Con la llegada del buen tiempo, grandes y mayores disfrutamos más en las calles y plazas compartiendo juegos y charlas.

El pasado viernes, coincidiendo con la recién estrenada primavera, diversas asociaciones de Lavapiés, en colaboración con el distrito Centro organizaron una tarde de actividades en la plaza de Arturo Barea para facilitar la relación de los residentes con su entorno, pues no sólo habitamos nuestras casas sino también en el espacio público que nos rodea.

La iniciativa ha surgido de la Comisión Arturo Barea, integrada por representantes del distrito; el Centro Social Comunitario Casino de la Reina; el Servicio de Dinamización Vecinal La Corrala; el programa de atención y acompañamiento social a personas migrantes con adicciones en situación de sinhogarismo (ISTMO) de RAIS Fundación; el Proyecto Hogar de Mediación Comunitaria, PAIDEIA; Oasis Center; mediación de la  Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS); y el Samur Social. Nace con vocación de continuidad para seguir trabajando en mejorar el espacio público del barrio a través de diversas acciones y actuaciones, como la jornada ‘La convivencia empieza con la comunidad’ que se celebró el pasado 22 de marzo.

 

Esta jornada comenzó con un pregón colaborativo, para el que las personas interesadas enviaron sus propuestas. Desenfadado, divertido y con una gran variedad de puntos de vista, se convirtió en un reflejo de la expresión de cada uno de sus participantes y de la diversidad del barrio.

La amplitud de la plaza, sin barreras físicas y accesible, ha permitido la realización de un ‘Taller de paracaídas’, en el que se mostraron cuáles son las técnicas y los instrumentos claves para poder practicar un deporte con una perspectiva y un espacio poco habituales en nuestra capital.

Juegos tradicionales como la goma, la rayuela, la rana, el balón sentado, el ‘pilla-pilla’, el escondite, el balón prisionero, o la ‘zapatilla por detrás’, hicieron que los más grandes recordaran sus días de infancia y que los más pequeños descubriesen nuevas formas de entretenerse con los juegos de antaño, sin necesitar nada más que un grupo de amigos para pasarlo bien.

Por otro lado, gracias a la labor del Colectivo Bayfal, la comunidad senegalesa del barrio mostró sus objetos de artesanía más característicos, permitiendo apreciar la riqueza de sus colores, la variedad de sus objetos realizados a mano, y consiguiendo acercarnos a su cultura.

En este emplazamiento no podía faltar un homenaje al mundo literario y al universo en el que se movía Arturo Barea. Se leyeron poesías: obras clásicas y reconocidas, así como sus propias creaciones.