Fachada del cine Montecarlo ( calle Embajadores, 152) 1962

Ahora que celebramos los 125 años de la llegada del cine a Madrid, nada mejor que festejarlo con la llegada de un nuevo miembro como vecino al distrito, cuando la industria del cine no pasa por su mejor momento. Y eso es lo que ha ocurrido con el nuevo cine Embajadores, que ha abierto sus puertas a contracorriente en junio de 2020 mientras la mayor parte del mundo confinado disfrutaba del séptimo arte en su casa. Con tres salas y con una cartelera actual que incluye ciclos, documentales y monográficos.

Aunque la historia del distrito nos indica que han cerrado la mayor parte de las salas tradicionales que poblaban Arganzuela, y distritos vecinos como Usera,  y le conferían un empaque cultural. Los cines de antes establecían una jerarquía de los clasificaba como cines de barrio: podían ser de estreno, reestreno, sesión continua o con matinales infantiles y, según se dieran las sesiones, la sala tenía más o menos enjundia. Las favoritas, proyecciones americanas del oeste, cine clásico y las épicas de romanos.

Lo mismo que ocurría con los precios de taquilla: los de sesión continua eran los más económicos y te permitían estar toda la tarde enlazando como mínimo dos películas (una principal y una de relleno) lo que incluía también el NODO, con una única entrada. Lo cual era lo más parecido a un ciclo o monográfico sobre temas cinéfilos.

Cines de barrio

Arganzuela contaba con el cine Candilejas (ubicado en la plaza Luca de Tena, 1), que se inauguró el 6 de abril de 1958 con la película El hombre de las llaves de oro y dio de baja su actividad treinta años después, en 1988, aunque sus puertas se cerraron antes. Exhibía cine de estreno y reestreno y tenía un aforo de 1.474 localidades.

No muy lejos de allí, se alzaba el cine América (en el paseo de las Delicias, 105), que, tras su apertura en 1947, estuvo otra treintena de años en activo compaginando su espacio como sala de fiestas. Se abría 291 días al año hasta 1977. En la calle de Juan Sebastián Elcano estuvo un cine del mismo nombre que contaba con un aforo de 968 localidades y cerró sus puertas en 1972.

El distrito también contaba también con el cine Delicias (Tortosa, 8), que inauguró su cartelera en 1929  y, tras la guerra, reabrió en 1942 con el clásico La fiera de mi niña. Tenía una capacidad de 1.112 butacas y cerró sus instalaciones en 1974 para convertir su patio en un edificio de viviendas. Y al cine Embajadores primigenio (en Embajadores, 55) se unía un conocidísimo cine Lusarreta (Paseo Delicias, 41) que, desde 1941 a 1974, realizaba proyecciones por sesión hasta que se transformó en el Teatro Cómico.

La lista la completaban, entre otros ejemplos, el cine Montecarlo (en Embajadores, 152) que podía reunir a más de un millar de espectadores y que albergaba también una sala de fiestas. Se abrió en 1931, reapareció en los años 40 y bajó la pantalla en 1984. También se puede mencionar el cine Pizarro, con sesiones continuas y sistema en Cinemascope, que estuvo en liza durante años por una ampliación con el cine Lusarreta con los que compartían ubicación casi continua (paseo Delicias,25).

Fotograma de película Surcos en el barrio de Acaacias ( 1951) Foto de UCM
Fotograma de película ‘Surcos’ (1951) en el barrio de Acacias.

Para neófitos de lo ‘independiente’

Los barrios del distrito también han protagonizado escenas destacadas dentro de la filmografía española con títulos rodados como Tacones lejanos (1991),  la de época Nicholas y Alexandra ( 1971)  o Surcos (1951) y sigue brindando emplazamientos para localizaciones y rodajes, a los que se une el distrito de Usera.

Y el distrito también es la cuna actual de varias de las salas más conocidas de cine independientes como Cineteca que, ubicada en el complejo cultural Matadero -plaza de Legazpi,8-,  además alberga ciclos para cinéfilos, eventos y es el plató de grabación del ya decano programa de televisión del sector como es Días de cine (en La 2) que lleva en antena desde 1991.

Junto con otras como Artistic Metropol -Gigarreras, 6-, unas coquetas salas multiusos en las que además de exhibir cine independiente de estreno, se organizan encuentros, eventos y ciclos con sesiones infantiles, pelis clásicas y la proyección de cortometrajes.

Y para no dejar estación del año sin pantalla grande, Arganzuela también convierte sus noches de verano en salas de cine con propuestas de proyecciones en la calle durante los meses estivales con entrada libre en dos puntos del vecindario, el auditorio del parque Tierno Galván y en solar en la esquina de la calle Chulapos.