Esta fresca mañana de septiembre nos hemos reunido en el Puente de Capuchinos, en El Pardo, para comenzar nuestro itinerario ornitológico. El recorrido ha sido un paseo circular por la senda fluvial del río Manzanares.
Nada más llegar, antes de comenzar la ruta, una garza real (Ardea cinerea) nos ha sobrevolado majestuosa, marcando el inicio de lo que sería un fructífero día de avistamientos.
[Imagen 1: Garza real (Ardea cinerea). Fuente: Pexels.]
Otro de los protagonistas frecuentes de la jornada que ha venido a saludarnos muy temprano ha sido el carbonero común (Parus major). Además de observarle, hemos podido escuchar su alegre y agudo repertorio musical casi tantas veces como el del cetia ruiseñor (Cettia cetti). Su súbita y explosiva sucesión de notas han estado acompañando nuestro paseo. Aunque estos últimos parecían querer mantenerse escondidos, finalmente hemos tenido la suerte de ver dos ejemplares. El primero, entre unos juncos cercanos al río, y el otro, tras cruzar la pasarela de Mingorrubio, posado en la arena.
[Imagen 2: Cetia ruiseñor (Cettia cetti). Fuente: Pixabaya.]
Surcando los cielos nos han sobrevolado varias bandadas de gaviotas cuya especie concreta no hemos llegado a determinar, pues se encontraban demasiado lejos para ello. En cambio, hemos observado claramente varios grupos buitres leonados (Gyps fulvus) acompañados de un buitre negro (Aegypius monachus) que hemos podido distinguir debido a su silueta más rectilínea en vuelo, a diferencia de la típica forma de “V” del leonado.
Curiosamente, al principio nos ha sorprendido la poca actividad de las aves, quizá por la resaca de las fiestas patronales, que comenzaron el 31 de agosto y terminan mañana. De hecho, solo hemos visto una cotorra de Kramer (Psittacula krameri) volar sobre nosotros, cuando en otras ocasiones las cotorras son una presencia habitual.
A lo largo del recorrido hemos avistado especies comunes en diferentes entornos de la ciudad como el estornino negro (Sturnus unicolor), la paloma torcaz (Columba palumbus), el mirlo común (Turdus merula), el gorrion comun (Passer domesticus) y la urraca (Pica pica). En cuanto a esta última, nos ha conmovido ver a un ejemplar de urraca (Pica pica) pendiendo de un hilo, que parecía de pesca, que colgaba de las ramas de un fresno.
[Imagen 3: Urraca (Pica pica). Fuente: Pexels]
Este incidente nos ha llevado a reflexionar sobre la importancia de no dejar elementos que puedan ocasionar daños a la fauna que habita en los espacios verdes que visitamos. Siempre debemos dejar los espacios naturales y zonas verdes tal y como nos los encontramos, tanto por respeto a la fauna y al medioambiente como al resto de posibles visitantes. A todos nos gusta poder disfrutar de un entorno seguro, limpio y saludable.
En cuanto a las aves acuáticas, también estaban bastante esquivas esta mañana. Hemos avistado algunos ánades azulones (Anas platyrhynchos) en plena muda, vistiendo su plumaje de eclipse y un trío de ánades frisos (Mareca strepera) que nadaban tranquilamente en las aguas del Manzanares.
[Imagen 4: Ánade friso (Mareca strepera). Fuente: Juan Perales Rodríguez / Fototeca CENEAM.]
A lo largo del día hemos tenido la suerte de ver varias especies más, incluyendo dos picos picapinos (Dendrocopos major), varios herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus), algunas tórtolas turcas (Streptopelia decaocto), una lavandera blanca (Motacilla alba), y un papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) que pronto emprenderá su migración transahariana como muchas otras aves estivales. Además, hemos observado grandes bandadas de aviones comunes (Delinchon urbicum), vencejos comunes (Apus apus) y golondrinas (Hirundo rustica) cazando conjuntamente en acrobáticas y quebradizas persecuciones en vuelo.
Una pareja de petirrojos (Erithacus rubecula) que se encontraba encima de un muro de piedra, ha marcado el punto final de tanta frugalidad. Han continuado con sus reclamos, impertérritos ante los ladridos de varios perros y las conversaciones de sus acompañantes, así como ante los veloces ciclistas que pasaban cerca de ellos.
Sin embargo, sin lugar a duda, la estrella del día ha sido el martín pescador (Alcedo atthis). Hemos avistado dos ejemplares que pasaron volando rápidamente, y aunque al principio apenas nos dimos cuenta de su fugaz aparición, al final hemos podido disfrutar de la presencia de uno que, como broche de oro, se ha posado durante un buen rato en una rama junto al río, permitiéndonos admirar su brillante plumaje azul.
[Imagen 5: Martín pescador (Alcedo atthis). Fuente: Pixabaya.]
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“Cuando menos te los esperas, el martín pescador te regala una escena”
Participantes del itinerario ornitológico por El Pardo del 7 de septiembre.