Quizá si se la pudiera definir con una palabra, esa sería ‘alegría’. Desbordante, contagiosa, capaz de levantar el ánimo a cualquiera en los días más neblinosos. Era Raffaella María Roberta Pelloni. Italiana de nacimiento, a más señas, de Bolonia. Por el nombre ya lo habrán acertado muchos, porque el binomio Raffaella y alegría solo puede tener un apellido Carrà. Desde hoy, la artista italiana se queda para siempre en Madrid. En concreto en la calle de Fuencarral frente a los números 43 y 45, en una placita que lleva su nombre. Una placa de nueve azulejos, obra del pintor Ángel García Pinto, así se lo recuerda al transeúnte.
Raffaella Carrà, una ‘vecina’ más de Madrid para siempre
06/07/2022