La ciudad del futuro se camina. Durante décadas, los sucesivos modelos urbanísticos se han centrado en facilitar la circulación de los vehículos motorizados, relegando a los peatones a un segundo plano. Sin embargo, en los últimos años ha ido cobrando fuerza una nueva tendencia que podríamos condensar en los sabios versos de Machado, que recitaba que «se hace camino al andar».
La ciudad del futuro sitúa al peatón como protagonista del espacio urbano y convierte el paseo en una opción segura, agradable y práctica.

Chamartín da un nuevo paso hacia esta visión de ciudad con el proyecto de soterramiento del tramo final de Castellana. El pasado 11 de julio, el Ayuntamiento de Madrid dio luz verde al contrato para la redacción del proyecto constructivo y la ejecución de las obras entre la calle de Sinesio Delgado y el Nudo Norte de la M-30. El Consistorio ha establecido un presupuesto base de licitación de 128,9 millones de euros. Está previsto que los trabajos comiencen en el primer semestre de 2025 y se extiendan hasta el primer semestre de 2027.

El soterramiento tendrá una longitud de 820 metros y generará un espacio de 70.000 m2 en superficie que conectará el Hospital La Paz y el entorno de las cinco torres con la antigua colonia de la EMT y el futuro centro de negocios que contempla Madrid Nuevo Norte.

670 nuevos árboles en 70.000 m2 de espacios verdes

El espacio generado sobre el túnel estará compuesto de varias zonas rodeadas de una arboleda, cuya creación implicará la plantación de alrededor de 670 árboles. Los pinos existentes se integrarán en un nuevo pinar que se reforzará con nuevos ejemplares. Bajo la sombra de los árboles, se ubicarán espacios de juegos infantiles, elementos de calistenia y circuitos saludables para mayores, todos ellos comunicados por caminos.

La zona contará con una fuente con juegos de agua, una plaza central dotada con una pérgola y una colina con grada que podrá ser empleada para actividades diversas al aire libre. A su vez, se incorporarán elementos de mobiliario urbano, como bancos, papeleras o fuentes de agua potable. Ya en el extremo norte, se prevé instalar una pérgola monumental. Finalmente, el espacio quedará rematado por nuevos jardines que cubrirán las rampas del túnel.

Un túnel para priorizar al peatón sin limitar el tráfico

El nuevo túnel contará con tres carriles en sentido norte y cuatro en sentido sur. Concentrará el tráfico bajo rasante, permitiendo la continuidad del tronco de la Castellana hasta el Nudo Norte y manteniendo su conexión con otras vías de alta capacidad (M-30, M-607, A-1 y M-11).

Sección del túnel del proyecto de soterramiento de Castellana
Sección del túnel del proyecto de soterramiento de Castellana

El acceso por el sur se corresponderá con el actual paso inferior que salva la intersección con la calle Sinesio Delgado. Al norte, se situará junto al Hospital La Paz, conectando directamente con el Nudo Norte. Además de los accesos norte y sur, se plantean más rampas de entrada y salida al túnel desde los ejes de Sinesio Delgado, Monforte de Lemos y acceso a Chamartín para garantizar las actuales circulaciones de la zona y la conectividad de los carriles locales con el Nudo Norte a través del paseo de la Castellana.

El diseño del túnel se ha realizado en dos niveles con el objetivo de minimizar el impacto en el arbolado existente y poder conservar el mayor número de ejemplares, especialmente los de mayor porte, como las coníferas ubicadas en el lateral este. Ese segundo nivel del túnel será el que, en un futuro, permitirá conectar la Castellana con el barrio de Begoña y el nuevo desarrollo de Madrid Nuevo Norte.

Impulso del transporte público y movilidad sostenible

Una vez construido el túnel, en superficie solo se permitirá la circulación del transporte público y el tráfico local de acceso a los edificios. Además, se creará un carril bici bidireccional que recorrerá todo el tramo soterrado.

Se apuesta de esta manera por un urbanismo inclusivo que recoja las necesidades esenciales de las diferentes personas en el espacio público, desde los viandantes a los ciclistas, pasando por los conductores y los usuarios del transporte público. Los espacios verdes contribuyen, además, al bienestar ciudadano. Con este proyecto, Chamartín avanza un nuevo paso hacia el Madrid del futuro.