Recordando visitas recientes, el Itinerario Ornitológico por el Parque de Juan Carlos I nos genera gran expectación. Además, contamos con la meteorología de nuestra parte, y en contraste al muy lluvioso día de ayer, nos recibe una mañana fría pero despejada y relativamente agradable. El parque, de gran tamaño, no muy concurrido por la hora temprana y el recelo de muchos a un tiempo adverso, y su gran diversidad de espacios que incluye zonas arboladas y ajardinadas, elementos de agua, praderas y asfalto, nos proporciona unas condiciones idóneas para la observación.
Antes de abandonar el aparcamiento hemos podido identificar a varios de los imprescindibles y menos reacios al contacto con el asfalto: el gorrión común (Passer domesticus), la paloma bravía o doméstica (Columba livia), la urraca (Pica pica) y una muy presente hoy lavandera blanca (Motacilla alba). Pero si hay que destacar un ave omnipresente en este día, es sin duda al estornino negro (Sturnus unicolor), que a esta hora aún dormitan sobre las farolas.
Nada más atravesar la frontera entre el gris de las aceras y el verde de las praderas, la paloma torcaz (Columba palumbus) reemplaza por completo a la bravía. De igual modo, algunos de los grupos de gorriones que observamos en el suelo resultan ser de gorrión molinero (Passer montanus). Ente los árboles encontramos a la curruca cabecinegra (Curruca melanocephala) y de un lado para otro, y con poca discreción, reclama atención la inevitable e invasora cotorra argentina (Myopsitta monachus).
[ Imagen 1: Ría y olivar en Parque Juan Carlos I. Fuente: Madrid Ambiental. ]
En el dique que divide el estanque en dos alturas encontramos una preciosa composición. Cómo si alguien les hubiera ordenado esperarnos allí, y en casi perfecta formación bajo los tímidos rayos de sol encontramos alineados al ánade azulón (Anas platyrhynchos), al ganso del Nilo (Alopochen aegyptiaca), al cormorán grande (Phalacrocorax carbo) y a la poco habitual en este parque, garza real (Ardea cinerea). Entre tanto nos sobrevuelan algunas gaviotas sombrías (Larus fucus).
[ Imagen 2: Garza real. Fuente: pixabay. ]
A partir de este punto nos adentramos en el olivar adehesado, donde nos recibe alto y claro el canto del pito ibérico. Sin embargo, poder observarlo será arduo y no se logrará hasta casi el final, pero supuso un divertido reto adicional en la visita. Entre tanto pudimos ir encontrando otras sorpresas como el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), un gran número de ruidosos verdecillos (Serinus serinus), el herrerillo común (Parus caeruleus) o el mirlo (Turdus merula).
Cruzamos la ría y, como si las distintas especies de paloma hubieran acordado repartirse el parque, encontramos el pequeño terreno asignado a la paloma zurita (Columba oenas), que es la única que encontramos durante un trecho del camino y no volvemos a ver en otro lugar. En esta orilla, y con el sol luciendo ya con más fuerza, descubrimos (y escuchamos) mucha más animación, tanto en el olivar como en el pinar que se suceden en nuestro recorrido. Volvemos a ver, pero en mayor número y sonoridad, a las dos especies de gorriones, al verdecillo, a la paloma torcaz o al colirrojo tizón y a incontables estorninos, y junto a estos al petirrojo (Erithacus rubecula) y al pinzón vulgar (Fringilla coelebs). También anda por aquí el carbonero común (Parus major) comprobando que nadie haya arrojado por error alguna apetitosa semilla en la papelera y un carbonero garrapinos (Periparus ater) dando cuenta -como en un gesto de autoafirmación- de una enorme piña.
Y como sorpresa final, solo unos pocos metros delante de nosotros, y casi en el único momento de la mañana que habíamos dejado de escucharle, encontramos al esquivo pito ibérico (Picus sharpei) perforando el suelo en busca de alimento (de ahí su repentino silencio). Un desenlace que resultó ideal tras un planteamiento con mucha expectación, y una trama con muchos giros. Así pues, podemos decir que la jornada ornitológica “fue de cine”.
[ Imagen 3: Pito ibérico (Picus sharpei) en el Juan Carlos I. Fuente: Madrid Ambiental. ]
[ Imagen 4: Hoyo dejado por Picus sharpei en el mismo lugar en el que fue fotografiado. Fuente: Madrid Ambiental. ]
¿Qué puedo hacer para disfrutar observando aves en Madrid?
Aspectos esenciales son la actitud, la paciencia y prestar mucha atención. Es recomendable cierta discreción y comodidad en el vestir, moderar el posible ruido, evitar la compañía de mascotas que puedan ahuyentar a las aves, así como estar equipado con prismáticos y guía. Siempre tendremos más éxito en las primeras horas de la mañana y en las últimas de la tarde.
Si además quieres compartir la experiencia te invitamos a a acompañarnos en nuestras actividades de observación de aves, tanto a pie (Itinerarios Ornitológicos) como en bicicleta (BiciAves) por diferentes zonas de la ciudad, así como nuestros taller de Iniciación a la Ornitología. No se requiere ningún conocimiento previo para ellas y puedes encontrar las mismas en nuestro catálogo trimestral. Para inscribirte o cualquier consulta o sugerencia relacionada puedes contactarnos en proambiental@madrid.es.
Por último os recordamos que próximamente publicaremos una entrada en nuestro blog con la recopilación de todas las especies de aves vistas a lo largo de un año completo en nuestros itinerarios ornitológicos.
“Sé como el oyente de pájaros que no tiene necesidad de interpretar lo que los pájaros tienen que decir, sino que simplemente se contenta con que los pájaros digan lo que tienen que decir.”
Wald Wassermann