Observar aves, pajarear, además de ser un entretenimiento estupendo, contribuye a aliviar -entre otros problemas de salud- la ansiedad y la depresión tan alarmantemente frecuentes y en aumento entre la población juvenil y adulta.

En este sentido los madrileños somos unos privilegiados, ya que nuestro municipio cuenta con numerosos espacios verdes que albergan una inmensa variedad de aves que, según la época del año, van cambiando. ¿Sabes por qué cambian?

Aprovechando el enorme patrimonio verde madrileño, desde el Programa Madrid Ambiental ofrecemos una batería de rutas ornitológicas. Rutas forestales como las que desarrollamos en el Parque Forestal de Valdebebas-Felipe VI y en el Monte de El Pardo, itinerarios de ribera por el Parque Lineal del Manzanares – Madrid Río y, por supuesto, itinerarios ornitológicos por los parques urbanos como son el Parque Emperatriz María de Austria, el Parque Juan Carlos I, el Parque del Oeste y nuestra reciente incorporación: el Parque Enrique Tierno Galván.

Y es que para iniciarse en el mundo de la ornitología no hay nada como los parques urbanos. En ellos hay suficientes especies para comenzar a identificarlas sin saturarnos. Además, en estos lugares las aves se muestran confiadas lo que nos permite poder observarlas con mayor detenimiento.

 

[Imagen 1: Mirlo común (Turdus Merula). Fuente: Madrid Ambiental]

 

El Parque Enrique Tierno Galván -uno de los más extensos de Madrid con 45 Ha– se encuentra ubicado entre la estación de metro de Planetario y la de Méndez Álvaro, muy cerca de la antigua estación de ferrocarril de Delicias. Esta zona era conocida como el “Cerro de la Plata” o “Cerro negro”, debido al color que el hollín -desprendido por la antigua locomotora de carbón- dejaba en el terreno circundante que era utilizado como vertedero de escombros, motivo de su curiosa orografía. Gracias a esta singular topografía en diferentes alturas, se pudieron construir los tres miradores y los cuatro estanques que encontramos dentro del parque. La cota más alta se sitúa entorno a los 600 metros, lo que convierte al parque en uno de los mejores lugares de Madrid donde contemplar espectaculares panorámicas de la ciudad desde todas las perspectivas, así como la puesta de sol, especialmente desde el mirador del Oeste.

 

 

[Imagen 2: Mirador norte del Parque Enrique Tierno Galván. Fuente: Madrid Ambiental]

 

En el interior del parque y, debido también a esta diferencia de cotas, los diversos elementos arquitectónicos -como el Planetario o el auditorio- están comunicados por sinuosos y ondulantes caminos y senderos con extensas praderas a su alrededor.

 

[Imagen 3: Izda: Planetario. Fuente: Madrid Ambiental]

 

En sus praderas, además de las especies podemos encontrar una variada flora de pinos (pinus spp), cipreses (cupressus spp), cedros (cedrus spp), arces (acer spp), magnolios (magnolia spp), cerezos (cerasus spp), almendros (prunus spp), ciruelos (prunus spp), moreras (morus spp), chopos (populus spp), plátanos de sombra (Platanus x hispcanica), tilos (tilia spp), almeces (celtis spp), catalpas (catalpa spp) diversos rosales y setos de piracanto (Pyracantha coccinea), cotoneaster (cotoneaster spp) u olivillo (Phillyrea angustifolia) junto a una gran variedad de plantas aromáticas como el romero (Salvia rosmarinus) y la lavanda (Lavandula officinalis). Si tenéis la ocasión de visitar el parque en primavera, podréis disfrutar de sus cautivadores paseos de cinamomos (Melia azedarach) cuyas flores os embriagarán con su delicioso aroma.

[Imagen 4: Paseo de cinamomos (Melia azedarach) y detalle de la flor. Fuente: Madrid Ambiental]

 

No podemos dejar de mencionar la formidable vegetación de ribera -olmos (ulmus spp), fresnos (fraxinus spp), sauces (salix spp), tarajes (tamarix spp)- alrededor de los cuatro estanques y sus cascadas. En definitiva, diferentes especies arbóreas y arbustivas -tanto caducas como perennes- conforman zonas forestales y otras adehesadas que se traducen en una gran variedad de ambientes en los que poder observar aves.

Su proximidad al Parque Lineal del Manzanares, a Madrid Río y al Parque Forestal de Entrevías lo convierte en un importante corredor ecológico entre dichas zonas verdes de la ciudad. El Parque Enrique Tierno Galván se trata, por tanto, de un espacio con grandes posibilidades para la observación de aves debido a su extensión, diversidad de ambientes y proximidad a otros parques urbanos.

En el Parque Enrique Tierno Galván podemos observar aves plenamente urbanas como son los gorriones comunes (Passer domesticus) y molineros (Passer montanus), estorninos (Sturnus unicolor), pinzones (Fringilla coelebs), palomas domésticas (Columba livia), torcaces (Columba palumbus) y zuritas (Columba oenas), tórtolas turcas (Streptopelia decaocto) o urracas (Pica pica).

