El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid han aunado esfuerzos para presentar la candidatura denominada “El Paseo del Prado y el Buen Retiro, paisaje de las Artes y las Ciencias” que, avalada por el Ministerio de Cultura y Deporte, aspira a formar parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO, que reconoce el valor universal y excepcional de algunos lugares de la tierra y trabaja con países de todo el mundo para determinar aquellos que forman parte del patrimonio común de la humanidad, garantizando su salvaguardia para las generaciones futuras.
Los bienes culturales pueden ser monumentos, conjuntos de construcciones o lugares. Estos últimos pueden ser obras creadas por el ser humano o bien de creación conjunta del hombre y la naturaleza, categoría en la que se incluyen los Paisajes Culturales que ilustran la evolución de la sociedad y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por las especialidades de su entorno natural y por los sucesivos cambios sociales, económicos o culturales que hayan tenido impacto sobre ellos.
Es en esta última categoría en la que “El Paseo del Prado y el Buen Retiro, paisaje de las Artes y las Ciencias” se postula para ser Patrimonio Mundial. De conseguirlo, serían 48 los bienes culturales que tendría España, sólo superados por los 53 de China y los 54 que tiene Italia.
Se trata de un paisaje cultural de la ciudad de Madrid diseñado en un contexto urbano que ha ido evolucionando a lo largo de la historia al tiempo que mantenía su esencia: el deseo de combinar cultura y naturaleza en el corazón de una ciudad. En torno al Paseo del Prado, prototipo de alameda, se sitúan las grandes instituciones culturales, científicas, políticas, y económicas. Está ligado, histórica y topográficamente, a los Jardines de El Buen Retiro. Ambos, paseo y parque, forman un conjunto indisoluble cuyo origen se remonta a mediados del siglo XVI, cuando por primera vez se concibe un espacio para que todos los ciudadanos, sin distinción de clases, pudieran disfrutar de la naturaleza dentro de los límites de la ciudad.
Las primeras noticias de su existencia se remontan a 1540, por lo que puede considerarse como de los primeros paseos o avenidas arbolados que surgen en las capitales europeas. En el siglo XVII el rey Felipe IV construye el palacio y los jardines del Buen Retiro, que albergaba extraordinarias colecciones artísticas y se convirtió en el epicentro de la cultura en el Siglo de Oro.
A finales del siglo XVIII el rey Carlos III abrió los jardines al público y creó un conjunto de edificios de carácter científico. Además incluyó el embellecimiento del área con nuevas alineaciones de árboles, fuentes y elementos ornamentales, así como la mejora higiénica y la creación de nuevas infraestructuras que contribuían al bienestar de los ciudadanos.
Creado como un espacio de recreo y ocio para sus ciudadanos, el mecenazgo de las artes por los Austrias propició la expansión de colecciones artísticas únicas que, en la mayoría de los casos, se han multiplicado con la construcción de numerosos museos y centros culturales a lo largo del tiempo hasta el punto de que en el último siglo se ha convertido en el llamado “Paseo del Arte”.