En pleno corazón del barrio de Valdebebas se encuentra el Parque Princesa Leonor que junto con el Parque Forestal de Valdebebas-Felipe VI, forma parte del Bosque Metropolitano de Madrid. En éste, los espacios verdes urbanos funcionan como verdaderos corredores ecológicos facilitando el movimiento de las diversas especies entre hábitats urbanos, semiurbanos o naturales cercanos.

En el Parque Princesa Leonor se ha recreado el paisaje agroforestal que antiguamente se encontraba en la zona, acercando el entorno rural a la ciudad, un espacio donde conviven los sistemas naturales, los productivos y los urbanos.

 

[Imagen 1: detalle de la cartelería del parque con los paisajes del mismo. Fuente: Madrid Ambiental]

 

Entre los primeros destaca el paisaje de ribera asociado al -recientemente recuperado arroyo de Valdefuentes. Este pequeño afluente del Jarama aparece mencionado a finales del siglo XVI en un acta del Concejo de Madrid debido a su tránsito por terrenos de viñedos. Su cabecera se sitúa en el municipio de Alcobendas por donde circunda un amplio paraje con el mismo nombre, así como la avenida también homónima. Al recibir las aguas del arroyo de los Tempranales da lugar al arroyo de Valconejero, el cual vierte sus aguas en el arroyo de Quiñones que finalmente desemboca en el Jarama.

A ambos lados del cauce de este arroyo encontramos vegetación típica de ribera- fresnos (Fraxinus spp), álamos (Populus spp) y sauces (Salix spp)– extendiéndose por los diversos senderos que nos llevan hasta la laguna artificial. Se sitúa en el punto más bajo del parque -al noreste- donde podemos observar una enorme variedad de aves acuáticas – focha común (Fulica atra), la gallineta (Gallinula chloropus), el zampullín (Tachybaptus ruficollis) o el ánade real (Anas platyrhynchos)– tanto en sus aguas como entre la vegetación palustre –eneas (Thypas spp), carrizos (Phragmites australis), juncos (Juncus spp), etc.-circundante.

 

[Imagen 2: detalle de la cartelería del parque con las cuencas fluviales del mismo. Fuente: Madrid Ambiental]

 

Caminando hacia el interior del parque por los diversos senderos que parten del ecosistema fluvial, nos encontramos una extensa estepa cerealistatrigo (Triticum spp) y cebada (Hordeum vulgare)– junto a otros cultivos de secano –girasoles (Helianthus annuus spp), olivos (Olea europea) o almendros (Prunus dulcis) – y diversos frutales –membrillo (Cydonia oblonga), falso manzano (Malus perpetu “Evereste”), morera blanca (Morus alba)– marcando los diversos senderos que atraviesan el terreno. Este conjunto de plantaciones que recorre de noreste a suroeste la franja media del parque conforma el segundo de sus paisajes: el paisaje agrícola.

 

[Imagen 3: Estepa cerealista del paisaje agrícola. Fuente: Madrid Ambiental]

 

Este paraje rememora las antiguas campiñas que ocupaban estos terrenos en los que se cultivaban aquellas especies adaptadas a los fríos inviernos y a los calurosos y secos veranos del clima semicontinental que tiene lugar en la mayor parte de nuestra región. Se trata del paisaje dominante en la meseta castellana en el que, probablemente, los habitantes más destacados sean las aves esteparias como -la frecuentemente vista por estos lares- la cogujada común (Galerida cristata), pese al declive de sus poblaciones debido al abandono y/o sustitución de la agricultura tradicional por otras formas de explotación.

 

[Imagen 4: Girasoles del paisaje agrícola. Fuente: Madrid Ambiental]

 

Si seguimos ascendiendo hacia la vertiente noroccidental del parque -hacia donde se ubican los miradores- atravesaremos el tercero de los paisajes del parque, típico del centro peninsular: la dehesa. Ocupando la zona más elevada del parque, en este paraje se ha recreado la transición natural de las especies mediterráneas de dehesa en función de la altitud.  Especies representativas de las zonas más bajas y cálidas de hoja perenne, como las encinas (Quercus ilex) y los alcornoques (Quercus suber), dan paso a los marcescentes melojos o rebollos (Quercus pyrenaica) -en las proximidades de los miradores- sin olvidar a los quejigos (Quercus faginea) dispersos entre los anteriores.

Desde las atalayas que encontramos en el Parque Princesa Leonor, tenemos una visión panorámica no solo de este parque, sino también del colindante Parque Forestal de Valdebebas- Felipe VI. En este espacio verde, están igualmente representadas las dehesas mediterráneas típicas del Sistema Central e Ibérico, de la Alcarria o de los Montes de Toledo. Al contrario de lo que ocurre con el recién inaugurado Princesa Leonor, los ejemplares del Valdebebas- Felipe VI cuentan ya con casi dos décadas de crecimiento, lo que confiere a este parque un eminente carácter forestal.

