“Tras una noche de tormenta llega la calma”, al menos en cuanto a la lluvia se refiere. Esta mañana el invierno ha continuado recordándonos que aún estamos en su estación. Se presenta un día frio, con viento y nuboso. En un día así podemos encontrar a las aves muy activas recuperándose de las lluvias pasadas y preparándose para las venideras, o muy poco refugiadas del viento.

En nuestro itinerario ornitológico por el parque forestal de Valdebebas-Felipe VI hemos descubierto a las aves muy activas. La velocidad de sus movimientos y la luz grisácea han hecho que el día resulte un reto para entrenar nuestra capacidad de observación e identificación.

En este parque visitamos la zona cercana al Arroyo de Valdehiguera donde encontramos diferentes ecosistemas. Una zona adehesada con repoblaciones de pino piñonero (Pinus pinea) y encina (Quercus illex), un área más urbana junto a la zona de juegos infantiles, un bosque de ribera bordeando el arroyo y una pradera de gramíneas.

[Imagen 1: Parque forestal de Valdebebas-Felipe VI. Fuente: Madrid Ambiental]

Comenzamos el itinerario entrando al parque por su puerta de acceso nº1 en la Avenida de las Fuerzas Armadas. Desde una zona elevada observamos la Glorieta de Isidro González Velázquez donde alguna vez nos han sorprendido diferentes especies paseando por su interior. En esta ocasión encontramos un grupo de estorninos negros (Sturnus unicolor) sobre las farolas que bordean la glorieta.

Continuamos caminando mientras observamos como las urracas comunes (Pica pica) se entrelazan en vuelo como si estuvieran jugando entre ellas. Sore algunos arbustos y árboles observamos palomas torcaces (Columba palumbus) que doblaban las ramas bajo su peso.

Al llegar a los toboganes en seguida nos sorprende una pareja de lavanderas blancas (Motacilla alba) con su ágil caminar. En esta zona con más presencia humana también encontramos grupos de gorriones comunes (Passer domesticus) y gorriones molineros (Passer montanus) escrutando el suelo en busca de comida. Entre las ramas de un árbol se mueve velozmente un pájaro con destellos amarillos. No conseguimos saber que se trata de un mosquitero común (Phylloscopus collybita) hasta que se posa durante unos segundos sobre una de las ramas.

Avanzamos hasta el primer estanque donde encontramos tres zampullines comunes (Tachybaptus ruficollis). Nos detenemos un rato para observar bien los detalles del pico y la coloración rojiza alrededor del cuello. Aunque no suelen cantar mucho deciden sorprendernos con su gracioso reclamo. Al final del estanque también se encuentra una pareja de ánades azulones (Anas platyrhynchos) que casi pasamos de largo, pues se encontraban completamente inmóviles descansando sobre el agua.

[Imagen 2: Zampullín común (Tachybaptus ruficollis). Fuente: Madrid Ambiental]

Seguimos los caminos junto al arroyo. Un ave de gran tamaño se dirige volando hacia nosotros. Se trata de una garza real (Ardea cinerea) que pasa sobre nuestras cabezas sin prestarnos la más mínima atención.

Mientras caminamos escuchamos diferentes cantos provenientes de la pradera de gramíneas. En este parque la pradera se deja crecer, respetando los ciclos naturales de las plantas. Esto hace que sea un sitio perfecto para los pequeños passeriformes. Les proporciona un lugar donde refugiarse y alimentarse. Entre flores y herbáceas conseguimos ver algunos serines verdecillos (Serinus serinus), colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros), petirrojos europeos (Erithacus rubecula) y pinzones vulgares (Fringilla coelebs). Cuando alguno decide posarse sobre las retamas o almendros (Prunus dulcis), que crecen salpicados por la pradera, aprovechamos para poder ver bien su morfología.

[Imagen 3: Pinzón vulgar (Fringilla coelebs). Fuente: CENEAM]

De repente una sombra pasa por nuestro campo de visión. Dejamos de observar la pradera para mirar al cielo donde encontramos un milano negro (Milvus migrans). Sobre el tronco de un árbol de ribera vemos un pito ibérico (Picus sharpei) al que enseguida se le une su pareja. Se quedan un rato juntos en el mismo tronco mientras se intercambian toques con el pico, ofreciéndonos una tierna escena.

Volvemos nuestra vista hacia la pradera para ver si encontramos alguna especie más. Sobre las ramas de un almendro un pájaro muy pequeño capta nuestra atención. Nos cuesta un poco saber de quién se trata, no para de moverse y es muy pequeño. La franja amarilla sobre su cabeza lo delata, es un reyezuelo listado (Regulus ignicapilla), una de las aves más pequeñas de Europa.

[Imagen 4: Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla). Fuente: CENEAM]

Seguimos nuestro camino hablando sobre las especies que hemos visto hasta el momento. Llegamos a una zona de pinos donde escuchamos el inconfundible canto de un carbonero común (Parus major). Se encuentra bastante lejos por lo que sabemos que debemos armarnos de paciencia hasta dar con el pino en el que se encuentra. La paciencia da sus frutos y conseguimos localizarle con nuestros prismáticos.

De nuevo una rapaz sobrevuela el parque, en esta ocasión se trata de un milano real (Milvus milvus). Comentamos lo raro que nos parece no estar viendo ningún mirlo común (Turdus merula). Como si le hubiéramos llamado aparece uno sobre una roca no muy lejos de nosotros.

Regresamos por el otro lado del arroyo donde nos esperan más sorpresas. De una retama sale el canto inconfundible de la curruca capirotada (Sylvia atricapilla) que se asoma hacia las ramas más externas permitiéndonos observarla unos segundos antes de que echar a volar. En los chopos conseguimos ver varios jilgueros europeos (Carduelis carduelis).

[Imagen 5: Curruca capirotada (Sylvia atricapilla), macho en la derecha y hembra en la izquierda. Fuente: CENEAM]

Desde lo alto de la ladera asoman volando varios aviones comunes occidentales (Delichon urbicum). Este año se han adelantado un poco, no los esperábamos hasta el mes de marzo. Disfrutamos de sus piruetas aéreas mientras comentamos su morfología. Antes de despedirnos hasta el próximo itinerario un par de cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) atraviesan el cielo sobre nuestras cabezas.

Ha resultado ser un buen día de pajareo. Desde el Programa Madrid Ambiental os invitamos a observar las aves que se encuentran conviviendo con nosotros en la ciudad. Solo hace falta paciencia y silencio para disfrutar de estos animales. Si queréis observar aves con nosotros podéis inscribiros a nuestros itinerarios ornitológicos a pie y en bici. Os recordamos que para aquellos que queréis empezar con el mundo de las aves ofrecemos un taller de iniciación a la ornitología en línea y presencial.

“Las aves son los aeronautas más exitosos que el mundo ha visto. Vuelan alto y bajo, a gran velocidad y muy lentamente. Y siempre con extraordinaria precisión y control.”

David Attenborogh