“Vi desaparecer los arrecifes de coral que estudié como alumna en un abrir y cerrar de ojos, aquellos de los que durante décadas escribí y hablé como obituarios oceánicos. Pero los problemas grandes y aterradores sin soluciones conducen a la apatía, no a la acción… Los pequeños pasos dados por muchas personas en sus patios traseros suman.”

Nancy Knowlton

A mediados de diciembre de 2023 fue noticia una desgracia ocurrida en las costas gallegas, la llegada de microplásticos a la costa por la caída al mar desde un buque de un contenedor de 26 toneladas. Los sacos contenidos en este contenedor se encontraban repletos de pellets de plástico, también conocidos como lágrimas de sirena o ganza. Las dinámicas del mar hicieron que pudiéramos ver la fatalidad, no solo en el agua si no en la tierra.

El debate sobre los plásticos parece reavivarse. Pareciera que necesitáramos de este tipo de noticias para darnos cuenta de que en Madrid también hay playa.

[Imagen 1: Pellets de plástico. Fuente: Pixabay

Hay playa en Madrid porque no somos ajenos a lo que ocurre en el mar y mucho menos en la costa.

Aunque nuestro municipio no toque estas aguas saladas, guardamos una estrecha relación con el Mar en Madrid. Cada uno de nosotros consume productos que directa o indirectamente o bien llegan por el mar, llegan del mar o terminan en el mar. Y si miramos la arena de cualquier playa y la de cualquier parque madrileño, veremos restos de residuos bien parecidos.

Vivimos en un mundo globalizado y consumista en el que todo está al alcance de la mano, lleno de residuos que también alcanzan el mar.

Hace siglos la relación de un habitante del centro de la península y el mar era escasa, hoy nuestros pies viajan más rápido. Podemos ir y venir varias veces en un mismo día; en coche, en tren o en avión. Y así lo hacen los paquetes que recibimos y los artículos que compramos. La globalización tiene muchas ventajas, pero tiene muchos, desastrosos y difícilmente controlables problemas. Si cabe, el mayor problema es no ver la realidad. Por ello cuando un desastre ocurre, una oportunidad se abre para el debate, la sensibilización y el cambio.

[Imagen 2: Sopa de plástico en el mar. Fuente: Pixabay

Hablamos de pellets, pequeños trozos de plásticoLos pellets son materias primas para fabricar productos plásticos, es decir recursos y no residuos.

Y no es lo mismo un microplástico (aquella partícula de 0,5mm hasta 1nm) que un pellet de plástico, ya que los primeros son fragmentos de productos plásticos que se han roto, dividido o segmentado hasta obtener ese tamaño.

La fabricación de un material de plástico comienza añadiendo aditivos a estos pellets y a continuación, mediante calor se funden para elaborar ya sea una tapa de un bolígrafo, un barreño, una botella o fibras, por poner algunos ejemplos.

Hemos dicho, añadir aditivos, y es que el plástico no viene solo, y si hablamos de la toxicidad de un plástico debemos prestar atención a estos añadidos. Estos se usan para aumentar la estabilidad, la resistencia a los rayos ultravioleta o para darle color. Los plásticos son polímeros con poca o muy baja toxicidad (según su composición). Son los aditivos y los químicos que se adhieren a ellos los que importan en este aspecto. Dicho esto, debemos diferenciar bien entre material tóxico y material contaminante.

La cosa se complica en el terreno de los contaminantes, porque hay pellets de muchos tipos de plástico; de polietileno de alta densidad (HDPE), de polietileno de baja densidad (LDPE), poliestireno (PS), de polipropileno, cloruro de polivinilo (PVC), de tereftalato de polietileno (PET), de policarbonato (PC), de acrilonitrilo butadieno estireno (ABS), …etc. Podemos suponer  que no son igual de contaminantes y que su descomposición sera bien diferente. Todos ellos en forma de pellets son susceptibles de pasar a la cadena alimentaria.