No nos deben despistar los colores de los ejemplares de cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) y cotorras de Kramer (Psittacula krameri), ya que se trata de especies exóticas….

De ambientes abiertos y ajardinados hasta otras más forestales que necesitan de la presencia de grandes árboles y arbustos para llevar a cabo su ciclo vital. Entre estas últimas encontramos a los mirlos (Turdus merula), mitos (Aegithalos caudatus), petirrojos (Erithacus rubecula), currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) y cabecinegras (Sylvia melanocephala) agateadores (Certhia brachydactyla), carboneros comunes (Parus major) y garrapinos (Periparus ater), herrerillos (Cyanistes caeruleus), reyezuelos (Regulus ignicapilla), verderones (Chloris chloris), verdecillos (Serinus serinus), autillos (Otus scops), picapinos (Dendrocopos major), pitos ibéricos (Picus sharpei), etc.

Además, debido a la importante presencia de láminas de agua, podemos ver diversas especies de acuáticasánades reales (Anas platyrhynchos), zampullines (Tachybaptus ruficollis), gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundos) y sombrías (Larus fuscus), lavanderas blancas (Motacilla alba) y cascadeñas (Motacilla cinerea), cormoranes (Phalacrocorax carbo), garzas reales (Ardea cinerea), garcetas (Egretta garzetta)- y alguna que otra limícola como el andarríos chico (Actitis hypoleucos).

Al igual que ocurre con las cotorras, en esta zona también suele haber una pareja de gansos del Nilo (Alopochen aegyptiaca) que es una especie exótica invasora. Podemos observarlos de cerca si es que han venido desde Madrid Río, donde crían varias parejas de esta especie.

 

[Imagen 5: Estanques del Parque Enrique Tierno Galván. Fuente: Madrid Ambiental]

 

Algunas de las aves que podemos observar son sedentarias, o esto es lo mismo que decir que pasan todo su ciclo vital en la ciudad; mientras otras visitarán el parque en determinadas épocas. Por ejemplo, desde primavera recién llegados tras su periplo transahariano, hasta final de agosto que vuelven a marchar,  podemos ver surcando los cielos en busca de insectos, grandes bandadas de aviones (Delinchon urbicum), vencejos (Apus apus) y golondrinas (Hirundo rustica). Estas tres especies, que en la naturaleza anidan en acantilados y barrancos, encuentran en diversos elementos urbanos como puentes o tejados, condiciones similares en las que establecer su guarida. Lo mismo ocurre con pequeñas rapaces como los cernícalos primilla (Falco naumanni) y vulgar (Falco tinnunculus) o los milanos negros (Milvus migrans) o reales (Milvus milvus).

Con la llegada del calor serán también más abundantes las abubillas (Upupa epops) o los abejarucos (Merops apiaster); mientras que la bajada de temperaturas traerá el paso migratorio de los papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca). En invierno es más probable ver a las gaviotas y cormoranes.

Como vemos, podemos considerar al Parque Enrique Tierno Galván, y a los parques urbanos en general, como puntos calientes de biodiversidad en las ciudades. Un estudio reciente ha descubierto que de las 10.052 especies de aves que existen en el mundo, 2.041 (20%) habitan en las ciudades.

La biodiversidad, o diversidad biológica, es el conjunto de todos los seres vivos, el ambiente en el que viven y la relación que guardan con otras especies

 

La diversidad biológica aporta a la sociedad una incalculable multitud de beneficios que se conocen con el nombre de servicios ecosistémicos. Las aves proporcionan servicios de regulación como la dispersión de semillas o el control biológico de plagas y otros beneficios no materiales como la inspiración artística, la identidad cultural o natural quién no se siente identificado con determinados paisajes sonoros-, la salud mental y emocional y -por último-, pero no menos importante, son verdaderos indicadores de la calidad ambiental urbana y de la conservación de los ecosistemas.

Por ejemplo, el vencejo común (Apus apus) es el indicador por antonomasia de la calidad ambiental de las ciudades. El descenso del 40% de su población -actualmente en la categoría de Vulnerable- debería hacernos reflexionar acerca de la sostenibilidad y la calidad ambiental de nuestras ciudades.

En general, el declive de las aves a nivel mundial es una clara voz de alarma sobre el estado en el que se encuentran los ecosistemas. A nivel internacional un 49% de las especies de aves han experimentado un declive en su población. Según el Libro Rojo de las Aves, en España, el 56% de las especies estudiadas presenta problemas de conservación y el 25% se encuentra amenazada e incluida en categorías de riesgo de extinción.

Desde Madrid Ambiental os animamos a participar a través de nuestros itinerarios ornitológicos en el conocimiento y observación de aves, además de favorecer con ello  la conservación de los espacios verdes y de su biodiversidad.

 

[Imagen 6: Aves en vuelo. Fuente: Ayuntamiento de Madrid]

 

“Es necesario crear oportunidades de conocer para conservar la biodiversidad en nuestras ciudades. Conocer las aves es el primer paso para amarlas y protegerlas. Porque sólo se protege aquello que se ama, y se ama aquello que se conoce”