en el programa de las fiestas celebradas en julio.

El grupo asistente es variado, doce personas de mediana edad con cierta mayoría de mujeres, más un niño de 10 o 12 años al que se ve interesado en las explicaciones.

El guía Andrew disfruta con pasión de su trabajo. Nos cuenta que la idea de crear un museo en una casa permite acercarse al arte y a la vida personal del artista a la vez. Fue inaugurado en 1932 por Manuel Azaña.

Una casa-estudio  

En el primer piso, nada más entrar, se situaba el estudio del pintor. Sorolla siempre utilizó este término en vez de taller, porque le sonaba más intelectual. Las paredes están pintadas en colores rojos originales, un tono considerado muy mediterráneo y además porque junto con los amarillos y ocres, es el mejor fondo para contemplar las obras.

¡Qué decir de sus cuadros!. Podemos ver muchos retratos de sus hijos. Otros basados en la superposición de planos estilo Velázquez. En “Desnudo de mujer” se observa lo que parece un cuadro dentro de otro cuadro.

La característica del blanco es muy recurrida, una técnica aprendida en su formación que inició en la Escuela de Bellas Artes San Carlos de Valencia. Lo obtiene utilizando pinceladas largas de varios colores que dan como resultado el color blanco. No es impresionista pero sí usa sus recursos y los domina. “La siesta” y “La bata rosa” son dos exponentes de esta época.

Por su temática, llama la atención el cuadro titulado “Trata de blancas”. Dibuja un vagón con varias mujeres con pañuelo acompañadas de una “madame” vestida de negro. Aquí la paleta que utiliza es clásica, llena de ocres.

Son muchas las ocasiones en las que los miembros de su familia han sido sus modelos. Clotilde es su mujer y musa. “Tengo un retrato tuyo que es más verdad que la verdad misma”, le escribía Sorolla cuando estaba lejos.

Además de los cuadros se conservan muchos muebles y objetos personales. Las estancias recogen obras de arte regaladas o compradas de gran significado para él. Digamos que disfrutaba de su contemplación diaria, como en el comedor cuya sala está decorada con granadas y guirnaldas pintadas en un lienzo.

A últimos del siglo XIX, el pintor y su familia se instalaron en Madrid y, en apenas cinco años, Sorolla alcanzaría gran renombre como pintor. Viajó y residió en diferentes países largas temporadas, como Estados Unidos o Francia. Intervino en la Expo 1900 de París y fue condecorado con la legión de honor universal.

Cerca de su domicilio residía el escultor Mariano Benlliure, gran amigo del pintor y quien le visitaba asiduamente. El escultor José Capuz, incluso pasó temporadas en su casa y fue maestro de su hija Elena que se dedicó a la escultura. Cossío y Giner de los Ríos eran otros de los amigos que frecuentaban el lugar.

Edificios representativos ubicados en el distrito

Las generaciones del 98, del 14 y del 27, forman parte de lo que representa el primer tercio cultural del siglo XX. Personajes influyentes del primer tercio cultural del siglo XX, representantes de importantes materias intelectuales y artísticas eligieron el mismo barrio para vivir. Una época que puede considerarse una segunda edad de oro tuvo su epicentro en Chamberí.

Llegamos hasta la que fue Residencia de Señoritas, en la calle Miguel Ángel con Fortuny. Una misionera americana ideó esta escuela de niñas en 1903, para protestantes y católicas. Contaban con una biblioteca y laboratorio, todo un avance para la época. La escuela se convirtió en el Instituto Americano en 1915 y fue el germen de la Institución Libre de Enseñanza que estuvo dirigida por María de Maeztu. Todas las mujeres de principios de siglo, del regeneracionismo femenino, pasaron por aquí: Victoria Kant, María Zambrano y Clara Campoamor, entre otras muchas. Precisamente los tres hijos de Sorolla estudiaron en la Institución Libre de Enseñanza.

El edificio que alberga la sede del British Council, situado en la calle General Martínez Campos, fue construido por Joaquín Saldaña en 1922. Es un claro exponente del modernismo de principios del siglo XX que representan sus típicos miradores, sin colores, una diferencia con el modernismo catalán que es más colorido. Es el mismo estilo en el que se construyó la Sociedad General de Autores y el Palacio de Cibeles, del arquitecto Antonio Palacios, autor también del Hospital de Maudes otra de las joyas ubicadas en Chamberí, en la calle Raimundo Fernández Villaverde.

Otras actividades del Sorolla

Noches de verano en el museo.  Durante los jueves de agosto, el museo viene extendiendo su horario hasta las 23.00 horas y ofrece visitas guiadas gratuitas por sus estancias a las 9 de la noche.

También, coincidiendo con las vacaciones escolares “Un verano en la Casa Sorolla” convierte el jardín en un taller al aire libre para niños de 5 a 12 años.

“Sorolla en su paraíso” es una exposición temporal en la que se exhibe el álbum fotográfico del pintor. Abierta hasta el 1 de octubre.