El recientemente inaugurado jardín comprende cuatro áreas: una moderada línea de agua que lo atraviesa por el centro, enlazando la fuente-monumento al ilustre vecino de la zona Ramón Mesonero Romanos con la antigua Fuente de la Fama, situada en el jardín del Museo de Historia de Madrid; la segunda es un espacio abierto disponible para usos efímeros diversos como pueden ser un mercadillo o proyecciones cinematográficas; la tercera es un área conectada a la acera de la calle Barceló, concebida como lugar de encuentro en el que los y las jóvenes dispongan de su propio espacio; finalmente el jardín vegetal y superficie de arena para uso infantil, que se ubica hacia el interior, alejado del tránsito peatonal. Además de elementos tradicionales como caballitos basculantes, aquí se cuenta con un columpio de uso colectivo y con dos ingeniosas estructuras de troncos de madera en la que niñas y niños dosifican su ansia trepadora descubriendo su propia capacidad, al tiempo que imaginan y deciden sus propias formas de jugar con ese entramado.
Se ha dotado a los jardines de numerosos bancos de diseño moderno y árboles que no tardarán en proteger con su sombra los espacios para el descanso. El colegio Isabel la Católica es otro beneficiado por el nuevo parque, que le proporciona un huerto urbano donde trasladar la actividad que hasta ahora vienen haciendo en algunos balcones del propio colegio. Por otra parte, la pavimentación impermeable instalada sobre el estacionamiento subterráneo está diseñada con el fin de retener agua y humedad, dando lugar a un microclima en el que la temperatura sería ligeramente inferior respecto al entorno.
Se recupera también la identidad histórica del jardín, vuelve a su entorno la fuente monumento al cronista y bibliotecario de la Villa Ramón Mesonero Romanos, obra del gerundense Miguel Blay instalada en 1914 en el Paseo de Recoletos y trasladada a estos jardines en 1967. Se realza desde esta perspectiva el valor del Museo de Historia de Madrid, comunicado ahora por su patio con los jardines y mostrando la parte menos visible del edificio, construido originalmente como Real Hospicio de San Fernando precisamente por el arquitecto Pedro de Ribera.
La peripecia hasta llegar a estos jardines se inició cuando el primitivo parque dejó su superficie al que sería el mercado provisional de Barceló, al ser demolido el edificio del antiguo para dar paso a la construcción del mercado que ahora conocemos. Esto sucedía en el año 2009, y en diciembre de 2014 se inauguraba el nuevo mercado, de tres plantas, integrado en el Centro Polivalente Barceló, del que también forma parte la Biblioteca Mario Vargas Llosa. Se inició entonces un movimiento vecinal para la recuperación de este espacio, organizado en torno a la plataforma ciudadana Vecinos Haciendo Jardines, integrada por el AMPA del Colegio Isabel la Católica y asociaciones vecinales, para reclamar la vuelta del jardín y poder participar en su diseño. Finalmente las obras comenzaron el pasado mes de septiembre, han tenido una duración de ocho meses y un coste de 1,26 millones de euros.
En palabras del concejal de Centro, Jorge García Castaño, durante el acto inaugural «Este parque era una deuda histórica del Ayuntamiento con la gente de Malasaña. Han sido muchos años de obras e inconvenientes en unas remodelaciones que han durado mucho más de lo previsto y que demuestran que quien pelea consigue cosas». Recordó especialmente las movilizaciones protagonizadas por el AMPA del colegio Isabel la Católica y la plataforma Vecinos Haciendo Jardines, hasta conseguir este parque, que «va a ser un pulmón para el barrio». Por su parte el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, dijo que esta es una actuación de la que el Ayuntamiento «debe hacer bandera». «Se inserta en la estrategia de mejora del espacio público y de la movilidad. Apostamos por una movilidad más sostenible, apostamos por facilitar los desplazamientos peatonales y en bicicleta y apostamos por la mejora de los espacios públicos”. El director general de Espacio Público, Obras e Infraestructuras, José Luis Infanzón, explicó aspectos técnicos de la obra y enfatizó su sostenibilidad y adecuación al entorno histórico en el que se sitúa.
El acto de inauguración estuvo amenizado por el coro escolar del colegio Isabel la Católica, el grupo musical del Instituto Lope de Vega, ambos dirigidos por la Escuela Popular de Música y Danza de Madrid, y la actuación del grupo de Gospel de la Escuela de Música Creativa. El Mercado de Barceló instaló una carpa en la que repartía deliciosos bocaditos y bebida refrescante; a su lado la Biblioteca Mario Vargas Llosa ofrecía, gratuitamente también, publicaciones y marcapáginas. La temperatura y el ambiente festivo propiciaron que niñas y niños se remojaran en las fuentes del parque, en su particular inauguración del espacio recuperado.