Repetir un mismo recorrido con frecuencia, con todos los sentidos puestos en la avifauna, nos da una gran ventaja para conocer la naturaleza próxima. Si por el contrario cada día nos aventuramos a recorrer un lugar distinto, nuestro cerebro tratará de adaptarse al nuevo lugar desperdiciando nuestros sentidos parte de la atención hacia las aves. Con esto queremos decir que es bueno para el pajarero que comienza familiarizarse con su entorno y avanzar desde su casa hasta lo recóndito. El parque o jardín que nos sea más conocido es el mejor lugar para empezar.
En la actividad del domingo hicimos precisamente esto, recorrer el mismo lugar que llevamos haciendo varios años. Y es que con el tiempo sabemos dónde podemos encontrar sorpresas, donde podríamos ver tal especie o por que zona se mueve tal otra. Otra cosa ya es que el día se nos de mejor o peor, pero desde luego que el paseo, en este caso por el Parque Lineal del Manzanares, nos encanta.
Entrados en el parque explicamos el mapa y su distribución, para que aquellos que lo visitan por primera vez tengan una idea de su dimensión y paseos. También destacamos el hecho de que ese fin de semana y el resto de los de mayo, se está celebrando por las tardes un festival de música electrónica dentro del parque y desconocemos el efecto que pudiera tener respecto a nuestros avistamientos. Sí que sabemos que el efecto del ruido es negativo y afecta a sus niveles de estrés, descanso, gasto de energía, comunicación, alimentación y éxito reproductivo.
En este caso es el bosque de ribera lo más destacado y que nos llevará a dedicarle más tiempo, aunque no por ello darnos más alegrías. Y es que caminando por la dehesa de olivos nos encontramos con unas pocas abubillas (Upupa epops) que nos alegraron el deambular. Se encontraban activamente comiendo del suelo. Ya previamente habíamos encontrado correteando mirlos (Turdus merula), pastando palomas torcaces (Columba palumbus) y urracas (Pica pica) curioseando. Nos acompañaba el gorjeo irregular de los gorriones molineros (Passer montanus), alguno de los cuales parecía estar buscando insectos para sus crías.
[Imagen 1: Abubilla. Fuente: Madrid Ambiental.]
Llegados al río nos detuvimos en varios de los puentes que nos hacen de punto de observación aguas arriba y aguas abajo. No tuvimos la suerte más que de ver alguna gallineta (Gallinula chloropus), escuchar a un ruiseñor bastardo (Cettia cetti) y a otro que más abajo le respondía y también el vuelo de milanos negros (Milvus migrans) muy arriba en el cielo.
Bajamos por la margen izquierda y en otro puente disfrutamos el chapoteo en la orilla de varios jilgueros (Carduelis carduelis) que se iban turnando para su aseo o refresco mañanero. Vimos próximas varias tortugas, concretamente galápagos de florida (Trachemys scripta) que se soleaban en la orilla y sobre alguna piedra. El momento se cortó por entrada en escena de un perro que corriendo y saltando entró en el cauce y desencadenó el buceo de los galápagos y huida de las demás aves que tratábamos de distinguir entre las eneas.
Pudimos hablar y exponer la problemática que supone nuestra presencia y la de nuestras mascotas en zonas fluviales, lacustres o costeras. Es sabido y comprobado científicamente que los cánidos suponen una amenaza seria para las aves, ya que su presencia acarrea un importante estrés, dificulta la obtención de alimento, quedan privadas de descanso, y si llega el caso de tener que huir conlleva un gasto energético elevado.
No es solo un perro, son muchos perros a muchas horas del día todos los días. Y evidentemente la responsabilidad no es suya, es de los dueños, dueñas o acompañantes.
Existe una normativa, bien conocida y por desgracia no respetada por todos los vecinos del municipio. El incumplimiento de las normativas supone además de una actitud insolidaria, en este caso particular un desequilibrio ecológico serio que dificulta mucho la renaturalización de nuestros espacios verdes.

[Imagen 2: Puente en el Parque Lineal del Manzanares. Fuente: Madrid Ambiental.]
Estos momentos de reflexión, debate sano y aprendizaje sobre el puente nos llevaron a perder algo la atención sobre las aves que nos rodeaban, pero pronto recuperamos la vista y el oído dando con algunos cantos de verdecillos (Serinus serinus). Tuvimos oportunidad de ver muy discretamente un verderón (Chloris chloris) posado en el suelo. También hubo momentos a lo largo de la actividad para que las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) y las de Kramer (Psittacula krameri) nos mostraran su belleza, porque además de especies exóticas invasoras, son animales fabulosos. Lo cortés no quita lo valiente.
En el último puente, ya metidos en las problemáticas que enfrenta la fauna en la ciudad, detectamos a un gato cerca del río. Y hablamos en este caso de la amenaza grave que supone los gatos domésticos que tienen acceso al exterior de sus casas a nivel mundial especialmente en relación a las aves y a los reptiles, problema muy agravado en caso de las islas.

[Imagen 3: Observando abubillas entre los olivos. Fuente: Madrid Ambiental.]
Los vencejos (Apus apus) en el aire (evidentemente) y alguna paloma zurita (Columba oenas) camuflada entre torcaces (Columba palumbus) y palomas domésticas (Columba livia) nos dieron la despedida de esta mañana de pajareo y conversación.
“La idea humana más destructiva ha sido que todas las criaturas del planeta han sido creadas para servir a los seres humanos. Esta ha sido la base de toda destrucción ecológica”.
Sadhguru.