La implantación de estas especies autóctonas en los diversos paisajes del parque está en consonancia con la filosofía de Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) subyacente en todo el proyecto de este espacio verde.

A través del enfoque SbN en el diseño del parque se consigue una mejor gestión de los recursos hídricos, ya que aplica los principios que operan en la Naturaleza. Este es el motivo por el que se ha considerado prioritaria la repoblación del espacio con especies autóctonas encinas (Quercus ilex), alcornoques (Quercus suber), quejigos (Quercus faginea), girasoles (Helianthus annuus spp), olivos (Olea europea), almendros (Prunus dulcis), etc.- adaptadas a los veranos secos y cálidos de nuestra región: lograr una optimización del agua.

Además de estos paisajes, dentro del parque encontramos numerosos espacios de refugio y alimentación para los polinizadores, insectos imprescindibles en el desarrollo y establecimiento de los ecosistemas naturales. El Jardín de Polinizadores o el parterre de aromáticas que hay junto al Centro de Educación Ambiental constituyen claros ejemplos de este tipo de hábitats.

 

[Imagen 5: Jardín de Polinizadores. Fuente: Madrid Ambiental]

En frente del Centro de Educación Ambiental encontramos un rodal de especies aromáticas autóctonas de gran tamaño favorecedoras de la presencia de polinizadores. Las especies que sirven de alimento para estos insectos son entre otros el romero (Rosmarinus officinalis), el mirto (Myrtus communis), la artemisia, (Artemisia absinthium), la lavanda (Lavandula pedunculata), el espliego (Lavandula latifolia), la salvia (Salvia lavandulifolia) y algunas especies de jaras (Cistus ladanifer o Cistus laurifolius).

 

[Imagen 6: Parterre de aromáticas. Fuente: Madrid Ambiental]

 

Los polinizadores son insectos clave para la pervivencia de los ecosistemas y para nuestra propia subsistencia. Además de otros muchos servicios ecosistémicos, estos animales se encargan de fertilizar el 84% de las especies cultivadas en Europa para consumo humano.

La principal causa de desaparición de estos insectos es la pérdida y fragmentación del hábitat debido principalmente a la urbanización. Además, los ambientes urbanos agravan los problemas que sufren los insectos con otros factores como el efecto isla de calor, la luz artificial o el tráfico.

Al hablar de polinización, habitualmente se nos viene a la cabeza la famosa abeja de la miel (Apis mellifera). Sin embargo, esta especie es en la actualidad doméstica y no es la responsable de la polinización de todas las plantas. De hecho, la instalación de un número elevado de colmenas de apicultura industrial, perjudican a los polinizadores silvestres con los que compiten por los recursos y a los que transmiten enfermedades.

Los polinizadores pertenecen a cuatro grandes grupos u órdenes de insectos: coleoptera (escarabajos), lepidoptera (mariposas y polillas), diptera (moscas) e hymenoptera (abejas, avispas y hormigas). Cada uno de ellos está especializado en un tipo determinado de plantas. Por ello, cuanto mayor diversidad de polinizadores, mejor funcionarán los ecosistemas.

Además de diversas especies aromáticas y plantas nutricias para las mariposas, en el Jardín de Polinizadores se han instalado varios nidales artificiales u hoteles para insectos. La expansión de los recursos florales y de los lugares de refugio y anidamiento suponen un incremento en la abundancia y diversidad de estos insectos. Además, estos espacios son un excelente recurso educativo para informar a los usuarios del parque sobre la actual problemática de los polinizadores y, así, promover la participación ciudadana en iniciativas relacionadas con su conservación.

Sobra decir que la presencia de insectos atrae a otros animales como ratones, topos y una gran variedad de aves, aumentando la biodiversidad y la creación de un verdadero ecosistema natural en un entorno urbano.

 

Si quieres conocer el Parque Princesa Leonor, los polinizadores que viven en él, la biodiversidad y otras tantas interesantes temáticas ambientales tienes varias maneras de hacerlo.

  • Desde el Centro de Educación Ambiental, dependiente de la unidad de Gestión y Conservación del Parque, nos sugieren dos itinerarios interpretativos como son el “Paisaje Agrícola” y “Biodiversidad y colores”. El Centro está abierto los sábados y domingos de 9:30 a 14:30 h (a excepción de agosto que cierra), y actualmente cuenta con dos exposiciones que se pueden visitar libremente: “Raíces y alas” y resultado del Concurso fotográfico de los árboles de Madrid. El equipo educativo del Centro nos invita a conocer mejor a los habitantes del parque. No te pierdas sus propuestas.
  • Desde el programa Madrid Ambiental os proponemos dos actividades para recorrer este nuevo espacio natural en el barrio de Valdebebas: los itinerarios ornitológicos y las visitas guiadas por el Parque.

En ambos casos podéis inscribiros a través de nuestro correo electrónico: proambiental@madrid.es

 

“Cada pequeña cosa que haces realmente importa, y ayuda a construir el mundo en el que quieres vivir”

Wangari Maathai