Desde esta semana podemos disfrutar plenamente de la nueva maravilla visual del distrito Centro. El nuevo jardín floral de la plaza de la Villa, cuyos trabajos de plantado y acondicionamiento concluyeron la semana pasada, luce con mucho más esplendor que antaño.
Proyecto
Para destacar tan insigne figura se procedió crear un jardín de manera provisional con el alcalde Álvarez del Manzano, donde se pusieron bordillos reutilizados de hormigón y la tierra directamente sobre el pavimento.
Desde hace años, la tierra no se había renovado, con el consiguiente pudrimiento de las raíces de las plantas que allí se colocaban y su constante renovación. Esa falta de sustitución de la tierra y el abono provocaban filtraciones de agua y, la tierra se escapaba entre las juntas de los bordillos.
Con esta remodelación se quiere producir una renovación total para que las/os madrileñas/os puedan disfrutar de unas instalaciones emblemáticas de la ciudad de Madrid. Pero, además, al ser una referencia turística también quiere convertirse en un sitio especial de paisajismo urbano, gracias a esta nueva remodelación arbórea.
El proyecto con un presupuesto de 79.451,46 euros, llevado a cabo por el Área de Medio Ambiente y Movilidad, ha consistido en una nueva instalación de bordillos de granito con unas pozas especiales en las esquinas del cuadrado que servirán además de asiento improvisado, donde las/os ciudadanas/os podrán divisar los edificios emblemáticos y disfrutar de la sombra en las mañanas o por las tardes, ya que en las horas centrales del día el sol permite disfrutar de toda su luz.
El proyecto realizado por la dirección general de Gestión del Agua y Zonas Verdes mejorará también el drenaje superior de la plaza, para evitar los encharcamientos que se producían hasta ahora.
El diseño del ajardinamiento se variará ligeramente para mejorar su integración en la plaza. Así, tanto turistas como madrileños podrán disfrutar de un espacio verde y unas vistas históricas.
Personaje histórico
En el centro mismo del jardín floral de la plaza de la Villa, está la estatua correspondiente a Don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz. Don Álvaro fue uno de los responsables de la victoria española en la batalla de Lepanto contra los turcos, aquella contienda en la que nuestro más ilustre escritor Miguel de Cervantes, autor de El Quijote, perdió la mano. Dicha batalla sirvió para que Felipe II subiera al trono portugués. Gracias a este hecho, el rey nombró al marqués de Santa Cruz Capitán General del Mar Océano y le encargó preparar la expedición de la Armada Invencible, pero murió antes de llevar a cabo esa misión.
La figura de Álvaro de Bazán está rodeada de algunos de los edificios con más historia de Madrid: la Casa de la Villa, casas y torres de Lujanes y la Casa de Cisneros, en su mayoría muchos de los cuales corresponden a edificios de dependencias municipales.
La idea de que el marqués de Santa Cruz presidiera la plaza de la Villa se propuso en el tercer centenario de su muerte en 1888, a través de una suscripción popular, apoyada por la reina regente María Cristina.
Esta ubicación se debió en su momento a la situación céntrica y al tamaño de la plaza de la Villa, para destacar y presidir insignemente la figura de Mariano Benlliure.
Como anécdota cabe señalar que en el pedestal se depositaron monedas de la época, los periódicos del día y un acta.
Para cantar su valor, méritos y victorias, en 1588, Lope de Vega dedicó a Don Álvaro de Bazán, unos versos que se pueden leer en uno de los laterales de la estatua. Disfrutemos de ellos y de esas nuevas vistas inigualables:
El fiero turco en Lepanto,
en la Tercera el francés,
y en todo mar el inglés,
tuvieron, de verme, espanto.
Rey servido y patria honrada
dirán mejor quién he sido,
por la cruz de mi apellido
y con la cruz de mi espada.