[Imagen 3: Botella de tereftalato de polietileno. Fuente: Pixabay

Estamos en cualquier barrio de Madrid. Salimos del portal, bajamos a la calle. Miramos al suelo y a los pocos pasos que demos ya habremos visto un residuo. Seguimos nuestro camino de poco más más de cinco minutos podemos hacer una lista con los diferentes residuos que habremos visto. El número de ellos dependerá del barrio, de la calle o incluso del día y de la hora. Curiosamente en Madrid, de media, cada 30 segundos caminando habremos encontrado una papelera y en ningún barrio caminaremos más de un minuto para encontrarnos con ellas. Y es que en calles comerciales o peatonales, cada 20 y 30 metros encontramos una papelera, cada 30 a 50 en calles normales y en calles poco transitadas entre 50 y 100 metros. A pesar de ello damos “libertad” a estos residuos para que busquen su camino hacia el mar. (Fuente: El Confidencial y datos del Ayuntamiento de Madrid)

De todos los residuos que terminan en los mares y océanos, más de un 80% son plásticos, de los cuales un 49% son plásticos de un solo uso y un 27% son plásticos utilizados en la pesca. Entre los plásticos de un solo uso que se han encontrado en playas, aguas y fondos marinos, un 86% responde a los siguientes: las tapas, tapones, botellas, bastoncillos de algodón, artículos de higiene, bolsas de aperitivos, bolsas de plástico, pajitas, cubiertos, platos, vasos, globos, envases de alimentos y colillas. El 70% de este plástico queda en el fondo marino, el 15% en la columna de agua y el 15% en la superficie. Lo que vemos en las costas al final es solo una muy pequeña parte del problema. (Fuente: UNEP, Nature Journal y Greenpeace).

[Imagen 4: Colillas en un tocón. Fuente: Pixabay

Muchos nos hemos asustado al escuchar la noticia del vertido de pellets, y no es para menos. Vamos a ver unos datos para que comprender la magnitud de ese desastre ecológico.

  • El vertido de pellets de plástico tan solo representa el 0,3% de microplásticos que terminan en los océanos. Los microplásticos procedentes de los productos de cuidado personal representan el 2%. El 3,7% por los revestimientos marinos de barcos en forma de pinturas antiincrustantes. El 7% provieniente de la señalización vial. Ahora vienen los porcentajes más altos. Ojo, porque el polvo de las ciudades es la fuente de un 24% de estos microplásticos. Este polvo responde a la abrasión de objetos como las suelas de calzado sintético, utensilios de cocina sintéticos, abrasión de infraestructuras como el césped artificial, del polvo doméstico o de la ciudad, los revestimientos de edificios, o entre otros muchos de los vertidos de por ejemplo detergentes. construcción de infraestructuras.
  • La segunda fuente de microplásticos en los océanos son los neumáticos con un 28%, por su abrasión o desgaste van dejando ese rastro invisible que acompaña al agua en su ciclo.
  • Por último la fuente mayoritaria de microplásticos son los textiles sintéticos con un 35%. (Fuente: UICN y Microplasticsolutions.org)

El mar comienza el las alcantarillas de las calles madrileñas

Comienza en los bordes de las carreteras. Comienza en el ropero. El estado del mar depende de nuestro tipo de consumo.

[Imagen 5: Colillas y plástico en el agua. Fuente: Pixabay

Algunos podemos pensar en que no hay nada en nuestra mano para hacer. Para nada es así. Nuestras acciones individuales de consumo diario condicionan absolutamente todo ello. Esos pellets mezclados con la arena del mar son la materia prima para fundir y elaborar otros productos plásticos. Reducir la dependencia del plástico en nuestro día a día es fundamental para que se reduzca la fabricación de estos productos. Si la demanda es menor la producción también lo será.

Si entendemos que nuestras acciones de consumo comienzan en nuestra misma casa, nuestros residuos se generan desde nuestro hogar y terminan en el mar, es indiferente la distancia a la que estén rompiendo las olas, que todo ciudadano y ciudadana tiene vistas al mar. La playa comienza desde nuestra casa.

 

Rechaza los productos con microplásticos y elige opciones más saludables.