17 Goles ha sido un torneo de fútbol callejero decidido a hacer de su modestia un ejemplo de contribución para cambiar el mundo a través del deporte. Un torneo raro, pensaban algunos al comprobar que los partidos seguían una pauta diferente, basada en las reglas del fútbol 3 que la organización Street Football World inventó en Brasil para extender a todo el mundo y que buscan generar cambio social a través de la práctica deportiva. “Tres tiempos, no árbitros”, es el lema. El fútbol 3 es una forma diferente de jugar, con el foco puesto en el juego limpio, la igualdad y el trabajo en equipo. Una forma de comportamiento que desarrolla en los jóvenes las habilidades que necesitan para crecer y progresar más allá del terreno de juego.
En este tipo de fútbol se establecen tres tiempos: en el primero los jugadores negocian cuáles serán las normas con las que van a jugar, en el segundo se juega el partido sin que el adulto intervenga más que como mediador y, tras el tiempo de juego, los jugadores reunidos determinan qué puntos se lleva cada equipo (los goles más los puntos por juego limpio o por haber cumplido mejor las reglas pactadas). El mediador ejerce un papel destacado en esta forma de fútbol. En caso de conflicto hay que dejar que el niño se pueda expresar, es muy importante identificar las emociones y preguntar por ellas. Voluntarios, entrenadores de los equipos del barrio e integrantes de la organización «The Third Half» fueron los encargados de mediar en los partidos.
Mientras los partidos se jugaban en la cancha del Casino de la Reina y el solar de la calle Embajadores 18, en la plaza Nelson Mandela se colocaba una portería portátil en la que niños y niñas podían marcar su gol hacia los ODS. También en Nelson Mandela, el proyecto músico-social DaLaNota hacía sonar con la fuerza de su orquesta de niños y niñas el Danzón nº2 del mexicano Arturo Márquez, composición que reivindica justicia para los pueblos indígenas. Bajo un pequeño toldo un colectivo de mayores cuentacuentos apagaban los sofocos del calor y el retraso en la programación, conversando y probando las deliciosas bebidas oficiales del torneo: bissap (hibisco), bui (baobab) y limonada que la Asociación de Inmigrantes Senegaleses en España se encargó de proveer. El fruto del baobab es muy rico en vitaminas del grupo B y contiene seis veces más vitamina C que las naranjas. También contiene dos veces más calcio que la leche.
En la plaza Arturo Barea había instalado un castillo hinchable para regocijo de los pequeños, mientras junto a la estatua de Agustín Lara escribían su nombre en idiomas y caracteres diferentes, árabe, wolof, chino o bengalí, una pequeña porción de la riqueza cultural desarrollada por la humanidad perceptible en algo tan simple y tan íntimo como nuestro nombre.
Otros talleres programados por la Mesa de Infancia y Juventud del Distrito Centro (con sede el Centro Comunitario Casino de la Reina), enseñaban a rellenar con semillas y tierra el interior de muñecos, a los que les crecerá césped en la cabeza en los próximos días, aprender a cuidar el planeta construyendo una valla para el huerto, circulación vial en bicicleta, buscando la sostenibilidad de las ciudades…
El principal objetivo era implicar a niños y niñas en la construcción de un mundo más sostenible. Por eso sus promotores, los responsables del club de fútbol Dragones de Lavapiés, eligieron como lema los ODS (los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU para 2030). «Nuestra inspiración nació al ver un balón con los iconos de los ODS impresos», explicaron. Era un balón cosido en Kenia por la ONG Alive and Kicking, que realiza una importante labor de concienciación diseñando balones con mensaje. El sábado 27 esos mismos balones rodaban por las plazas de Lavapiés, uno de los barrios más multiculturales de Europa (los 120 niños de Dragones son de más de 30 procedencias nacionales distintas).
El primero de los objetivos de desarrollo es terminar con la pobreza, el último, el diecisiete, es crear alianzas para lograr los objetivos. Los Dragones de Lavapiés quieren que los niños del barrio sean agentes de cambio, que se sientan capaces de asumir los grandes retos de la humanidad y encontraron en la Mesa de Infancia del Distrito Centro a los mejores aliados: entidades como el Huerto del Casino, Cruz Roja, Ajema, Paideia o DalaNota se sumaron a la celebración creando juegos y talleres inspirados en los ODS y que puntuaban en el torneo. En el Ayuntamiento de Madrid la iniciativa fue respaldada con un acuerdo de patrocinio por parte del Distrito Centro.
Las medallas al final eran para todos, pero no se puede decir que hubiera una ceremonia al uso… era bonito hacer una ceremonia de entrega horizontal, donde en algunos momentos los propios niños se han puesto las medallas o se las ponían a otros. Además venían los bomberos y es tradición cerrar el Día de la Infancia en Lavapiés, en el Casino de la Reina, con un fantástico y refrescante manguerazo.
Fue una gran recompensa a los esfuerzos de mucho tiempo ver a tantas entidades involucradas en la celebración del Día de la Infancia y del Torneo 17 Goles y también a tantos voluntarios y voluntarias dedicados a trabajar juntos, construyendo comunidades más resilientes y ciudades más sostenibles y cumpliendo el ODS16: ¡crear alianzas! Y, por supuesto, a los jugadores, jugadoras y equipos de AD La Paz, CDR La Paloma, Ajema, Paideia, Da La Nota, Santa María.
Finalmente sí hubo goles en Madrid el pasado sábado 27 de mayo. Los de la noche dieron la victoria en la Copa al Fútbol Club Barcelona y gloria al Deportivo Alavés. Los que por la mañana se marcaron en Lavapiés fueron de aquellos que muchos entrenadores ponen como ejemplo: en profundidad, compenetración en el logro del objetivo, culminación de la labor del equipo. Pasos pequeños pero pasos decididos.