En el día Internacional de los Bosques queremos dar una pincelada a la idea de bosque. A la necesidad de estas interacciones entre especies que conforman un tejido que lo hace integro, maravilloso y protector de todos.

Hoy no puede ser un día más si no celebramos la existencia de los bosques. La palabra bosque produce multitud de sensaciones. Los bosques son parte de casi cualquier cultura, son un lugar mental al que llegar a través de los cuentos populares, a través de la emoción de lo más primitivo de nuestros instintos. Así nos sentimos al pasear por un bosque.

Los beneficios de un bosque, más allá de la consideración que tenemos de ellos respecto a una mayor o menor sensibilidad, son muchos:

  • Reducen la erosión del suelo al disminuir el impacto de la lluvia, así como de la escorrentía superficial.
  • Son el hogar de una abrumadora cantidad de especies. Es refugio y fuente de alimento. Allí ocurre todo.
  • Generan un microclima. Esto quiere decir que el clima de una localidad puede llegar a ser muy diferente que el del bosque existente en aquel lugar. Dentro la humedad es mayor, las temperaturas son menos extremas, la radiación y la luz solar en el interior es menor, así como la velocidad del viento. En definitiva, permite la vida a muchos niveles.
  • Es bien conocido el que son un sumidero de carbono. Pero también merece la pena resaltar la producción de oxígeno que emiten a la atmósfera, de la que todos los seres vivos de este planeta nos nutrimos.

Hay un dicho que expone que “un bosque es más que un conjunto de árboles”. Y es bien cierto. No es un conjunto de árboles, ni de árboles con animales entre, bajo y sobre sus ramas. Es un todo. Pero de este conjunto un gran olvidado del bosque es la fauna y flora descomponedora. Los seres vivos como bacterias, hongos, insectos, arácnidos o moluscos entre muchos, que consiguen que la materia muerta en el bosque sea materia fértil para nueva vida.

La madera muerta de un bosque es bosque. Bajo ella hiberna un tejón, sobre ella viven variadas especies de musgos, para muchos hongos esa madera es un festín, escarabajos trepan para hacer su puesta entre sus huecos, y un picapinos rebuscará estas mismas larvas. La madera muerta no está tan muerta.

 

«Quien planta árboles está al lado de la eternidad. Nuestra codicia legítima de más bosques es la búsqueda de una humanidad más humana»

Joaquín Araújo