La borrasca Filomena además de cubrir con un manto blanco las calles y parques de Madrid, hemos observado un fenómeno que nos ha resultado curioso… ¡unas imágenes de la noche de Madrid en las que el cielo tenía un tono anaranjado y parecía que era de día!

¿A qué se debe este fenómeno?  Ya os adelantamos que no es extraordinario…

En un día normal el alumbrado público en la ciudad genera mucha contaminación lumínica que hace que a veces el cielo tenga también un tono anaranjado y no podamos ver las estrellas.

Lo que ocurrido estos días en Madrid, es que las luces urbanas se han reflejado sobre la nieve -blanca- y han provocado esa luminosidad. Esto mismo ocurre en las pistas de las estaciones de esquí, que parece que siempre es de día aunque haya anochecido. ¡OJO! En un bosque, sin iluminación, o en alguna zona de montaña con la misma cantidad de nieve que hemos tenido como consecuencia de la borrasca Filomena, no se habría producido este efecto de ser de día en una noche nevada.

Volviendo a las tres imágenes superiores:

  • El atardecer, es el color natural y sostenible de Madrid.
  • La Boina, es el resultado de la acumulación de la contaminación atmosférica de Madrid, y no es natural ni sostenible.
  • El color rojizo de la noche y su iluminación en días nevados es el resultado de la contaminación lumínica de Madrid, que no es natural ni sostenible.

Dejamos una breve observación: hay que tener en cuenta que el disfrute de cierta belleza suele esconder daños ambientales. Para observar y disfrutar la naturaleza debemos partir del cuidado del entorno, y aseguraremos encontrar una belleza sostenible.

¡Ah! No te olvides de ponerte la #mascarillahomologada y mantener la distancia entre personas, como medidas para frenar los contagios de COVID-19.