El Parque Juan Carlos I resulta siempre una opción bastante segura para la observación de aves. Nos ofrece una gran extensión repartida en diversos ambientes tales como rías y estanques, colinas y praderas, y arbolado variado. De este modo, diversas especies urbanas pueden encontrar unas condiciones aceptables. Nuestro itinerario ornitológico de hoy llega, por otra parte, en una época  interesante para observar el comportamiento de las aves. La primavera es época de llegada de algunas reseñables especies migratorias, y también tiempo de cortejo y anidamiento para muchas. Además la mañana resulta muy agradable climatológicamente aunque ligeramente nublada lo que nos resta algo de luminosidad.

 

El primer gran momento de la jornada tuvo lugar a cierta distancia del parque, en el punto de encuentro de la actividad y en plena vía urbana. A pocos metros de nuestra ubicación descubrimos a una pareja de herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus) entrando y saliendo de manera frenética de un agujero situado en el tronco de un olivo. Esta linda escena de unos futuros padres acondicionando su nido resultó un preámbulo inmejorable para nuestra actividad.

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[Imagen 1: Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) en los alrededores del Metro Feria de Madrid. Fuente: Madrid Ambiental]

Tanto en las inmediaciones del parque, como en la zona de aparcamiento a través del cual accedimos al mismo, pudimos observar varias de las especies más habituales. Se trataba del omnipresente gorrión común (Passer domesticus); de la paloma bravía (Columba livia) y la paloma torcaz (Columba palumbus), alternando su presencia en función de si dominaba el asfalto o la pradera; de la oportunista urraca (Pica pica) y del, muy numeroso aquí, estornino negro (Sturnus unicolor). También avistamos en medio de una rotonda a la, cada vez más urbanizada, lavandera blanca (Motacilla alba).

 

El Parque Juan Carlos I presenta una gran variedad de entornos idóneos para aves acuáticas como son los estanques, la ría que parte de estos y en la que se realizan deportes acuáticos, y el lago acondicionado para la pesca. Una de las observaciones más inesperadas fue la de un solitario cormorán grande (Phalacrocorax carbo). Esto es sorprendente dado que es una especie de presencia habitualmente invernal, pero este ejemplar -probablemente el mismo que ya avistamos en nuestra anterior visita– parece haberse convertido en residente permanente del parque. En cualquier caso, será algo que podremos comprobar en nuestras próximas visitas.

 

[Imagen 2: Aves acuáticas en Parque Juan Carlos I. Fuente: Madrid Ambiental]

También aquí nos reencontramos con la pareja de gansos del Nilo (Alopochen aegyptiaca) que acababan de ser padres en la mencionada visita y que vemos de nuevo acompañados de sus pequeños, ya algo más crecidos. Otra vieja conocida fue la extraña anátida de color blanco y mancha roja en la zona ocular que identificamos en su momento como pato criollo (Cairina moschata domestica), una especie exótica domesticada de empleo ornamental en algunos parques. Para completar el listado de aves acuáticas no podemos olvidar a dos clásicos como el ánade azulón (Anas platyrhynchos) y la gallineta (Gallinula chloropus).

 

Los hallazgos más esquivos a la par que gratificantes esperaban como siempre entre las ramas de los árboles, donde las hojas brotan ya con gran intensidad. Los más asequibles fueron, como era de esperar, el mirlo común (Turdus merula) y el gorrión molinero (Passer montanus). Uno de los que más y mejor se mostró fue el jilguero común (Carduelis carduelis), mientras que el carbonero garrapinos (Periparus ater) se mostró especialmente escurridizo ante nuestros prismáticos. El carbonero común (Parus major) se hizo esperar hasta el final de la jornada, cuando las esperanzas de identificar nuevas especies ya eran escasas.

 

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[Imagen 3: Olivar adehesado en Parque Juan Carlos I. Fuente: Madrid Ambiental]

Especial mención para dos especies qué, pese a delatar su presencia durante casi todo el tiempo por medio de sus característicos cantos, se antojaron bastante esquivos al principio, aunque finalmente pudimos observar varios ejemplares. Nos referimos en particular al pito ibérico (Picus sharpei) y al serín verdecillo (Serinus serinus), los cuales protagonizaron algunas de las observaciones más apreciadas por los participantes.

 

Finalmente hemos de dejar constancia de aquello que vimos sobre nuestras cabezas y que ilustra mejor que nada la llegada de la primavera (al menos para los aficionados a las aves). Nos referimos a los incesantes y vertiginosos vuelos de la golondrina común (Hirundo rustica) , el avión común (Delinchon urbicum) y el vencejo común (Apus apus).

 

[Imagen 4: Paloma torcaz (Columba palumbus) a la izquierda y paloma bravía (Columba livia) a la derecha. Fuente: Madrid Ambiental]

Hasta aquí el bagaje en cuanto a observaciones en este itinerario, algunas de las cuales ofrecieron un gran nivel de detalle en cuanto a rasgos y comportamientos. Como curiosidad cabe destacar el hecho de no haber observado, en toda la actividad, un solo ejemplar de ninguna de las dos especies de cotorra presentes en Madrid.

 

No nos queda más que animaros a conocer a estos increíbles animales, tan esquivos y accesibles, y descubrir la gran diversidad de ellos que comparten ciudad con nosotros. Para compartir la experiencia os invitamos a acompañarnos en nuestro Itinerarios Ornitológicos. ¡Os esperamos!

 

“Las aves son el grupo más popular del reino animal. Los alimentamos y domesticamos y creemos que los conocemos. Y, sin embargo, habitan un mundo realmente bastante misterioso. ”

David Attenborough