Despejada, soleada y fresca mañana invernal en El Pardo. Acuáticas, paseriformes, carpinteros y, tal vez, alguna rapaz son los tipos de aves que podemos encontrar en las inmediaciones del tramo de la senda fluvial que recorreremos, paseando por ambas márgenes del Manzanares.

Antes de comenzar a andar, en el punto de encuentro, un cormorán grande (Phalacrocorax carbo) sobrevuela por encima de nosotros presagiando su numeroso avistamiento. Hacia la mitad del itinerario, media docena de ellos descansaban impertérritos en la cima de otros tantos chopos, dejándose bañar por los calientes rayos solares en la gélida mañana.

 

[Imagen 1: Cormorán grande (Phalacrocorax carbo). Fuente: Jorge Murillo- usuario de Madrid Ambiental] 

 

Otros que disfrutan de los primeros atisbos luminosos son los estorninos negros (Sturnus unicolor) y las palomas torcaces (Columba palumbus), hieráticas, en lo alto de los álamos. También han sido cuantiosos los carboneros comunes (Parus major) y herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus) que hemos podido avistar a lo largo del paseo; en gran parte gracias a sus incesantes, alegres y potentes cantos.

Un pico picapinos (Dendrocopos major) se encarama al tronco de una falsa acacia, su roja nuca nos indica que se trata de un ejemplar macho. Mientras le observamos, una cotorra argentina (Myopsitta monachus) pasa muy cerca de él emitiendo su habitual estridente reclamo, pero aquel ni se inmuta. Sorprendentemente, será de las pocas cotorras que veremos hoy. Sin embargo, no ocurrirá lo mismo con sus reclamos. Los escucharemos en varias ocasiones durante el recorrido, al igual que los de la tórtola turca (Streptopelia decaocto). A ésta última no la veremos, pero la hemos tenido muy presente auditivamente hablando.

Una elegante garza real (Ardea cinerea) surca el cielo hasta que se posa sobre un ciprés de Arizona que se encuentra en la otra margen del río, justo a nuestra altura. Los reclamos de una pequeña lavandera blanca (Motacilla alba) nos hacen desviar la mirada hacia el lado opuesto. Parece disuadir a un pinzón vulgar (Fringilla coelebs) que se encuentra a su lado. Finalmente, se percatan de nuestra presencia y echan a volar.

 

[Imagen 2: Garza real (Ardea cinerea). Fuente: Jorge Murillo- usuario de Madrid Ambiental] 

 

A la altura del azud, vemos sobre el murete de piedra al primero de los también numerosos petirrojos europeos (Erithacus rubecula) que nos hemos ido encontrando por el camino. Nos ha llamado la atención un par de individuos de esta solitaria especie, ya que iban juntos de rama en rama. Tal vez se tratase de una pareja bien avenida.

Sin embargo, pocos han sido los mirlos comunes (Turdus merula) que han aparecido esta mañana. Nos encontramos con el primero subido en una valla a muy pocos metros de nosotros. Al principio sus tonalidades grisáceas y parduzcas, así como su pequeño tamaño nos despistan, pero en cuanto comienza a cantar salimos de dudas: se trata de una hembra o de un individuo joven.

Entre los carrizos y las eneas de las isletas que se encuentran en el medio del cauce, avistamos a una cría de gallineta común (Gallinula chloropus). Es de un tamaño menor que un ejemplar adulto y, además, aún no presenta el pico demasiado rojo. La madre no debe andar muy lejos.  Ésta quizás sea otra que veremos un poco más adelante. Las escucharemos en varias ocasiones durante nuestro paso por esta zona cercana a la Pasarela de Mingorrubio, donde abundan las isletas con cuantiosa vegetación palustre.

 

 [Imagen 3: Pinzón vulgar (Fringilla coelebs). Fuente: Jorge Murillo- usuario de Madrid Ambiental] 

 

Un resplandor amarillo capta nuestra atención, se trata de una lavandera cascadeña (Motacilla cinerea). La única que contemplaremos hoy. Mientras la observamos, una pareja de gansos del Nilo (Alopochen aegyptiaca) pasa tan rauda como escandalosa sobre nosotros.

Otros que no han salido a nuestro encuentro en esta fría mañana han sido los gorriones. Tan solo hemos visto a una gorriona común (Passer domesticus) buscando alimento en el suelo muy cerca de nosotros. Al que sí hemos podido observar hasta en cuatro ocasiones ha sido al tan escurridizo y cotizado martín pescador (Alcedo atthis); eso sí, ninguna de las veces lo hemos visto posado.

 

 [Imagen 4: Petirrojo europeo (Erithacus rubecula). Fuente: Jorge Murillo- usuario de Madrid Ambiental] 

 

Varios mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita) se mueven velozmente entre las ramas secas de los arbustos lacustres, cuando el inconfundible y poderoso canto de un cetia ruiseñor (Cettia cetti) nos deja maravillados y, falsamente, esperanzados de poder contemplarle.  Sabe camuflarse muy bien entre la maleza, al igual que lo hace en los árboles el agateador europeo (Certhia brachydactyla) mientras sube por el tronco, en este caso, de una encina cercana.

Otro que no para de relinchar, y que tampoco llegaremos a ver, es el pito ibérico (Picus sharpei). Nos extraña su insistente reclamo sin cesar durante varios minutos.De vuelta al inicio, veremos al primer y único carbonero garrapinos (Periparus ater) de la mañana.

En el silencio del camino percibirás sonidos que te indicarán la dirección donde poder contemplar a las preciadas criaturas aladas.

Te esperamos para disfrutar con nosotros de alguna mañana pajarera. Solo necesitas unos prismáticos y dejarte seducir por estos, tan pequeños como necesarios, seres.

 

 

“Los pájaros aprenden a volar sin saber nunca a dónde los llevará el vuelo”

Mark Nepo